Epílogo.

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Tweek llevaba bastante tiempo sin ir a su antiguo pueblo, llevaba una cajita en sus manos mientras veía los hermosos pinos llenos de nieve a su alrededor y sentía esa emoción en el estómago.

- ¿Estás bien? -Le preguntaba Jason, viendo a su amigo nervioso, sabía que hoy era un día importante.

-Si, será rápido. -Jason asintió mientras recorrían esa ciudad ahora, con 25 años.

Jason asintió mientras se estacionaba, todos habían salido de ese pueblo a las universidades y, ahora que regresaban los nervios se apoderaban del par de amigos, todos iban a estar ahí.

Tweek abrió la puerta del auto, Jason se quedo adentro y con sumo cuidado empezó a caminar por el lugar con sumo cuidado y respeto, hasta que llegó a donde iba y son una sonrisa, limpio con un paño que llevaba aquella tumba.

-Hola Stan, ¿Cómo has estado? -Tweek no sabía como empezar a hablar, entonces dejó que su alma lo hiciera. -Me gradué de administración de empresas allá en Washington, estudie con Jason y fue lo máximo, tal vez viva allá por un tiempo, quisiera poner mi propia cafetería, como mis papás.

Tweek rio, nunca pensó hacer eso si tuviera la oportunidad, pero ahora lo veía como un sueño tranquilo y hermoso.

-No haré donas de fresa, lo siento, pero habrá pasteles y el mejor Chef del mundo estará, ósea Butters. -Su amigo había salido como Chef profesional y si lo estaban pensando. -Yo... yo se que estarías orgulloso de mí y que he aprendido a vivir sin ti, por lo que ahora, te regreso esto, me voy a casar.

Tweek dejó la cajita en la tumba de su antiguo amor, era el anillo que alguna vez Stan le había dado, llevaba años sin usarlo, pero sabía que ese día que se casará debía ir a dejarlo.

-Te amo Stan, te amaré siempre y espero que estes feliz por mí, tú lo sabes, él me ama mucho, y yo lo amó a él...

Tweek dejó la cajita y mandando un beso al cielo, se dio la media vuelta y se fue al auto nuevamente, venía completamente de blanco, ya iban un poco tarde para la boda.

- ¿Listo para casarte con Craig Tucker? -Jason le preguntaba mientras encendía el auto.

-Como nunca lo he estado...

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Tweek estaba lavando los trastes cuando escucho la manija abrirse, dejando lo que estaba haciendo para salir a ver a su par favorito del mundo entero.

- ¡Félix!, ¿Cómo te fue en la escuela cielo? -Decía el chico mientras cargaba a su hijo de 5 años y le robaba un beso a su querido esposo.

-Bien mami, papi me va llevar mañana a su trabajo, ¡seré un astronauta como papá! -El niño se escuchaba emocionado, haciendo reír a la pareja.

-Que bueno, ve a lavarte las manos para comer. -El rubio obedeció, mientras el mayor se acercaba a abrazar a su esposo, el cual gustoso le daba besos en la frente a su querido chico.

- ¿Todo en orden? -Preguntaba el astronauta a su marido.

-Si, sabes Craig, esta no es la vida que me imagine. -Confesó el rubio. -Es mucho mejor...

Si bien tenía un restaurante con Butters donde ganaba bien en Washington y además eran vecinos, también le fascinaba estar en casa cuidando a su hijo, Félix Stan Tucker, un nombre que se lo puso Craig y Tweek agradeció internamente ese acto de amor.

-Me da gusto cielo, ¿aun cuando me voy a mis misiones por meses? -Esa era la parte mala de ser astronauta, a veces dejaba a Tweek por años enteros, que por la diferencia del tiempo y el espacio él no podía precisar, el tiempo era volátil y lo sabían ambos.

Cuestion de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora