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Mi médico escuchó mi relato con una expresión indefinida

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Mi médico escuchó mi relato con una expresión indefinida. Esperaba alguna mueca que me determinara algo; ¿voy a morir? ¿esto es algo bueno? Sin embargo, su rostro inexpresivo y distante no me transmitía ninguna confianza mientras contaba con sumo detalle cómo las espinas se clavaban en mi garganta y los pétalos marchitos caían al suelo. Cada vez que lo cuento en voz alta, es como si pudiera vivirlo una vez más. A veces, no puedo evitar tocarme el pecho y preguntarme qué habrá ahí debajo.

Me pregunto qué más cosas horrorosas me estará preparando mi enfermedad para destruirme. ¿Cuánto sufrimiento me queda por sufrir, cuántas lágrimas por derramar? Finalmente, al haber terminado mi relato, mi doctor cambió su expresión neutra a una seria, profesional.

-Quédese tranquilo, Trumper, esto lo causa la pastilla. Lo que hace es arrancar las rosas que florecen dentro de usted, y…-Espere, ¿quiere decir que es una cura? Pregunté, mi rostro iluminándose de repente. Sé que es inapropiado y de mala educación interrumpir a un mayor, mucho más él siendo un respetado doctor, pero no pude evitarlo. Ante la idea de estar curado finalmente, mi corazón saltó de alegría. Es la noticia más feliz que mi triste vida podría haber recibido.

Sin embargo, él se quedó en silencio.

-La pastilla... no es una cura.

Y, sin esperarlo, mi mundo se cayó de nuevo sobre mis hombros.

-La pastilla solo arranca los tallos. Necesitamos llegar hasta las raíces, para que dejen de crecer. No importa cuándo tallos arranque, si no llegamos a las raíces, las rosas van a seguir creciendo.

-¿Entonces para qué mierda sufrí tanto? ¡Si las rosas crecerán de nuevo! Y de nuevo, sabía que estaba siendo maleducado e irrespetuoso, pero ya no traté de evitarlo. Estaba furioso, y dolido, porque mis esperanzas habían muertom

Lo escuché soltar un suspiro, antes de quitarse los lentes y dejarlos cuidadosamente sobre el escritorio. Al mirarme a los ojos, de repente, me sentí tranquilo, porque ya no parecía dirigirse hacia mí como profesional, sino como un amigo.

-Bill, la pastilla no es una cura. Es lo más cercano a una. Al arrancar las rosas, significa que menos síntomas tendrás. No sabemos cuántas rosas habrán en este momento dentro de ti, porque la enfermedad es progresiva -me acomodé mejor en mi asiento, cruzándome de brazos—, verás, cuando una rosa es arrancada, otra comienza a crecer en su lugar. Cuantas más crecen, más espacio ocuparán dentro de ti. Las rosas están instaladas en tus pulmones.

Prendió el monitor que tenía a su lado, y unos segundos después de escuchar el sonar de las teclas y el clic del ratón, lo movió hacia mí. Ahí, se veía la radiografía de unos pulmones cubiertos de rosas. Veo las espinas, los tallos que salen de las flores, y las raíces, que se aferran a un corazón casi marchito, escondido en la desesperación de un amor que nunca se va dar.-Así es como se verían tus pulmones ahora mismo instintivamente, mi mano se dirigió hacia mi corazón y se mantuvo ahí -, las raíces rodean a tu corazón, es por eso que la pastilla no puede arrancarlas. Pero sí podemos arrancar las rosas.

HANNAHAKI | Toll/Twc NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora