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Después de esa noche desperto entre las sábanas, acurrucados el uno con el otro, se estiró estando aún rodeado por los brazos de Simón. Él aún seguía dormido, acaricio sus rubios cabellos y luego besó su frente, le haría el té y el desayuno, anoche lo hizo ver las estrellas... en sentido figurado, claro.
Mientras preparaba el desayuno, unos brazos rodearon su cintura, sus cálidos labios se juntaron, dejó la espátula al lado de la estufa, dejándose llevar por el caliente beso. La preparación del desayuno fue interrumpido por otra ronda de sexo en la cocina.
*Si todas nuestras mañanas juntos serán así... quiero despertar siempre junto a ti*
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