Capítulo 10: Crazy together

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Hola, comentar que este es el final de la historia. Gracias a todos por sus bellos comentarios, significaron mucho para mí. Espero de todo corazón volver a verlos en otro fic de Byler. Cada historia es una etapa para mí, así que gracias a los que me acompañaron en ella. <3

¡Ehh! Y, con suerte, surge algo para la temporada cinco. ¡Uno nunca sabe!

Cuídense mucho, los quiero un montón. ¡Hasta pronto y disfruten del capítulo! :)

Tu amiga, AZM.

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Después del encuentro con Jane, Mike corrió para cumplir lo que tenía en mente. Del dicho al hecho siempre hay trecho, pero él ya estaba harto. Sin embargo, había un pequeño detalle. Will no estaba en casa, ¿Volvía y le preguntaba a Jane? No, ya tenía suficiente con lo de hace rato. Suspiró y pensó. Uno, dos segundos.

La casa de Max.

Lo poco que había visto era que se habían vuelto más cercanos que al resto. Tenía que agotar todas las alternativas. Pedaleó largo y tendido hasta la casa de la pelirroja, cruzando los dedos mentalmente para poder hallarlo.

Al llegar, coincidencia o no, se topó con Max que, bien arreglada, salía de su casa para el evidente destino que Mike ya conocía. Se acercó y le preguntó, agitado:

— ¿Max?

— Ah, hola. — La pelirroja le miró de pies a cabeza, con desprecio —. ¿Qué haces aquí?

— ¿Está Will?

— ¿Quién lo busca?

— Mmm, ¿yo?

— No, no está.

— Max...

— En serio, no está. Pierdes tu tiempo.

— ¿Y por qué veo su mochila desde aquí? — Mike señaló el accesorio desde donde se encontraba.

— Tengo una igual.

— Pero es edición limitada.

— Tuve suerte.

Entonces, Will salió sin querer, sin saber que ahí estaba la última persona que quería ver.

— ¿Max crees que puedas traerme las palomitas de queso derretido? Esas que vienen en... — Pero se le atascaron las palabras, quedó petrificado y, de inmediato, se escondió. Mike quiso irrumpir el paso, pero Max habló fuerte, cerrándole el mismo.

— Ni se te ocurra, Wheeler.

— ¿Por qué no puedo entrar? ¡Vamos!

— Porque, número uno: Esta es MI casa — resaltó, empujándolo hacia afuera de la misma —. Número dos: Me caes mal y, número tres — acentuó —: Le rompiste el corazón a mi mejor amigo y eso es algo que no voy a tolerar...¡¿Entendiste?! — gritó, ofuscada —. Ahora, ¡¡Largo!!. — Y cerró la puerta, poniéndole seguro con las llaves. Mike, al darse cuenta que no tenía más opción, actuó rápido.

— Ok, no, no, no. — Ahora el que le irrumpió el paso fue Mike —. No te vayas, no lo cierres. — La atrapó por la espalda —. ¿Qué tengo que hacer para que me dejes pasar? Anda, dime, lo que sea.

Fue entonces que Max respiró. Inhaló, exhaló y, después de calmar su reciente furia y pensar con claridad, propuso:

— Dame una buena razón para dejar que hables con Will.

— Pues... — Mike lo pensó un segundo. ¡Dios! que hasta para hablar era torpe. Fue honesto con sus sentimientos.

— Porque quiero demostrarle que me equivoqué, que él no es solo alguien con quien yo quise acostarme, que él es... — suspiró, rendido —. Que lo quiero, ¿Está bien? Y sé que él también lo hace. No le niegues esta oportunidad a Will, por favor...

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