Mi cuerpo parece más pesado de lo normal, pero al frotarme la cara, vuelvo a la realidad y me doy cuenta de la habitación a mi alrededor. La luz se filtró, por las cortinas de la ventana. Miré a mi alrededor confundida por un momento hasta ubicarme.
Mierda.
No es la habitación de la residencia.
La habitación tiene una cama grande y acogedora, con guitarras dejadas de manera despreocupada en el sofá cercano. Un armario negro se ubica en el lado derecho de la cama. Dos carteles de música cuelgan del techo, dando un toque artístico, y un teclado descansa debajo de ellos. La luz suave ingresa por las cortinas, creando un ambiente tranquilo y acogedor...
Los flashbacks de anoche son una pesadilla. Recuerdo las palabras que salieron de mi boca y mi estado borracha. También me acuerdo de Marcos, su piel, el odio masivo en internet y la presencia de periodistas en mi residencia. ¿Cómo diablos...? ¿Cómo he terminado en esa cama? No puedo haber optado por la cama de Marcos en lugar de quedarme en el sofá...
En realidad, has insistido durante toda la noche en quedarte en su cama.
No... Es imposible
No lo es. Anoche dijiste que querías la cama de Marcos a pesar de que te haya jodido un poco la vida con sus manías estúpidas de tacto, querida Jude.
No. Yo.... No...
Mierda. Realmente lo hice.
Tranquilidad, esto no es nada. Nada es lo que parece... Me levanto tratando de asumir con naturalidad la situación, o al menos, finjo no recordar nada, como suelen hacer la mayoría para sobrellevar las cosas de la mejor manera posible. Observo la habitación, buscando pistas de lo que puedo hacer.
Supongo que tampoco dije gran cosa anoche ¿No? Bueno... Solo... Interesarme por los labios de Marcos y poco más ¿Verdad?
Al salir de la habitación, me encuentro con Chris y Alex en la cocina, sumergidos en una animada conversación sobre su nueva música. Interrumpo con un saludo rápido, tratando de recuperar la normalidad.
―Hola—salude.
—¡Vaya susto! —Chris coloca su mano en el pecho —Anabel, despierta, ¡correr chicos! —bromea.
―Buenos días a ti también—le dijo, sería.
―¿Qué tal estás? ―pregunta Alex. ―He visto los rumores sobre ti, debes de estar muy mal...
―La verdad es que no he vuelto a abrir las redes. ¿Todo sigue igual? ―pregunté con curiosidad.
―O incluso peor... ―añade Chris. ―Abrirlo y leer cada comentario puede empeorar las cosas, así que sin abrirlo, quizás estés mejor, ¿no?
―De todas formas, tengo que ir a la universidad para mis clases, así que necesito una pequeña ayuda para evitar que me ataquen allí también —expresé con cierta preocupación.
Los dos se quedaron en silencio. Creo que el odio se ha vuelto algo masivo, aunque no haya manera de retroceder al cine y arreglar aquella cita desastrosa (igual que todas). Había otras formas de poner fin a este conflicto, pero parecía que ninguno de ellos estaba dispuesto a dar el primer paso. Me da la sensación de que Ane, estaba esperando que salieran primero los contratos para poner fin a esta situación.
—No creo que sea fácil ir a la universidad—me dijo Chris—Todos hablan de esto.
―Tengo un plan, Jude ―dice Alex con determinación―. Que te lleve Cooper. Será la mejor forma de que te sientas más cómoda, y además, creo que es el responsable de todo este lío...
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Acordes menores
Teen FictionSe llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que buscar las perfectas maneras de distraerse y no pensar en el vacío que le dejó aquel chico que le rompió...