Prólogo

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Cuando Zoro y Sanji se conocieron tenían diecinueve años. Roronoa se perdió camino a su práctica de kendo y terminó en el mejor lugar en el que pudo acabar en ese entonces, era un sitio bastante privado o quizás accesible si eres de clase alta, como un restaurante realmente costoso, temático, te hacía sentir como si estuvieras en el interior de un barco, luces cálidas aunque algo tenues con las mesas organizadas en forma circular, de nombre Baratie. Los comensales disfrutaban de la comida con sonrisas gigantes que indicaban la exquisites de los platillos en sus mesas, el peliverde pensó que si ya se había pasado su tiempo de tolerancia tal vez podia pedir algo de comer ahí... bastante tonta la idea considerando que realmente no tenía el dinero para pagar en ese momento.

Su padrastro, Mihawk, gastaba ya bastante en los entrenamientos que debía recibir como deportista, bueno, aspirante a ser integrante del equipo nacional de kendo, y no era solo eso, también debían pagar todo su equipo, tanto de él como de su hermanastra Perona, así que aunque no eran exactamente de clase baja tampoco eran de una posición socioeconomica demasiado acomodada y por ello había lujos que no podían darse. Resignado, ya estaba dispuesto a emprender un caótico viaje de regreso a casa, fue entonces que se vieron por primera vez.

Un chico rubio de cejas rizadas, alto y delgado vestido con una filipina de color blanco que le indicaba que era parte de la tropa de cocineros, le estaba preguntando que hacía ahí, si tenía reservacion o era invitado de alguien, pero la única respuesta que obtuvo de parte de Zoro fue un gruñido de su estómago haciendo notar que estaba hambriento por haberse saltado el almuerzo esa mañana, el muchacho de cejas extrañas nunca fue alguien que le negara la comida a alguien que tuviera hambre, así que por ello, fingiendo algo de molestia, llevo al joven desconocido a escondidas de su padrino Zeff hasta la cocina para prepararle algo, solo pudo hacer bolas de arroz, pero ese fue el inicio de todo.

Ahora, después de diez años, ambos están cumpliendo su quinto aniversario de casados, son una pareja famosa y como no serlo si está conformada por Vinsmoke Sanji, el dueño y chef del restaurante con 3 estrellas michelín: All blue, quien gracias a su esfuerzo había podido sobresalir fuera de su estatus como integrante de la reconocida familia Vinsmoke y de su parentesco con Zeff, el dueño y chef del conocido Baratie. Y Roronoa Zoro, el deportista de kendo más reconocido en la actualidad, ganador en su mayoría de medallas de oro y futuro entrenador del equipo nacional de este deporte. Más allá de sus logros, mucho se hablaba respecto a su relación, sobre lo dulce que parecía su amor, lo inocente y verdadero que se mostraba, como es que ambos habían crecido juntos para conseguir sus metas, había artículos sobre ellos, las revistas buscaban tenerlos en sus portadas con melosas sesiones de fotos... a ellos les encantaba presumir su amor.

- Marimo...

- ¿si?

El rubio aun se encontraba abrazado a su esposo descansando su cabeza en el pecho del peliverde, ambos enredados entre las sabanas de seda de la cama de un lujoso hotel donde fueron luego de cenar en el Baratie como parte de su celebración de aniversario. Acababan de hacer el amor tantas veces como su cuerpo se los permitió, ruda pero a la vez tan dulce que solo querían derretirse en los brazos del otro.

- te amo. - dijo sincero - se que siempre me pongo cursi después de que lo hacemos, pero...

- también te amo, cejillas. - interrumpió.

- déjame terminar, musgo tonto - reclamo con cierta dulzura, sacando una pequeña risa de parte del otro hombre - solo quería decir que estoy seguro de que casarnos fue la mejor decisión que tome... han sido los mejores cinco años.

- ¿y nuestro tiempo de novios no cuenta?

- no arruines el momento romántico, marimo.

Sanji siente las caricias suaves que Zoro deja en su hombro durante ese silencio tan cómodo en el que podían estar, a pesar del tiempo siempre se seguía sintiendo como la primera vez, recuerda todo, su primer encuentro, su primer abrazo, su primer beso, su primera vez, el día que le pidió matrimonio, su boda, no importaba que tanto tiempo había pasado, el rubio se seguía sintiendo tan enamorado como la primera vez que se dio cuenta que amaba al musgo estúpido con pésimo sentido de la ubicación. Entonces desea poder quedarse en sus brazos para siempre, solo ellos dos como si fueran los únicos humanos en el mundo, pero eso termina siendo imposible porque aún tienen una vida llena de responsabilidades a las cuales atender así que en la mañana siguiente ambos toman una ducha juntos, tienen sexo una vez más y se van de buen humor a su respectivo trabajo.

Sanji no puede esperar a reunirse con sus amigos antes de llegar al All Blue para contarles sobre su magnífico aniversario con Roronoa, el hermoso regalo que le dio, lo romantico que fue y como todo parece miel sobre hojuelas, simplemente no había sido así de feliz desde que su padrino lo había aceptado como discípulo de cocina. Pero la situación para Zoro es distinta, esa mañana llega al lugar donde debe continuar con las evaluaciones que debe pasar junto con los demás candidatos de ese año para ocupar el puesto de entrenador del equipo nacional de kendo, la mayoría de los postulantes eran hombres, sin embargo, ahora había una mujer ahí.

Tashigi era la ganadora de la rama femenil, una mujer hermosa de cabello azul, corto, pero brillante y sedoso, gafas moradas y una sonrisa dulce. Zoro nunca creyó que, ahora, teniendo a Sanji en su vida, seria capaz de fijarse en cualquier otra persona porque el francés era lo que más amaba en el mundo, pero el parecido de Tashigi con Kuina, su primer gran amor, que era demasiado abrumador para él.

Su llegada sólo podía tomarse como un sinónimo de perdición.

Uragiri (Zosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora