IX

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La luz del sol había golpeado directo en su cara haciéndole fruncir el ceño, apenas había dormido un par de horas de manera intermitente, por lo que al abrir los ojos no solo pudo sentir el ardor en ellos, sino que también un fuerte dolor de cabeza. Había pensado tanto anoche que ahora no quería ni siquiera decidir si desayunaría o no. Estiró sus brazos girándose para encarar a su compañero, pero al voltearse la cama a su lado estaba vacía, recordó entonces que había ido a dormir a otra habitación. Se sentó mirando la blanca pared por muchos minutos repasando todo lo que había pasado anoche, sin muchos ánimos de levantarse, esperando que una fuerza externa lo moviera de su lugar para poder avanzar.

Finalmente decidió moverse de su lugar y regresar a su habitación para poder darse una ducha con tranquilidad y poder cambiarse de ropa. Salió de la habitación caminando sin mucho ánimo, entregó la tarjeta en recepción y pidió la de su habitación, pero al llegar, duda un momento si debe entrar o no, miró su teléfono, iban a ser las siete con treinta minutos de la mañana, ¿Y si Saga aún dormía?, abrió la puerta con sumo cuidado de no hacer ruido, lo último que quería era molestar a su compañero de habitación y por supuesto, recibir una lluvia de preguntas. Mu entró sigilosamente cerrando en silencio la puerta y al girarse dio un ligero respingo al ver como Saga salía de repente del cuarto de baño con tan solo los pantalones puestos, secándose tranquilamente el cabello con una toalla.

-¿Cómo estuvo tu noche?, ¿lo has pasado bien? -habló sin mirarlo directamente, al tiempo que abría la puerta del armario para sacar el desodorante y cuando por fin se animó a darle la cara fue que se arrepintió de lo que dijo.

Mu estaba de pie frente a la puerta con una mano en el pecho, su piel lucía aún más pálida de lo que recordaba y esas oscuras ojeras que cargaba enmarcaban sus hermosos ojos jade, combinando horriblemente con el hematoma de su mejilla, sin embargo, lo que más preocupaba a Saga eran esos ojos tristes, que no tenían ese brillo tan particular que siempre tiene, viéndose apagado. Dejó sus cosas sobre la cama antes de acercarse lentamente extendiendo una mano hacia su mejilla lesionada, acariciando con el pulgar la zona que afortunadamente no estaba hinchada.

Mu no sabe por qué, pero de repente sintió unas enormes ganas de llorar, no lo había hecho durante toda la noche pensando que había algo malo en su cabeza, pero bastó una ligera caricia en su rostro de parte de él para que todo ese bloqueo que llevaba se rompiera y sintiera unas de abalanzarse en un fuerte abrazo. No hizo nada de eso, simplemente se quedó ahí con todo el revoltijo en su cabeza y en su pecho sintiendo como esa caricia aliviaba de cierta forma su orgullo herido.

-No está hinchado. -dice finalmente inspeccionando el área, al ver que Mu no diría, ni haría nada y pues no indagaría más.

-No, pedí un antiinflamatorio en recepción. -respondió con su habitual calma mezclada con tristeza, era extraño, pero cuando Saga lo tocaba se sentía una cosquilla agradable sobre su mejilla y dentro del estómago, confundiéndolo aún más, pues la noche anterior su corazón le dolía por Shura, pero ahora se sentía tranquilo y emocionado con Saga, como si lo hubiera extrañado inconscientemente.

-¿Comiste algo? -preguntó, había dejado de mover el pulgar, pero no quitó la mano de ahí. Quería saber cómo fueron las cosas, si pudo hablar finalmente con su ex novio, pero no se atrevía a sacar un tema que claramente no resultó para nada bien. Debía sentirse mal, pero de cierta forma se reconfortaba que no haya ocurrido una reconciliación por parte de los dos.

-No. - niega con la cabeza agitando suavemente los cabellos lilas. Saga sonríe con ternura.

-Entonces date una ducha, -ordenó, alejando esa mano que parecía estar más que cómoda en ese lugar para luego girarse y seguir con su actividad anterior, quitándose la toalla de los hombros- Iremos a desayunar... Tomar medicamentos con el estómago vacío te sentará mal. - explicó con cuidado. Mu se quedó quieto en ese lugar sintiéndose extraño al verlo alejarse, hasta que finalmente asintió en silencio haciendo una mueca, buscando entre sus cosas un par de prendas para meterse al cuarto de baño.

Mentiras a mediasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora