Sara
<<¿Por qué te subiste idiota?>> Susurra mi subconsciente. Sin embargo, la obligo a callar esbozando la mejor sonrisa.
-¿Cómo estás? -pregunto a la par que detengo el repique de mis pies nervioso contra el suelo del auto nuevo. Huele bien aquí dentro. Al parecer es uno de los nuevos modelos de la compañía.
-Bien... Eso creo -contesta a mi pregunta. -¿Y tú, como estás?
¿Cómo estoy?, pues mal, ¿cómo demonios se está cuando te rompen el corazón?, no me cabe una herida más en el. Tanto que quisiera sacarlo de mi pecho y encontrar el mejor restaurador para que lo arregle, aunque no creo que tenga reparación. Tendría que hacerme un transplante para eso. Así estaría mejor.
-He logrado escribir varios capítulos después de meses de bloqueo. Que volvieras me ayudó bastante... Gracias Andrew -desvía la mirada del camino.
-¿Yo que tengo que ver con eso?, ¿Por qué me agradeces?.
-Eres el único amigo que tengo, algo así como un hermano. Tenías razón...
-Sara, no hagas esto... -le interrumpo.
-Es cierto Andrew. Todo este tiempo he confundido lo que siento. Supongo que creí quererte de una manera distinta, pero ayer pensé mucho. Cuando somos jóvenes nos aferramos a la mínima muestra de cariño, tu me tratabas la mayoría del tiempo, como una princesa, sin quitar que eras muy guapo -me obligo a sonreír. Él se limita a ver el camino -. Era algo de niños, y lo siento. Siento mucho si te hice pasar un mal rato. Ya lo he entendido.
Espero a que diga algo, pero no obtengo ninguna respuesta de su parte. Nada, ni siquiera un "estoy de acuerdo contigo Sara" nada, nada y eso me confunde. Demasiado.
Quince minutos después, de ver el camino a través de la ventanilla, mientras nos consumimos en un profundo silencio; estaciona el auto frente a casa de Gina.
-Gracias por traerme - asiente sin mirarme -. ¿No subirás a ver a Gina? -digo antes de salir del auto.
-No, tengo mucho trabajo. Nos vemos luego -dice sin más y se marcha a toda velocidad levantando incluso polvo del suelo.
Fue lo mejor ¿Cierto? Para mí sobre todo, porque ya no puedo seguir colgada de una ilusión. A lo que le apetezca darme. La verdad estoy harta y cansada también de buscar en otras personas lo que sentí con Andrew. Sinceramente tengo que darme un tiempo, para mí, para todo lo que siento y necesito drenar. Debo de encontrar ese punto dónde sentirme bien, plena conmigo misma. Voy a dejar de sostener lazos que no llevan a ningún sitio.
Luego de intentar entender que pasó minutos antes, subo con Gina y las niñas. Las últimas me reciben con un abrazo, ¿qué puede ser más sincero que el amor que te ofrece un niño? Y yo estaba recibiendo dos, llenos de sonrisas y "Un te extrañé mucho tía". Les devuelvo el abrazo y extiendo el pastel en su dirección cuando se separan de mi.
-¡Mira lo que les he traído! -Observo a Gina que me taladra con la mirada, entre risas.
-¡Si, un pastel! __gritan al unísono las gemelas.
-Y de chocolate... Anda vayan a comérselo -Emma toma el pastel y ambas salen corriendo a la cocina para devorar el regalo.
-Sara, ¿Qué te he dicho de los pasteles? -camino a ella y la abrazo sin darle mucho tiempo a reñirme. No lloro, ya estoy seca de tanto hacerlo. Pero sí, me da un vuelco el corazón. Y de nuevo me siento vacía.
Ella me devuelve el abrazo. -¿No fue buena idea, cierto? Esa cita estúpida. Lo siento. Fue mi culpa -dice mientras acaricia mis cabellos.
-No tienes la culpa de nada, tenía la opción de rechazarle, pero elegí siempre lo que me destruye. Lo hago todo el tiempo. No tengo el control Gina, no cuando se trata de Andrew. Y ya estoy cansada, tan cansada de quererle. Viene y pone todo de cabeza, y luego se marcha sin más -la garganta se me cierra a causa del dolor.
-Ven aquí, sentémonos -ambas caminamos al salón, me siento frente a ella tras quitar mis zapatos.
-¿Entonces? -interroga tomando mi mano.
-Ha vuelto por trabajo, y prácticamente me ha dicho que soy su puto paño de lágrimas. Está fatal, lo ha dejado con esa chica.
-Joder con Andrew ¿quién se cree? Les has mandado a tomar por culo ¿Cierto?.
-Le he mentido. Le hice creer que todo este tiempo confundí lo que siento. Supongo que es lo mejor. Ya todo está demasiado roto y confuso, como para seguir hurgando en la herida -ella acaricia mi mejilla.
-Quise hacerte un bien al enviarte a aquella cita, enserio pensé que él... Mejor será que olvidamos el tema ¿Ayudamos a las niñas con el pastel? -Se pone de pie y me extiende la mano.
-Es una magnífica idea -acepto su propuesta.
Hace más de diez años perdí a mis padres, a la única familia que conocía. Mis abuelos eran demasiado ancianos para cuidar de mí, por lo tanto Rosi, la abuela de Andrew y Erick, se convirtió en mi tutora legal. Ellos no dejaron que me volviera loca del todo, hicieron hasta lo imposible para que pudiese estar bien, pero no sonreía, hasta que un día él lo logró. Que luego de meses mi rostro se dibujase de alegría.. Me saco de aquel agujero negro que cada día me consumía. Convirtiéndose una vez más en mi héroe.
Era increíble aquel sentimiento que me inundaba cuando aparecía por casa, mi corazón latía tan fuerte que no era capaz de estar quieta en un lugar. Mi cuerpo se tornaba ansioso y a pesar de querer tenerle cerca, me era imposible. Una sonrisa suya me dejaba sin aliento, perdida entre sus blancos dientes y los hoyuelos que se dibujaban en su rostro. Parecía estar tocando la nube más suave del cielo. Con él a mí alrededor podía soñar otra vez. Ser yo. Olvidarme del dolor.
Con Andrew no le tenía miedo a la vida.
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Mi mejor amigo, mi error.
Teen FictionAndrew y Sara son amigos desde la infancia, de esos que corren por las calles juntos hasta rasparse las rodillas. Pero también se conocieron en sus peores momentos, cuando las circunstancias los obligaron a cambiar de piel, cuando para ambos la tie...