VII

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Cuando llegaron a base fueron recibidos por el Coronel y Laswell, Aiden tomó otro camino, no tenía tiempo para despedidas

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Cuando llegaron a base fueron recibidos por el Coronel y Laswell, Aiden tomó otro camino, no tenía tiempo para despedidas. Tomo su mochila y se dirigió a su habitación para empacar todo lo que se llevaría, tenía planeado irse lo más antes posible, mientras más rápido se vaya más rápido podría solucionar el problema.

Mientras empacaba le llegaron los recuerdos de esa caliente noche, los besos, las caricias, sacudió la cabeza intentando no recordar, quería empacar, no masturbarse. Soltó un bufido, acomodo sus pocas pertenencias, tomó la mochila dispuesto a salir, abrió la puerta encontrándose con Matt y Alex, unos hombres bastante fornidos que llevan más años que él en esa base.

— Aiden, ¿cierto?

— Aja, ¿les puedo ayudar?

— El Coronel dijo que lo llevemos a la ciudad.

— Bien... mientras más rápido nos vayamos mejor.

Los dos hombres empezaron a caminar, Aiden los siguió en silencio, algo le daba mala espina, mayormente era un señor quien los transporta, pero imagino que al ser él solo los enviaron a ellos. Acomodo la mochila y suspiro, no se había dado cuenta por estar distraído, pero ese no era el camino para las camionetas de transporte.

— Saben que no es por aquí, verdad.

– Por supuesto, solo vamos a buscar algo, no te preocupes, no tardaremos.

Cuando llegaron, Matt les abrió la puerta, la que daba lugar al patio, el cual ya nadie usaba. Que tendrán que buscar ellos aquí, cruzo la puerta después de Alex el cual se volteó a verlo, la puerta se cerró con fuerza.

Una cadena se enrolló en su cuello, la mochila cayó al suelo, llevó sus manos a la cadena intentando alejarla, no lo estaban ahorcando, pero era una cadena en su cuello, ¿quién pondría una cadena en el cuello de otra persona?

– Esto será rápido, yo hago las preguntas y tú respondes, cada vez que des la respuesta incorrecta, bueno, te golpearé y si no es suficiente... Matt te ahorcará, es simple.

*Simple mis cojones*

La sangre bajaba por su nariz, otro golpe en su estómago hizo que soltara un quejido, el sabor metálico de la sangre inundaba su boca, le dolía respirar, era la misma desagradable sensación que sintió cuando estaba de camino a la torre.

— No lo volveré a repetir. ¿Qué encontraron en la torre?

— Ya te dije que yo no sé nada, solo era el guía turístico — escupió sangre después de recibir un puñetazo en la cara.

— Respuesta incorrecta, dime que tanto tengo que hacer para que me digas lo que encontraron.

— Chupármela — la cadena en su cuello lo empezaba a asfixiar.

— Lo preguntaré por última vez, ¿qué hicieron tú y ese Teniente en la torre!?

— ¿De verdad quieres saber?

— solo dilo para terminar de una vez por todas... — habló Matt casi en su oído.

— Bueno, si insisten — suspiro — tuvimos sexo — si no fuera porque lo estaban torturando, sacaría su celular para tomarles una foto — bueno, más bien solo rozamos nuestros penes... no sé si eso cuenta como sexo.

Los dejo sin palabras.

Uso esa pequeña distracción para darle un cabezazo a Matt, quien de inmediato soltó la cadena y se sujetó su nariz, Aiden tomó el arma de Matt y le disparó a Alex en la pierna, y antes de que Matt se reincorporará corrió a la salida.

Cerro la puerta con pestillo y soltó un suspiro de alivio, las alarmas estaban encendidas y el pasillo vacío, tenía una vaga idea de lo que estaba pasando, pero el dolor que sentía era insoportable. No le dejaba pensar con claridad, se limpió como pudo la sangre que goteaba de su nariz consiguiendo esparcirla más. Camino por los largos pasillos intentando pensar con claridad, no sabía qué hacer o a donde ir.

Si el Coronel mandó a Alex y Matt para que lo torturaran, ¿qué harían los otros al verlo?

— La jefa de estación Laswell y el teniente Ghost... ahora son considerados enemigos, encuéntralos y matenlos— todos tomaron sus armas preparándose para salir a buscar a los dos "enemigos" que se habían quedado encerrados dentro de la base.

— Coronel... es Alex— dijo pasándole la radio.

— ¿Si?

— Es Aiden... escapó.

— Maldita sea — suspiró y le arrojó la radio al chico, el cual lo tomó a duras penas — escuchad todos... Aiden está con los enemigos... mátenlo también.

— ¡Achís! — estornudo, se tapó la nariz, la cual empezó a sangrar — ¡Carajo!

Se limpió la sangre como pudo y siguió caminando, la alarma le tenía los pelos de punta, aparte de que solo tenía una navaja que encontró clavada en un cadáver. Ya que por una razón que desconoce el arma solo tenía una bala, al parecer Matt ya la había usado para disparar y no la cargo, lo cual ahora era perjudicial para él.

Camino por los pasillos tratando de detener el sangrado de su nariz, no podía quedarse quieto, aunque ni siquiera sabía a dónde ir, ¿debería tomar un vehículo e irse o debería buscar al Coronel y hablar con él? Tenía un dilema.

— ¿Aiden? – se detuvo en seco al reconocer esa voz.

— Sam... — se dio la vuelta y miró con recelo al hombre que tenía delante.

Este lo miró con sorpresa, el rostro de Aiden estaba lleno de sangre, el moretón en su labio y ojo, el labio partido, la nariz sangrante y sin contar su ropa llena de sangre, su aspecto era lamentable. Aiden no sabía si confiar en él, era su compañero, con él es que siempre salía a fumar y hablaban de sus hijos, no sabía qué esperar.

Cuando bajó la guardia Sam se abalanzó sobre él empuñando una navaja, en un intento por detenerlo usó su mano como escudo, el dolor es mental.

Es como decir que el sistema solar gira alrededor de la tierra... Gruño y sintió sus ojos arder, tenía ganas de llorar, intentó quitárselo de encima, pero este volvió arremeter contra él, la navaja cortó más la piel de entre sus dedos causando que un río de sangre caiga.

 Gruño y sintió sus ojos arder, tenía ganas de llorar, intentó quitárselo de encima, pero este volvió arremeter contra él, la navaja cortó más la piel de entre sus dedos causando que un río de sangre caiga

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AMOR PURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora