8. revival

496 31 9
                                    

(...)

No había pegado el ojo en toda la noche, estaba preocupada.

Era la quinta o sexta vez que entraba a la habitación de Cailin, miraba la cama vacía y un sentimiento de angustia la invadía, reinaba un silencio absoluto, solo la luz del sol que entraba por los cristales iluminaban aquella habitación, se sentó en la cama y puso sus manos sobre su rostro, las lagrimas se hacían notar nuevamente, salían por su cuenta, ya no las podía controlar.

"¿Dónde estás hija?" Susurró para ella misma. Su corazón estaba destrozado, ella sabía que Cailin no era capaz de irse, no era capaz de no avisar donde estaba, sabía que algo malo le había pasado a su hija.

Dio un vistazo a la pantalla de su teléfono, 10:00 a.m. y no tenía ni la remota idea de donde podía estar.

Su esposo y su hijo mayor habían salido a buscarla desde la madrugada, tampoco tenía respuestas de ellos, era como si todo se pusiera en su contra.

Se levantó y volvió a marcar el número telefónico de Cailin. Buzón de voz, otra vez.

Escuchó la puerta de la entrada abrirse, salió del cuarto y bajó rápidamente las escaleras, con la esperanza de que fuera Cailin. Eran su esposo y su hijo.

—¿Hay noticias? —preguntó con un hilo de voz.

—Nada mamá, nada.— contestó Bruno desesperado.

—No es posible, mi niña tiene que aparecer.—su esposo la envolvió en sus brazos.

Él también lo deseaba pero tenía que mantenerse fuerte por su esposa, por sus hijos, un nudo se formo en su garganta, deseaba poder traer a su pequeña a casa sana y salva, pero él también lo sabía, sabía que Cailin no estaba bien.

—Tenemos que ir a la estación de policía, estamos perdiendo tiempo.— Bruno tomo las llaves de su auto.—Mamá quédate aquí, por si recibes alguna notica de Cailin, vamos papá.

Y ambos hombres salieron rumbo a la estación de policía, buscando un pequeño destello de esperanza.

(...)

—Le estoy diciendo que no volvió, ella nunca falta a casa.— Bruno estaba frustrado.

—Tranquilo, joven. Estamos haciendo todo lo posible.— contestó el oficial tecleando nuevamente en su computadora.

—No es suficiente. No están haciendo lo suficiente. ¡Maldita sea! —pegó las palmas de sus manos en el escritorio del oficial.

El alboroto llamó la atención de un detective, la curiosidad hizo que tocara la puerta de aquella oficina.

—Buen día, ¿Todo bien? ¿Qué está pasando?

—Su hermana, aparentemente está perdida.—contestó con sarcasmo aquel oficial.

—No, aparentemente no, lo está. Ella siempre llega a casa, su teléfono está apagado. Algo malo le pasó.—contestó cansado.

—Bien, yo me encargo, sal de aquí.—le ordenó,

El oficial se levantó y salió de la oficina a regañadientes.

—Soy el detective Carmichael, encargado del departamento de homicidios y desapariciones.—estrechó su mano con ambos.— Cuénteme, ¿Qué pasó con su familiar?

—Cailin salió ayer por la tarde, con una amiga y no volvió, nunca había pasado algo así.

—¿Hablaron con la amiga?

Negaron con la cabeza.

—Es importante tener su declaración.—apuntó algo en su libreta.

—Bien, le daremos su dirección.—el detective asintió mientras se quedaba pensativo.

i'm inlove but... [Kevin Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora