Especial: I

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100%

Nikola se despertó sobresaltado, cubierto de sudor y jadeando. 

Sus ojos se dirigieron al reloj que estaba en su mesa de noche. 03:09 a.m.

Nikola gimió. Era demasiado temprano para que si quiera él estuviera despierto. No necesitaba levantarse hasta las 06:00 a.m., a tiempo para encontrarse con sus compañeros en el laboratorio, pero no estaba seguro de poder volver a dormir. Su cuerpo estaba demasiado tenso, demasiado sensible.

Todo debido a su último experimento.

Pasaron meses desde que oficializó su relación con sus dos demonios, y no podría sentirse más feliz y amado. Beelzebub era tan atento con él, y a pesar de todas las preocupaciones de sus conocidos, Satanás no se quedaba atrás. Ambos lo mimaban y se encargaban de hacerle saber cuán apreciado era. Por si eso no fuera ya fabuloso por sí solo, la solidaridad entre ambas entidades divinas se había afianzado con el tiempo, no más discusiones, no más conflicto, y no más energía oscura desbordante que los llevará a ambos al borde de la muerte.

Entonces, por supuesto, Nikola se sintió tan, tan orgulloso de sus chicos... Y, por supuesto, su mente no pudo resistirse a crear un plan, una posibilidad... Sabía cuanto tiempo había invertido Beelzebub para deshacerse de la Maldición de Satanás, ya sea matándolo -o muriendo él mismo en el proceso- o expulsándolo de su cuerpo. Y si bien Nikola nunca -jamás, aunque su propia vida corriera riesgo- haría lo primero, lo segundo era... tentador.

¿Beelzebub y Satanás con cuerpos propios? ¿Siendo sus propias pers-, es decir, demonios? ¡Sonaba extraordinario! Nikola quería intentarlo, hacerlo real. No solo por ellos, también por él ¿sería capaz de lograr superar tal muestra de avance científico?

Sus parejas, para su leve desilusión, no se vieron convencidos en absoluto de que pudiera lograrlo. —No dudamos de ti, Nikola —había dicho Beel inmediatamente ante sus hombros caídos, alzando una mano para posarla suavemente en su mejilla—. Pero ni nosotros sabemos cómo llegamos a esta situación en primer lugar —continuó San, apretando con burla y cariño su piel ahora sonrosada—. Es una idea imposible —el cuerpo sonrió, encogiéndose de hombros, pensando que el tema terminaba ahí.

Pero no lo hizo. ¿Imposible? No, non, nem, nien. No existía imposibles, solo caminos difíciles. Nikola había pasado por muchos en su vida -bastantes, cabe aclarar-, y ahora no estaba solo para hacerles frente, contaba con amigos científicos de todas las eras, el poder de los dioses en la palma de su mano, y a sus queridos demonios, que a pesar de su negatividad, Nikola sabía que los ayudaría si se los pidiera.

Así que, por supuesto, se dispuso a mostrarle a Beelzebub y Satanás que lo 'imposible' no lo detendría.

Después de contarle su idea a los demás científicos de la humanidad, el proyecto dio inicio. Thomas no se veía para nada entusiasmado, Marie, al contrario, parecía a punto de saltar de la emoción; Alfred se movió inquieto por el laboratorio, Galileo, Isaac y Albert miraron y charlaron seriamente sobre las notas en su libreta. Göndull permaneció callada, pero sonrió levemente cuando los ojos aguamarina de Nikola se encontraron con los suyos. Beelzebub miró fijamente desde su lugar en una de las esquinas.

El grupo se completó con la incorporación de la segunda hermana mayor de las Trece Valkirias, Hrist, La temblorosa o estruendosa, quien había accedido a ayudar sin muchos inconvenientes. Nikola le estaba agradecido por eso, sospechaba que usar la propiedad única del völundr de la valkiria ayudaría mucho a su experimento, si lograban reflejar su poder en un cuerpo físico y no solo en armas, el resto seria pan comido. Kojiro solo observaba todo desde la distancia, asintiendo a las explicaciones que le daba la mujer de cabellos castaños a pesar de no entender absolutamente nada.

S malo ljubavi ---beelniko/satanikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora