||Capítulo 01||

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Se sintió perdida en esos labios tentadores. Había pasado mucho tiempo desde que había deseado besar a alguien.

 Había pasado mucho tiempo desde que había deseado besar a alguien

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Ella lo odiaba. Era solo una de esas cosas que sin duda eran muy ciertas en su vida.

Realmente, ella no odiaba la lluvia. Lo que ella odiaba era todo lo que ese fenómeno meteorológico conllevaba: no era un buen día para parecer un pequeño panda rojo empapado.

Tenía una reunión importante con un cliente potencial. Podría significar mucho dinero y no quería arruinar eso. No era que un poco de lluvia pudiera hacer eso por sí sola, pero podía enfurruñar su estado de ánimo y una O'Hara enfadada no era algo agradable. Al menos, para quien estuviera en su camino.

Estacionó su auto en el subsuelo, detrás de su oficina y sacó su bolso y un paraguas del asiento trasero. Echando un vistazo rápido a su reflejo en el espejo del auto, arregló unas cuantas arrugas imaginarias en su gabardina antes de caminar con pasos decididos. Sus cabellos castaños claros estaban secos y su maquillaje intacto, lo que le ayudaba a resaltar más sus profundos ojos ambarinos oscuros. Ella sonrió tentativamente para sí misma, el sonido de las gotas de lluvia cayendo y el hecho de no haber recibido mensajes en el grupo de chat de su familia molestándola por su eterna soltería, le aseguraron que hoy iba a ser un día gratificante en la vida.

Al entrar en el vestíbulo del gran edificio de unos 20 y algo de pisos, se dirigió directamente a los ascensores, sin molestarse en prestar atención a la multitud que se movía con prisas. El edificio siempre estaba concurrido, quizás por el hecho de que había varias oficinas de diferentes rubros en el mismo. Desde una oficina de modelos, de la cual ella podría formar parte por su cuerpo atlético y facciones cautivantes, hasta una agencia de turismo.

Para Katharina, su despacho de abogada era un gran logro y lo había adquirido  por su propia cuenta, en lo que pareció muy poco tiempo, pero seguro que había trabajado duro para lograrlo. Claro que había contado con el apoyo de su familia, pero ella se negó a recibir dinero para armar su propio buffet. Lo quería lograr por su propia cuenta, cómo su prima Aemma había logrado su gran agencia de Marketing. Ella siempre había tenido un espíritu rebelde, por lo que nadie se sorprendió cuando brilló por su propia cuenta. Y Katharina la admiraba y se convenció de que ella también podía lograrlo.

Por eso, a diferencia de lo que se esperaba de ella, decidió estudiar algo muy diferente en relación a empresas o medicina. Llevó la carrera de derecho al día y se recibió con honores, sin oposición de sus padres, una médica de gran renombre y un empresario farmacéutico, ambos dueños de un porcentaje del hospital O'Hara Medical Center.

¿Los otros dueños? Oh, sí. Sus tíos.

La familia O'Hara era conocida por sus grandes negocios en el rubro salud, y pequeños negocios en otras áreas, cómo su tío Henry que, después de ser médico del ejército, dónde recibió medallas y distinciones, se retiró del mismo iniciando un negocio de vinos.

ENTRE LA PASIÓN©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora