22. problems

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Estaba apunto de cometer el peor error.

Cailin se separó de mi, tenía la respiración entrecortada, nos miramos, negó con la cabeza mientras se mojaba los labios.

—No puedo , no puedo hacer esto.—se movió hacia el asiento.—Tu... tu novia.

Sus palabras cayeron a mi como un balde de agua fría, Raquel.

—No le hagas esto, no conmigo.—sus ojos se cristalizaron.—Debo irme, no quiero preocupar a mis padres.

—Cailin, yo... lo siento, no debí, esto no debe pasar.

—Tienes razón.—me miró.—Esto no va a volver a pasar.

El camino hacia su casa fue total silencio, incómodo, ninguno de los dos se había atrevido a decir una sola palabra, solo escuchaba su respiración y la radio del auto sonando en volumen muy bajo.
Una canción muy conocida para mí sonó de repente, la conocía perfectamente, la escuchaba todo el tiempo desde que ella se había ido.
La mire, tenía sus brazos apoyados sobre su regazo, su mirada estaba atenta en la vista que la noche le brindaba.
Cerré los ojos con fuerza, no podía hacerle esto a Raquel, lo sabía perfectamente.
Pero también sabía que cuando ella volviera, sería ella sobre el resto de todas las mujeres y me dolía, me dolía no poder decirle lo mucho que la amaba y lo mucho que la había extrañado.
El rencor que sentía hacia ella desapareció en aquella sala de hospital cuando ambos volvimos a cruzar miradas.

Y... yo quería que ella sintiera en carne propia lo que yo sentí cuando se fue, quería hacerla sufrir, quería lastimarla y que le doliera, pero no podía, era su esclavo.

Era suyo.

"Me dijiste que no llorara cuando te fueras, pero el sentimiento es abrumador, es demasiado fuerte"

El claxon de un auto me devolvió a la realidad, maldije en voz baja.
Cailin giró a verme y clavó sus ojos en los míos, desvíe la mirada y seguí mi camino.

Me estacioné y ninguno dijo nada, me miró y rompió el silencio.

—Bueno... gracias por traerme, que tengas buena noche.— bajo del auto y comenzó a caminar hacia el elevador.

Reaccione y baje rápidamente detrás de ella, la tome del brazo y la obligue a mirarme.

—¿Qué haces?— dijo confundida.

—Yo quiero saber... que llegues con bien a casa.

—Está a unos pisos, no hay problema, gracias.—sonrió a medias.—Ahora suéltame, por favor.

—Ah, sí, lo siento.—solté su brazo delicadamente.—Adiós Cailin.

-Adiós Kevin, buenas noches.

Camino hasta el ascensor, entro en él y este se cerró.
Me quede parado mirando las puertas cerradas de este. El sonido de mi celular me trajo devuelta.

Mire la pantalla, era Raquel.
Maldije y tomé un respiro.

—Hola corazón.—conteste la llamada.

—¿Donde estas?—su tono era frío.

—Con Alex, ¿quieres que vaya a verte?

i'm inlove but... [Kevin Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora