XII

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Nikola se corrió seis veces. Tres por Beelzebub. Tres por Satanás. Porque ninguno iba a permitir que su otra conciencia lo venciera. De todas formas, ambas partes del mismo ser se sienten orgullosos de lograr que, en su primera vez, Nikola pudiera terminar en uno de sus números favoritos. Dichoso, con los huesos sintiéndose como gelatina, la satisfacción recorre sus venas y relaja al antes caótico demonio dual.

En el momento en que finalmente se alejó de Nikola, jadeando y completamente agotado, las alas sombrías se habían plegado hasta desaparecer por completo y sus ojos nebulosos regresaron a su habitual color morado rojizo. Finalmente, la energía oscura que estaba acumulándose en su cuerpo había sido dispersada, el calor abrasador en su pecho ya mermando, las vibraciones en sus extremidades deteniéndose por completo, y sintió como si hubieran liberado un gran peso de sus hombros. 

Nikola gimió—. ¿Beel...?

Sus ojos se abrieron de golpe y volvió a ponerse de costado, rodeando con un brazo la esbelta figura cubierta de sudor del científico de la humanidad—. Nikola... ¿estás bien?

Estaba acurrucado de costado, de espaldas a él, y el Señor de las Moscas estuvo preocupado por un momento de haberlo asustado tanto que nunca sería capaz de perdonarlo. Entonces, su esbelta mano se curvó alrededor de su antebrazo, incitándolo a que lo abrazara más fuerte, y Beelzebub se permitió relajarse un poco.

—Solo... tengo frío —susurró el croata, inclinando la cabeza para observar por encima del hombro y mirarlo a los ojos. Una pequeña sonrisa curvó sus labios—. Me hicieron sentir realmente cálido.

Su propia sonrisa de respuesta estaba llena de alivio—. Sí, cosas de demonios —besó su hombro y frotó su vientre. Si hubiera sido otra persona, podría sentirse un poco avergonzado por lo distendido que estaba el estómago del humano por la cantidad de... semilla que le había inyectado durante la última hora. Pero como era Beelzebub, el maldito dios de la abundancia, no pudo evitar sentirse como si fuera el dueño del universo—. ¿Estás seguro de que estás bien?

Nikola asintió débilmente—. Lo estoy —su sonrisa se ensanchó—. Realmente lo estoy, Beel. Un cien por ciento.

Él lo besó suavemente mientras Nikola se daba la vuelta en sus brazos, acurrucándose contra su cuerpo—. Bien —murmuró—. Tenía miedo de que alguno de nosotros... ya sabes... te lastimara.

El croata se rió suavemente—. ¿Lastimarme? No, non, nem, nien. Pero ahora que lo mencionas, hay una conversación pendiente que debemos tratar. Por favor, quiero hablar con San.

Beelzebub arqueó una ceja, abriendo la boca para negarse, pero guarda silencio, débil ante los ojos como gemas de Nikola. Suspiró, cerrando los ojos un segundo antes de volver abrirlos—. ¿En que soy bueno para ti, lucecita? —Satanás inclinó la cabeza, sonriendo con cansancio.

El Hijo de la Luz arrojó sus brazos alrededor de su cuello y le dio un beso abrasador que terminó tan rápido como comenzó—. No eres ningún estorbo —comenzó, y si el demonio ya había sido agarrado por sorpresa, ahora se sentía aun mas confundido—. Mencionaste que, después de unir nuestros cuerpos, no volverías ser un estorbo, no lo eres, San. Nunca te consideraría así —dijo con firmeza—. Y no volver a verte no es una opción... Puede que este actuando algo avaricioso, y Beel debe estar de acuerdo también, pero los quiero a ambos —Nikola sintió sus mejillas calentarse otra vez, pero no apartó sus ojos de los sorprendidos del demonio—. Yo... quiero que estemos juntos, los tres.

Satanás se quedo en silencio, las palabras del científico asentándose en su mente. A lo lejos, aun dentro de su cabeza, sintió la presencia de Beelzebub retorciéndose con vigor, igualmente afectado. La entidad oscura se mantuvo pensando hasta que la risa le gano, soltando una gran carcajada, sin poder creer aun como había sido tan afortunado para que alguien como Nikola Tesla se cruzara en su vida. Era difícil de creer que tan solo unas horas antes hubiera estado atado en esta misma cama, rezando para estar muerto al anochecer.

Sus dedos se curvaron alrededor de su mejilla mientras lo besaba de nuevo—. Así que esto no es algo de una sola vez, ¿eh? Por mi encantado, lucecita. Beelzebub no se ha quejado hasta el momento.

—Aun así vamos a hablar muy bien sobre este asunto —Nikola golpeó suavemente con su indice la clavícula del azabache—. Cada uno dejará en claro lo que esta permitido y lo que no, por ejemplo; nada de matar, ¿entendido? —entrecerró sus ojos—. No quiero que lastimes a nadie, no a los Einherjer, ni a Göndull, mucho menos a la comunidad científica. Ahora que sé que cambiabas el cuerpo con Beel, entiendo por qué empezó a actuar de forma grosera con Edison tan repentinamente.

Satanás rodó los ojos—. No soy el único que no le cae bien ese tipo, Beelzebub tampoco lo soporta —susurro, volviendo a sonreír ante la mirada de regaño del humano—. Mmh, bien. No tengo ganas de matar a nadie por tocarte... hoy. Estoy demasiado cómodo.

Tirando del croata hasta su barbilla, un brazo envuelto reconfortantemente alrededor de la parte posterior de su cuello mientras el otro se deslizaba hacia abajo hasta que su mano se colocó entre sus piernas—. Eres nuestro —la voz del demonio se escucho distorsionada, era la primera vez que Nikola podía distinguir la voz de Beelzebub y Satanás en simultaneo, ni siquiera sabia que eso era posible, y ya estaba entusiasmado por aprender más sobre las nuevas cualidades que tendría el demonio dual ahora que sus dos conciencias trabajarían en equipo.

Pero eso sería algo en lo que concentrarse luego, ahora, entre los brazos de sus queridos demonios, sólo se rió.

—Suyo —Nikola mordió su labios, pensando qué tan correcto era hacer el próximo movimiento. Pero gano el deseo de querer sentirse bien con sus novios, y bajando una mano por el cuerpo del azabache, envolvió descaradamente sus delgados dedos alrededor del pene flácido, por ahora, del demonio, dándole un pequeño apretón—. ¿Mío?

Un ronroneo de satisfacción retumbó en el pecho del de menor estatura—. Joder, sí, es tuyo —sonrió y presionó su nariz en su mejilla—. Todo tuyo.

Y por primera vez en días, durmió.

S malo ljubavi ---beelniko/satanikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora