Sara
Llego a casa y el vacío se vuelve a instalar en un rincón de mi pecho. Ver a mi familia después de tanto tiempo me hizo bien, se sintió como sanar todos lo que hería de golpe, de la nada, como si una vendita mágica se hubiese instalado en mi corazón, sin embargo, su partida es igual de intensa que el encuentro, Boom, te apuñala de golpe y te deja sin aire. Nunca me acostumbre a la idea de estar sola, de crecer y hacer mi vida. Si fuese por mí, hubiese permanecido la vida entera bajo las cálidas alas de la abuela Rosi.
El partido de béisbol, la cena entre risas, conocer a Alba, una chica joven, pero encantadora. Me hizo darme cuenta de que mi vida es muy aburrida. Que la única acción que hay en ella aparte de mis sobrinas, es tener que escuchar los regaños de mi editora.
La llegada de Andrew puso todo en Jake mate, patas arriba. Me acorraló entre el dolor que ya conocía y el que puedo experimentar si le dejo entrar. Entre la adrenalina de los recuerdos y la que genera en mi cada vez que pone sus manos sobre mi piel. Siempre lo desee, tan locamente que nunca me importaron las consecuencias que traería dejar que mis sentimientos se apoderasen de la situación. Una que él había dejado claro antes de comenzar el juego _<<no te enamores de mí>> pidió, pero eso ya era imposible de cumplir. Yo estaba total y ciegamente enamorada de él. Aunque todas las señales apuntaran a que me iba a dejar jodida. No me importó. Me hice responsable, y seguí adelante. Supongo que malinterprete sus acciones, que rompiera algunas reglas del contrato significaba que estábamos yendo más allá. Entonces cuando se marchó, sin decir una palabra. Y me vine abajo.
¿Quién tiene la culpa? ¿Hay acaso una respuesta coherente para esa pregunta?
Él, yo, ambos.
¿Qué puedo hacer?
No es inteligente sucumbir al deseo, menos inteligente aún darle una oportunidad. A veces deseo dar marcha atrás, pero, recuerdo el calor de su cuerpo contra el mío y olvido todo. La química escapa de la razón y me quedo expuesta y a la merced de una lujuria incontenible. Una sensación que te ciega y paraliza. Le deseo tanto, le quiero tanto, que es imposible siquiera pensar en alejarme. Simplemente no puedo.
Camino a la cocina y busco entre los cajones de la encimera una botella de vino. Cuando el encuentro la abro y me sirvo una copa. Bebo un sorbo del delicioso liquido dulce y cierro los ojos para sentir como ligeramente pasa por mi garganta dejando un rastro de alcohol y uvas. Suspiro y abro los ojos para darme esta vez, un gran sorbo. Miro a mi alrededor <<Mi vida es muy aburrida>> Pienso en mi situación, en todo lo que me rodea y quizá me pueda hacer feliz: mis libros, me causa mucho placer escribir. Mi pequeña familia, incluidas Gina y las niñas. Y Andrew ¡no! olvida a Andrew. Bebo lo que queda de la copa y me sirvo otra <<Este vino está buenísimo>> Y si le doy una oportunidad a Liam ¡Imposible! Es una aberración, un error mucho mayor que volver a pecar con Andrew. Liam no me gusta y eso sería cruel.
Observo la copa en mis manos, como el líquido da vueltas mientras la muevo en círculos. Esto es un gran ejemplo, de cómo me siento, exactamente igual, en un vaivén. Estoy en el centro de un remolino rodeada de dudas que bañan mi cerebro. Sin saber qué rumbo tomar. Puedo elegir trepar y salir, me costará, pero pude que salga ilesa. La otra sería dejarme llevar por el movimiento.
No sé cuál es la correcta. Pero la idea de dejarme llevar, me emociona.
<<A la mierda>>
Dejo la copa en la encimera y tomo mi bolso para dirigirme a la puerta principal. Quizá vaya a cometer un error, un segundo error con mi mejor amigo. No obstante, me importa una mierda. Esta vez, serán mis reglas.
Abro la puerta jalando el pomo en mi dirección y antes de dar un paso afuera me hielo en el sitio.
Mi corazón da un brinco. Ya no estoy tan segura de lo que antes pensé. Esta mezcla de vino y Andrew, no es que me ayude mucho. Si mando todo a la mierda, si doy un paso hacia él, aun con mis reglas. Andrew siempre las terminará por hacer suyas. Porque en realidad, siempre he sido suya.
ESTÁS LEYENDO
Mi mejor amigo, mi error.
Teen FictionAndrew y Sara son amigos desde la infancia, de esos que corren por las calles juntos hasta rasparse las rodillas. Pero también se conocieron en sus peores momentos, cuando las circunstancias los obligaron a cambiar de piel, cuando para ambos la tie...