Capítulo 9: El regreso de Meghan

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Estábamos sentados en el sofá del living y charlábamos alzando la voz a causa del volumen de la música, mientras la gente que aún iba llegando y dejaba las botellas sobre la mesita ratona.

Apenas había lugar para sentarse. La mayoría de los que estábamos en el sofá éramos amigos o conocidos, principalmente de clase. Éramos, por lo menos, quince sentados en un sofá para ocho personas. Entre ellos estaban Lucas, Meg, Jackson y Tim.

El primero tenía a una chica sentada sobre su regazo. Si no mal recordaba, iba un año más abajo que nosotros. Llevaban toda la noche susurrándose cosas al oído, coquetos y entretenidos.

Meghan estaba al lado de un chico con el que se había estado besando en la cocina hacia poco más de una hora. Ella lo había acompañado a recargar la cubeta de hielo, pero curiosamente regresaron sin ellos. ¿Tan fácil era ligar? Porque a mi no me lo parecía, en lo más mínimo.

También estaba Tim, solo. Y luego estaba yo, que me encontraba sentada junto a Jackson y nuestras piernas se rozaban con ligeros movimientos cada vez que alguno se movía.

En el transcurso de la noche, bailamos, bebimos y pasamos el rato, hasta que Meghan se cansó y a eso de las dos y media de la mañana propuso jugar a un juego, verdad o reto. Jack protestó, argumentando que era poco original, pero luego acabó cediendo ante las súplicas de mi mejor amiga. Resultaba difícil darle un no por respuesta.

Entonces allí estábamos, jugando a un juego de niños con consignas para no tan niños, rodeados de ebrios bailando y bebiendo, distribuidos por toda la casa. Ya había pasado el turno de la mayoría, excepto el mío. Meg sonrió con malicia antes de preguntar:

—Ellie, ¿verdad o reto?

—Verdad —respondí sin dudar. Viniendo de ella, podía esperarme lo peor si escogía la otra opción.

—Si tuvieses que elegir a alguien de la ronda para besar... ¿A quién sería?

¡Vaya zorra!

Sentí la mirada expectante de todos, acompañado de unos grititos emocionados. Mientras tanto, observaba a cada uno de nosotros.

Primero estaba Tim. Obviamente, no era el primero al que optaría por besar; Ese puesto ya lo ocupaba el chico que tenía a mi lado, y que acababa de apoyar su mano en la parte superior de mi pierna por inercia y por el poco espacio que había. Nadie en esta sala creería que querría besarlo, y tampoco me gustaría darle esa imagen luego de lo que ocurrió.

Luego estaba Lucas. No sólo lo detestaba, sino que también tenía a una chica sentada sobre su regazo. Lo que menos querría hacer era generar conflictos. Pero si volvíamos a las opciones que tenía...

Nunca, jamás en la vida escogería a Jackson. ¿Cómo podría mirarlo a la cara y continuar como si nada después de admitir que lo besaría antes que a nadie? Meghan carraspeó, esperando una respuesta.

—A Lucas.

No pensé antes de hablar... ¡Y vaya idiota! ¿Cómo pude llegar a decir eso? ¡Ni si siquiera me gustaba! La chica con la que estaba también pareció haberlo tomado mal, porque me fulminaba con una mirada de pocos amigos.

Todos los que estaban sentados en el sofá comenzaron a gritar, chiflar y hacer estruendo. En cambio Meg, negó ligeramente con la cabeza, de seguro en su mente ya me había regañando siete veces por haber mentido... ¡¿Pero qué más iba a hacer?!

—¿A Lucas? ¿En serio? —preguntó Jackson a mi lado, en voz bajita, cerca de mi oreja. Mi piel se erizó al sentir su aliento acariciarme la nuca.

—¿Qué tiene de malo? —respondí indiferente, aunque se me cruzaban miles de razones por la cabeza acerca de qué tenía de malo.

Él, ella y él [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora