Capítulo 7: Pijamada express

907 45 31
                                    

Acabamos saliendo del instituto una hora más tarde, con una amonestación y los dedos adoloridos de tanto ordenar archivos. Lucas caminaba a mi lado, y nos detuvimos al llegar a la calle. Aún estábamos algo mareados, pero ya era consciente de mis actos.

—Bueno... Yo... Adiós —titubeé.

—¿Cómo te vuelves?

—Supongo que caminando.

—Te llevo.

—Aún me caes mal. Lo sabes, ¿no?

—Tu también. Sólo me ofrezco a llevarte para saber qué casa cubrir con papel higiénico —bromeó y contuve una risa, esforzándome por hacerme creer que Lucas no era divertido.

«También me gusta ver cómo intentas ocultar la risa cuando digo algo que por fin te hace reír»

Sacudí mi cabeza ligeramente y me puse seria. Luego, lo miré a los ojos.

—Preferiría volver sin compañía, pero gracias.

Y antes de que pudiera darle tiempo a responder, di la vuelta y me marché a paso rápido.

•••

Estaba a punto de quedarme dormida hasta que escuché una piedrita impactar contra la ventana de mi habitación. No iba a prestarle mucha atención, pero entonces, volvió a suceder.

Me levanté de la cama con los pies descalzos e hice a un lado las cortinas para ver de quién se trataba. Sonreí por inercia al verlo a Jackson parado allí, con la cabeza echada hacía atrás para mirar hacia arriba, a mi ventana.

—¿Qué haces aquí? —pregunté al correr el vidrio.

—Te debía una cita, ¿no? —preguntó, alzando una bolsa y dos botellas.

—Entra por la puerta, idiota.

—Eso sería poco valiente —contradijo, apoyando las cosas en un hueco más alto del que estaba para empezar a treparse. Me cubrí la boca con las manos cuando se me escapó una risita.

—Sería poco divertido ver como te caes y te rompes una pierna, a decir verdad.

—No seas tan extremista, Ell —le restó importancia, volviendo a tomar las cosas y buscando otro hueco donde dejarlas. Cuando lo encontró, siguió subiendo.

—¿Debería ser normal tu experiencia para trepar a mi cuarto? —pregunté.

—No es la primera vez que me ves hacerlo, ¿no?

Cuando terminó de subir, colocó su mano sobre la mía, que estaba apoyada en el marco de la ventana. Sentí un choque de electricidad recorrer mi cuerpo, que acabó en mi estómago en forma de revoloteo, o quizás en las famosas mariposas que tanto nombran en los cuentos de hadas. Jack me sonrió cuando entró al cuarto.

—Hola —sonreí.

—Hola —devolvió la sonrisa—. Traje algo para compensar mi ausencia, espero que no estés enojada. Por cierto, ¿cómo la pasaste hoy? —preguntó, a la vez que sacaba de la bolsa una caja de pizza chica y algunos de mis chocolates favoritos.

—Bueno... Sinceramente, creí que seria peor.

Jackson me miró con sorpresa y una sonrisa burlona.

—¿Una mañana encerrada con Luke y te fue bien? ¿Acaso drogaron a mi mejor amiga? —bromeó. Lo que Jack no sabía, es que no era tan broma.

—Bueeno... —alargué.

—¿Qué...? ¡¿Qué?!

—¡Fue idea de Lucas! —apresuré a decir.

Él, ella y él [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora