No entendían qué es lo que había ocurrido. Pero tampoco intentó sobrepensarlo. Podía comprender la reacción de su mayor. Había "huido" del país, lo había dejado todo y ahora regresaba como si nada hubiera pasado en esos meses, era obvio que si no se mostraba sentimental, se mostraría molesto y para desgracia suya, ahora se encontraba con una gasa en la boca y una bolsa de hielos en la mejilla, mientras era observado por todos sus compañeros de grupo en la enfermería de la agencia.
—¿Te duele mucho? —se atrevió a indagar Felix, sentándose a su lado.
—Estoy bien —le respondió con suavidad.
—Es un imbécil, ¿cómo se atreve a pegarte de esa manera? —de quejó.
—Hyung —le interrumpió—. Está bien, lo entiendo, yo también lo hubiera hecho.
El más alto suspiró acercándose de igual manera.
—A juzgar por todo esto, debo suponer que no funcionó tu lejanía —lo señaló.
—¿Debo ser más claro? —inquirió, burlón—. Lo jodí todo..., esto es lo menos que merezco ahora.
—¿Por qué te fuiste, Minnie?
El interés de Changbin los hizo mirarlo y esperar con ansias la respuesta del menor. Se quedaron quietos y Kim simplemente se reacomodó, moviendo ligeramente la bolsa de hielos sobre su mejilla.
—Ni siquiera yo lo sé —se encogió en hombros—. Me asusté y no quise arrastrarlos conmigo, lo siento.
—No te lamentes, es claro que te sentirías así, cualquiera se sentiría en el borde, luego de hablar con Choi —quiso consolar—. Pero, aunque queramos evitarlo, ustedes dos deben arreglarse, tenemos un regreso y no nos conviene tener a dos integrantes con intenciones de una pelea.
—Lo sé, hyung —asintió—. Y estaré dispuesto a hacer las pases.
Sintió que la lengua le quemó y la voz en su cabeza comenzó a gritarle y dejarle en claro que era un gran mentiroso. Se sintió todavía peor cuando vio que los otros le sonreían, incluso mostrando sus dientes. La consciencia se le remordió y ahora ya no pudo dejar de pensar en que todos iban a terminar odiándolo cuando tenga que irse.
Por otro lado, el líder del grupo se las arregló para alcanzar al menor. Lo atrapó en el estacionamiento y le impidió subirse a la camioneta. Lo vio nervioso, con la mirada asustadiza y arrepentida. Justo como un gatito arisco.
—Minho, ¿qué carajos pasó?
El otro le miró, lanzando luego un largo suspiro.
—No sé por qué le pegué, yo... agh, ¿viste su maldita sonrisa? Es claro que sólo vino a burlarse de mí.
—¿Burlarse de ti?
—Sí... tú escuchaste a Choi, estuviste conmigo cuando nos dijo que estaba pensando en hacerlo debutar como solista y que por eso también debíamos alejarnos, para no entorpecer su futuro, también la escuchaste cuando me dijo incompetente porque Seungmin ya estaba tan estable como para volver a los escenarios y ahora él... —bufó.
—Yah —le sobó la espalda—. Tranquilo, estás actuando como si no conocieras la codicia enferma de Choi, tú sólo conoces una parte de la realidad... Minho eres un adulto, eres maduro, no puedes prestarte a estos juegos.
El castaño se rascó la nuca, sin saber qué responder, sabía que su amigo tenía razón. Era un secreto a voces el que la cabecilla de la agencia estuviera cegada por la codicia, todos lo sabían, pero nadie era capaz de hacérselo saber sin arriesgar su trabajo de por medio, y ahora parecía que nuevamente estaba trabajando sola a favor de su bolsillo.
—Vamos, tienes que disculparte con él, de todas maneras—sugirió.
Minho aceptó a regañadientes. Fue dirigido por su líder y ambos reingresaron al interior del edificio. Las dudas se hicieron más ruidosas en su cabeza y en ese momento ya ni siquiera sabía qué es lo que iba a hacer.
¿Un abrazo?, ¿una simple disculpa?, ¿un beso? Suspiró una vez más. Bang se detuvo en una máquina despachadora de agua y llenó un vaso, para luego dárselo. Minho lo entendió y le agradeció, quedándose solo cuando hubieron llegado a la enfermería.
Lee se adentró a la pieza con el vaso en mano. Seungmin ahora se encontraba solo, mirando a la nada con la bolsa en la mejilla. Verlo así le hizo sentirse más culpable, se encaminó a pasos lentos y cuidadosos, terminando por llamar la atención del otro cuando estuvo cercano. Tendió la mano y ofreció el vaso, siendo aceptado casi al instante.
—Lo siento.
—No te disculpes, hyung.
—Pude haberte dejado chimuelo —señaló.
—Sí, pero no lo estoy —respondió, mostrándole los dientes.
Minho no pudo evitarlo y terminó sonriendo ante el descaro del otro. Seungmin era así desde que lo conoció y se sintió aliviado al ver que al menos seguía siéndolo después de su partida. Se aclaró la garganta al darse cuenta de su postura y se acercó a la camilla, sentándose en esta.
—Felicidades... por... la película.
—Oh, gracias, hyung —le sonrió.
Se sentían incómodos. La tensión entre ellos era increíblemente palpable y es que más que incomodidad, era miedo, estaban miedosos de hacer o decir algo que solamente arruinara más lo que –según ellos– ya estaba arruinado.
—¿Vas a volver al departamento? —indagó finalmente el mayor.
Seungmin continuó con la mirada en su vaso. Se sentía extraño estar impregnado por ese ambiente tan serio. Extrañaba poder bromear con el mayor tan libertinamente, hacerlo enojar y luego enojarse él, porque el otro sabía contraatacarlo debidamente. Sintió que se le iba a formar un nudo en la garganta y lo evitó, bebiendo de su vaso.
—No quiero ser una molestia.
—Felix y Jeongin te extrañan, además... también es tu hogar, al final de cuentas.
El menor sonrió con tristeza, quiso escuchar al mayor que también lo había extrañado, quiso que así fuera para aprovechar la oportunidad y decirle que en ningún momento dejó de estar en su cabeza, pero Minho no lo dijo y él se acobardó.
Lee estaba ansioso. No sabía que más hacer o decir, las ideas se le estaban terminando y ahora la única opción factible para él, era irse de esa habitación y volver a casa. Se sentía indefenso, de sentía completamente frágil con el otro mirándolo de esa manera. Era claro para él que debía acomodar sus pensamientos, tenía que pisar el suelo y reacomodar toda su cabeza antes de continuar entablando una conversación con su viejo amante, antes de que termine golpeándolo o lastimándolo nuevamente.
—Me iré a casa... yo, lo siento.
Frustrado por la torpeza de su lengua, Minho no se detuvo a esperar una respuesta y salió de la habitación, dejando solo a su menor. Mientras tanto, Seungmin solamente se quedó observando a la puerta cuando el otro se escapó. Su pecho se volvió a oprimir y se permitió sacar todo el aire que habían acumulado sus pulmones en todo ese momento.
—Sólo tres meses —suspiró.
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No Te Vayas [ Knowmin/2min ]
Fanfiction𝙽𝚘𝚝𝚒𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 ú𝚕𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚑𝚘𝚛𝚊. 𝙷𝚊𝚌𝚎 𝚝𝚊𝚗 𝚜ó𝚕𝚘 𝚞𝚗𝚘𝚜 𝚖𝚒𝚗𝚞𝚝𝚘𝚜 𝚊𝚝𝚛á𝚜 𝚜𝚎 𝚏𝚒𝚕𝚝𝚛ó 𝚎𝚗 𝚕𝚊𝚜 𝚛𝚎𝚍𝚎𝚜 𝚜𝚘𝚌𝚒𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚕𝚊 𝚏𝚘𝚝𝚘𝚐𝚛𝚊𝚏í𝚊 𝚜𝚞𝚐𝚎𝚛𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚜𝚎 𝚟𝚎𝚗 𝚒𝚗𝚟𝚘𝚕𝚞𝚌𝚛𝚊𝚍𝚘𝚜...