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Aquella escasa brisa nocturna que se colaba por el ventanal de la habitación no iba a ser suficiente para despertar al hombre que parecía dormir inquieto sobre la cama. Una pequeña gota de sudor caía desde la sien hasta perderse en el cuello, los cabellos azulados se pegaban a la tibia y húmeda piel, de su boca salían suaves quejidos y las cejas se juntaban en su frente marcando esa pequeña arruga en el entrecejo, un claro indicio de que estaba en medio de una terrible pesadilla.

En las inmensidades oscuras de su mente, en medio de oscuras y tormentosas mareas, se encontraba Saga viéndose a sí mismo siendo devorado por aquellas olas que se mecían violentamente de un lado a otro arremolinándose amenazantes a su alrededor. Las corrientes internas que se formaba le hacían hundirse cada vez más con muy pocas posibilidades de escapar, con la única intención de llevarlo a las profundidades, condenándolo eternamente sin poder salir a la superficie. La desesperación y la agonía lo estaban matando más que las olas mismas, mientas que un peso horrible se instalaba en su pecho imposibilitándolo en respirar a pesar de los fuertes braceos y pataleos que daba. Las salvajes mareas pronto terminaron por devorarlo, arrastrándolo hasta las profundidades del océano donde eventualmente moriría solo.

Lentamente sus ojos van perdiendo la imagen de la ansiada superficie y considera la muerte como la opción más factible tras perder las esperanzas por sobrevivir, dejándose arrastrar hacia abajo completamente resignado, sin embargo, en medio de su rendición, una fuerza lo eleva paulatinamente. Siente como jalan de su mano justo en el momento en que se había dado por vencido. La silueta que lo tira se ve borrosa y oscura dentro de esa inmensa y oscura masa de agua, pero está ahí y siente un poco de alivio mezclado con ansiedad. La mano que lo sostiene firmemente es cálida, muy cálida y la siente tan familiar.

Sale a la superficie dando una gran bocanada de aire para llenar esos pulmones que aun siente pesados, viendo como la silueta difuminada de su salvador va tomando nitidez, poco a poco la forma y los gestos se hacen visibles, reconociendo finalmente el rostro de su hermano.

"¿Qué estás haciendo?, recuerda que aún tienes que venir por mí" le dice mientras lo arrastraba entre las olas, empujándolo con ambas manos contra su pecho. Saga tiene una mezcla de sensaciones al ver a su hermano con él, quiere abrazarlo, pero este no lo deja.

"Kanon no te vayas" le dice cuando lo suelta, viendo como la imagen de su hermano se mece de arriba a abajo entre las olas apartado de él, mira a su alrededor, estaba a salvo en aguas tranquilas y cristalinas.

"No te olvides de venir por mi" le responde mientras las olas lo adentraban aún más hacia el mar tormentoso que estaba en el fondo.

"¡Kanon, vuelve!" grita intentando moverse, pero el peso que tiene en el pecho se hace más grande y pesado, evitando que se mueva.

"¡Te estoy esperando!" le grita de vuelta mientras Saga observa como las enormes olas lo devoran. Intenta llegar hasta él, se mueve y nada, pero no puede. Está desesperado, él está en el lugar seguro y su hermano estaba en ese terrible lugar.

"¡Kanon!"

—¡Kanon! —grita de repente y aquel peso que tenía en su pecho salta de inmediato, asustado por el repentino sonido. Estaba desorientado, agitado, sus ojos intentaban enfocar el lugar a pesar de que la única fuente de luz era un destello azulino que traspasaba desde la ventana. El color claro y la decoración característica de la habitación le recordó que estaba en el hotel, acostado en la cama, con Mu... Giró su cabeza levemente hacia la izquierda para ver a su cliente y lo descubrió cerca, muy cerca de él, con el cabello suelto y desordenado visiblemente preocupado.

—¿Estás bien? —le escucha preguntar, la voz suave llama su atención y lo calma, siente su mano sobre su pecho, presionando y recuerda aquel horrible sueño. Aún en medio de la conmoción de quien está, pero a la vez no en el mundo real, a Saga le cuesta asimilar la pregunta, tiene aún recorriendo las sensaciones desagradables del sueño en su cuerpo y la calmada voz de Mu como estímulo externo, y se siente extraño, habrá bastado al menos un minuto para que vuelva en sí completamente.

Mentiras a mediasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora