Andrew
¿Se siente así de extraño cuando quieres estar cerca de alguien y a la misma vez huir? Como si el puto corazón se te quisiese salir del pecho y tus piernas gritasen "corre", tu estómago se inquieta tanto que en ciertas ocasiones tienes la sensación de que devolverlas todo lo que haz comido en horas anteriores.
Ella me mira como si un lago estuviese reflejado en ellos, acompañados de las luces de una feria. Se que verme es doloroso, sin embargo, yo no puedo dejar de hacerlo. Ya tuve suficiente con perderla de vista por casi cuatro años.
Su labio tironea hacia arriba y la noto suspirar con cansancio.
-Se que lo que menos te apetece es verme, pero antes de que digas algo... Necesito que me escuches.
Sus pasos se desvían hacia la puerta principal que antecede a las grandes escaleras que te conducen hacia los apartamentos. La sigo. No dice nada. Pero se que muere por hacerlo, por decirme hasta del mal que moriré. Pero se limita a hacerlo. Sara a crecido.
-Pequeña - continua escaleras arriba hasta detenerse a mitad de ellas y girarse hacia mi provocando que su sutil y dulce perfume me hagan tambalear.
<<Sigue oliendo de maravilla>>
-Basta, detente. Regresa por dónde viniste. Estaba mejor cuando no te veía -escupe sin remordimiento. Parpadeo sin poder creerlo. Hace un ademán por volverse a girar y marcharse, pero la tomo del brazo antes que suceda.
¿Esta es Sara?
- Tenía miedo. No quería joder nuestra amistad. La abuela me prohibió verte después de eso, del contrato. Sabes que siempre ha repudiado todo lo que tiene que ver con eso. Y mucho más cuando supo que te metí en esta mierda. Eras una niña. No sabías lo que querías. No podía pretender retenerte cuando no habías vivido nada.
-¡Ya no importa!
-Si importa, quería que eligieras quedarte, que me eligieras de verdad, no porque tus amigas dijesen que era guapo, no por el sexo o porque el contrato te pareciese una diversión, no porque te sintieras sola.
Se tensa, y un áspero silencio inunda el pasillo. La veo tragar saliva y deshacer los puños que había formado con sus manos.
-Mientes. Volviste porque soy la que siempre se queda cuando todos se van, porque te sientes solo, no yo Andrew, tu estás solo. Y te escondes tras ese contrato de mierda. Y yo, ya me cansé.
Mierda, siempre lo arruino. Si miento para no dañar, si miento porque ¡Joder, todos mentimos! Si huyo, si corro, si soy sincero ( como ahora) Es una realidad que me persigue y siempre lo hará. La realidad de que Andrew es el guapo mujeriego que acabará con tu estabilidad emocionalmente. Cuando no es así.
-Esconder la verdad, no es mentir. Nunca te mentiría, no a ti pequeña. Y lo sabes.
-Ya no lo sé. Regresas después de cuatro años, me dices que extrañas a tu ex y te marchas cuando intento acercarme. Al día siguiente vuelves, apestando a alcohol, pidiendo que firmemos de nuevo el contrato. Y ahora, ¿Qué intentas ahora? No soy tu juguete.
-Intento ser sincero. Intento que entiendas porqué me marché.
-No me querías, al menos no como yo.
- Si te quiero joder, si lo hago. Te llamé, pasé meses intentandolo. No lo tomaste ni una vez.
-Hubieras hecho lo mismo. Si luego de acostarte con el amor de tu vida, despertaras sabiendo que te dejó, que volvías a estar sola. Que todo lo que había dicho no resultaba ser real.
Doy un paso atrás cuando me empuja mientras lágrimas salen de sus ojos. Mi corazón bombea fuerte, y mucho más después de lo que acabo de escuchar <<El amor de su vida>>
-No llores. Te saldrán arrugas... Ven aquí -rompe en llanto cuando la estrecho entre mis brazos. Su cabeza se apoya en mi pecho y siento que florece después de tanto tiempo.
Intento con mi nariz captar el suave olor que desprende su melena larga y negra. Adoro que sea tan quisquillosa, tan segura de si, de lo que le encanta, como su perfume dulce y su shampoo de rosas, que no cambia.
-Quise contestar, pero...
-¿Pero?
-Tomé una decisión.
-No lo entiendo -se separa de mi unos centímetros, me ve a los ojos, aún vidriosos.
-cuando te marchaste, me dije que así era mejor. Que somos demasiados buenos para ser amigos. Fue malo arruinarlo. No queremos que pase por segunda vez. Malo o bueno, con altos y bajos. Estás aquí, Andrew. No quiero perderte. Y si tengo que vivir viendo como vas de la mano con alguien más, lo haré -la tomo de la mano. <<No quiero esto, no así>> -Aunque verte de nuevo me haya traído dudas. Esto es lo mejor.
-¿Amigos? Quieres ser solo una amiga, Sara. He venido a decirte que lo siento, que quiero que...-me obliga a callar colocando un dedo sobre mis labios. Su tacto suave y cálido hace que todo mi cuerpo se tense y por unos segundos este a su merced.
-Eres lo mejor que tengo en la vida, no voy arruinarlo. No por segunda vez. Han Sido suficiente las heridas. No más. Volvamos al inicio. Olvidemos que algún vez paso algo. Sólo, dejémoslo así.
-¿Y si no quiero? -su dedo deja mis labios cuando la vibración de mis palabras choca con su piel.
-Entonces será la última vez que nos veamos -advierte.
-¿Hablas enserio? Es un locura. No puedo. No lo haré. Me niego.
-Ya sabes dónde está la puerta -se cruza de brazos.
-Acabas de decir que no querés perderme, y ahora me amenazas. Estás loca.
-Ya lo sé.
-Ok. Mañana paso por ti. A las ocho.
-¿Acaso eres sordo?.
-Eres mi mejor amiga Sara, por ahora...-sus mejillas se tornan rojas escarlata. Amo cuando eso pasa.- Y quiero llevarte a un sitio.
-¡No iré a ningun lado! Estamos teniendo una pelea en este momento ¿A dónde vas?.
-Te recomiendo que lleves zapatillas -camino hacia la puerta. Me encanta cuando dan estos giros llenos de adrenalina.
-He dicho que no iré.
-Ok. Que sueñes con los angeles. De preferencia, que sea conmigo.
-¡En tus sueños! -grita cuando llego al final de la escalera. Allí me detengo. Me volteo y la observo con una sonrisa. Es tan guapa, tan perfecta, allí, con ese tamaño minúsculo, cruzada de brazos como si el mundo fuese de ella. Y ella fuese la única que existiense en el. Porque lo es. Al menos para mí.
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Mi mejor amigo, mi error.
Teen FictionAndrew y Sara son amigos desde la infancia, de esos que corren por las calles juntos hasta rasparse las rodillas. Pero también se conocieron en sus peores momentos, cuando las circunstancias los obligaron a cambiar de piel, cuando para ambos la tie...