13. It's all for you.

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San Diego, California, Estados Unidos.

El hombre de grandes ojos azules se encontraba sentado frente a la pantalla de su ordenador, tenía alrededor de cinco horas, los ojos le ardían y la espalda me dolía, pero dentro de su corazón sabía que no podía parar, vio una vez más el perfil del lateral derecho, buscando una pista, alguna cuenta de Cailin, buscaba algo que le dijera donde buscarla, pero nada.

Su relación con aquel futbolista era más privada de lo que había pensado.

Dio unos golpes pequeños con sus dedos sobre la mesa, pasó una mano por su frente, frustrado. Nada.

Cailin, ¿Dónde estás?

Dio click en la lista de seguidos, un usuario llamo su atención.

@isabellaponce1

¿Podría ser?

Recordó que en alguno momento Cailin le mencionó a su hermana Isabella, doctora, que residía en la Ciudad de México y casi no la veía por la distancia. Tenía que ser ella.

Una sonrisa se dibujó en su rostro, claro que era ella, era igual a Cailin, vio foto por foto, buscando algo clave para dar con ella de una vez por todas.

Y lo encontró, una foto de Isabella, donde mostraba las llaves de su departamento, al fondo se veía un edificio, tomó una foto con su celular y elevó las manos en el aire, ahora tenía más pistas de donde encontrarla.

Estaba extasiado, su corazón latía rápidamente al pensar en la expresión de Cailin cuando lo viera otra vez, la emoción que sentía por volver a ver a su palomita, por sentir sus caricias una vez más.

La sonrisa se borró de su rostro cuando recordó que por su culpa ella se había ido, huyendo, fingiendo su muerte. Tal vez y solo tal vez, si no la hubiera llevado a ese horrendo lugar, todo sería diferente.

Imagino su vida juntos, tal vez sus papás ya lo habrían aceptado, ella estudiando lo que siempre soñó en una buena universidad en Estados Unidos y él a lado suyo apoyando cada uno de sus logros, pensó cómo sería tenerla entre sus brazos.

Su burbuja estalló, su lugar ya había sido ocupado por alguien más, apretó los puños al pensar en aquel moreno apretando su cintura, durmiendo a su lado, besando sus labios, diciéndole todos los días "te amo" cerro los ojos y dejo escapar un par de lagrimas, ella lo supero, mientras que él pensaba que estaba muerta todos los días, encerrado en una fría y húmeda celda, escribiéndole cartas e imaginando escenarios, donde se veía a Cailin esperando su regreso.

Se levantó de su asiento y tomó las llaves de su auto, manejó hasta la casa de Adriano, antes de bajar del auto pensó y pensó que le diría. Necesitaba un préstamo de dinero para viajar urgentemente a la Ciudad de México, pero no quería que supiera que ya había encontrado a Cailin, sabía que si se enteraba iría por ella y lograría su cometido, sabía que él no pararía hasta el mismo enterrarla y asegurarse que el trabajo estaba terminado.

Suspiró y bajó del auto, camino hacia la puerta de la entrada de la enorme casa y tocó el timbre, trago saliva, estaba nervioso.

—¡Hermano! Que bueno que llegaste, espero que con noticias buenas.

—Sí, son buenas noticias, tengo una pista.

i'm inlove but... [Kevin Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora