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Esta mañana, mis padres vinieron a visitarme al hospital

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Esta mañana, mis padres vinieron a visitarme al hospital. Y, además, firmaron los permisos para que puedan realizarme la operación; será hoy a la tarde, dentro de dos horas. Intento prepararme mentalmente para eso, pero tengo que admitir que me encuentro un poco aterrado. La realidad es que todo este asunto de Bill también me asusta, porque yo podría terminar como él. Podría empezar a convulsionar una tarde y no volver a abrir los ojos.

Un enfermero (al menos, el único que he visto rondando por aquí), abre la puerta y me observa con una media sonrisa.— Eric, tienes una visita.

Me cuesta respirar, así que me pusieron una de esas máscaras de oxígeno que me cubre casi la mitad de la cara. A esto me refiero con lo de estar aterrado, ¿qué pasaría si un día ni la máscara es suficiente para que el aire ingrese en mis pulmones?

El enfermero se corre a un lado, y entonces, mis ojos se fijan en la persona que ahora se encuentra frente a la puerta.

Es Joey.

Trae una canasta con flores, las que me gustan. Es irónico y hasta divertido, porque casualmente son las flores que vomito. Tulipanes.

-Te traje tulipanes blancos porque significan la paz y el perdón —habló él, dejando la canasta a un costado de la habitación. Había otros ramos de flores a su alrededor, pero todas estaban marchitas. Se me acercó con paso tímido, me contaron de la cura. ¿Vas a...?

—Sí.

Asintió suavemente con la cabeza, buscando con sus ojos la silla desocupada más cercana. En cuanto la encontró, la tomó entre sus manos y la arrastró hasta dejarla a mi lado, sentándose en ella. Tiene una mirada triste, que hacía mucho no veía.

-Supongo que esta va a ser la última charla que tengamos. Es decir, contigo recordándome.

-¿Y tú que vas a hacer? —hablé. El ruido que suelta la máquina de oxígeno a mi lado acapara toda la atención, así que tengo que hacer un esfuerzo para hacerme oír.

-¿Yo? Supongo que me quedaré esperando a que despiertes, para verte finalmente sano.-Joey, necesito saber-intenté incorporarme en la camilla pero un puntazo en el pecho me obligó a quedarme en mi lugar —, ¿alguna vez me amaste de verdad?

—Por supuesto que sí, Eric—sus ojos se pusieron brillosos—, siempre fui sincero con mis sentimientos...

-¿Entonces por qué te fuiste con él? -de repente me sentí enojado. La furia brotaba de mis venas como el agua de una cascada—, nunca lo admitiste en voz alta, pero cuando dormíamos juntos y yo estaba cerrando los ojos, te oía susurrarlo. Y a la mañana siguiente, te veía detrás de él, besándolo y diciendo orgullosamente cuán enamorado estabas.

-Creí que lo habías superado...

-¿Superar? ¿Cómo esperas que lo supere cuando estoy a punto de morirme por eso? fruncí mi ceño—, jugabas conmigo, y todavía lo haces, aún estando a punto de morir. Verte con él me hacía pensar que no era lo suficientemente bueno para ti, porque si lo fuera, habrías estado conmigo, yo habría sido tu primera opción. Me hiciste creer que era mi culpa.-¿Tu culpa? ¿Y ahora qué estás diciendo, Eric? -de verdad parecía no saberlo, y eso me hizo enojar más.

-¡Siempre fui tu segunda opción! —elevé la voz, y me dolió el pecho—, cuando peleabas con él, acudías a mí para desahogarte. Siempre fui tu bolsa de boxeo. Y estoy seguro de que te cambiaste hasta mi escuela porque terminaste con él y necesitabas a alguien con quién jugar.

-Es muy cruel que me acuses de eso.

-¡Niegalo, entonces! —exclamé, y me deshice de la máscara de oxígeno porque su presencia me estaba molestando.

Observé como Joey me miraba con incomodidad—, si no es verdad, mírame a los ojos y dímelo. Quiero oírte.

-No tengamos esta conversación ahora, eric, no cuando tú...

-¿Cuando yo qué? ¿Cuando yo puedo morir? ―algunos de los pacientes que pasaban delante de la habitación miraban a través de la ventana con curiosidad. Mis gritos deben llegar hasta allí, ¿entonces cuándo más quieres tenerla? Puedo morirme en cualquier momento.Aspiré aire (el poco que consigue ingresar a mis pulmones) y me obligué a calmarme. Joey vino en paz. Y no quiero morir enojado, es decir, si muero. Lo menos que puedo hacer es mantenerme tranquilo, pero no por él, por mí.

-Tengo que sacar todos estos sentimientos tóxicos de mi interior, porque son ellos los que me tienen así ahora. Es por eso. Si yo... si te hubiera dicho cómo me sentía, quizás yo no estaría en esta situación. Es mi culpa, también.

-Supongo que... de alguna forma estaba aterrado -susurró él, rascándose la nuca de verdad no soy bueno en el amor. No sé cómo hacer que alguien se sienta especial. Y cuando lo intento, es como... no sé, se siente extraño. Tampoco soy bueno al expresarme.

-Solo tenías que mantenerte conmigo.

-Creí que lo estaba haciendo-se cubrió la cara con las manos y soltó un suspiro—, mi relación con él no era más que superficial, algo que le mostrábamos al mundo. Pero lo que pasaba contigo en la oscuridad, era real. No tenía la sensación de que tenía que exponerme, o hacérselo saber a alguien, o mostrarlo; me sentía bien teniéndolo para mí mismo, y... supongo que todo habría sido mejor si te lo hubiera explicado. Lo siento mucho.

-Vaya, yo... nos podríamos haber evitado todo este sufrimiento desde un principio - solté una ligera risa, que captó su atención—, somos tan estúpidos.

Un cómodo silencio nos envolvió. Me sentía en paz, porque finalmente había dejado a algo ir. Lo había soltado. Estoy seguro de que muchas de esas palabras que no había dicho antes hacían de espinas. Entonces, escuché un ruido en la puerta, que nos hizo voltear a ambos.

-Eric, llegó la hora -habló una enfermera, y me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Pude ver la desesperación en el rostro de Joey; lo tomé de la mano.

-Está bien, gracias.-No pueden llevarte ahora —habló él, en un tono más alto de lo normal. Su mano estaba temblando, no ahora, apenas tuve tiempo.. debería haber llegado más temprano...

Me llevé dos dedos a los labios, los besé, y luego los posé sobre los suyos. No puedo besarlo directamente, pero sí indirectamente Ese pequeño acto pareció tranquilizarlo, aunque sea un poco, y me miró con una sonrisa triste.

-Me volveré a enamorar de ti.

-Tú no sabes eso.

—Sí que lo sé afuera, pude ver un cúmulo de enfermeras que esperaban por llevarme a la sala de cirugías. Le sonreí, soltando su mano—, si realmente estamos destinados, el destino va a pelear por nosotros. No nos va a dejar morir así nomás, ¿no?

Entraron a mi cuarto, y llevaron mi camilla. Los ojos de Joey me siguieron hasta que me encontraba en mitad de pasillo, siendo rodeado por un círculo de médicos con máscaras en la cara. En el camino, pude observar que Tom estaba sentado en la sala de espera, con la cabeza entre las manos Bill está siendo operado en este mismo instante.

Espero que esté aquí para cuando despierte.

Espero que esté aquí para cuando despierte

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HANNAHAKI | Toll/Twc NRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora