||Capítulo 10||

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En ese delicado intercambio, el tiempo pareció ralentizarse y la habitación se convirtió en un santuario.

En ese delicado intercambio, el tiempo pareció ralentizarse y la habitación se convirtió en un santuario

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Una sensación ambigua. Katharina sintió como si estuviera teniendo una experiencia extracorporal.

Frente a ella estaba su madrina, la hermana melliza de su madre, y, además, la mamá de sus primos Aemma y Jeshua. Rose O'Hara era una mujer de carácter fuerte, parecido al de Suellen, sin embargo, más diplomática.

Y a su lado, Erika, la mujer que invadía su mente de una manera en que la joven abogada no podía comprender. O se negaba a hacerlo.

¿Qué habían estado hablando su madrina y Erika? Rose había pronunciado las palabras Novia y Relaciones sexuales en la misma frase. Katharina estaba segura que estaba a punto de comenzar a hiperventilar y necesitó de toda su fuerza de voluntad para no hacerlo.

Además, Ava Spencer estaba allí. Meerade le había mandado un mensaje avisándole de la visita inesperada de la mujer y pidiéndole a Katharina que se hiciera cargo. Para su suerte, Ava estaba distraída en una conversación por teléfono cuando ingresaron a la oficina, por lo que no estaba enterada de lo que sucedía.

—Parece que a ambas le comió la lengua el gato —dijo Rose, levantándose de la elegante silla giratoria— ¡Y tan elocuente que parecía recién, doctora Carpio!

Erika no sabía que decir con exactitud. La mujer que la miraba atentamente y con una expresión difícil de leer en su rostro, no era Suellen O'Hara. Y, siendo honestos, no sabía si eso era un alivio o un agobio.

Para su suerte, Katharina logró modular algunas palabras.

—Madrina Rose... ¿Qué haces aquí? ¿Por qué...?

—Kathy, creí que estarías feliz de verme —se quejó Rose—. Te pareces tanto a Em'.

—Claro que me alegra verte, solo que esto es una sorpresa. Estoy ... sorprendida.

—Ni tanto —dijo Rose, moviendo sus manos en un gesto sin importancia mientras se acercaba a ellas—. Tenía que venir a conocer al nuevo personal y de paso, verte. Entonces, ahijada ¿Cómo estás?

—Sorprendida.

Rose soltó una suave risita.

—Yo soy la sorprendida, Kathy. Suellen me dijo que tenías acompañante para la gala de abogados, pero nunca pensé que sería tu novia, la cual no había tenido el gusto de ser presentada.

Katharina se hubiera desmayado si no fuera porque Erika reaccionó a tiempo para intervenir.

—Yo no usé la palabra novia —dijo Erika con firmeza—. Soy Erika Carpio, jefa de neurocirugía.

Erika extendió su mano y Rose la tomó, con un firme apretón.

—¡Oh, bueno! Las terminologías modernas. —Rose se rio con alegría—. Entiendo eso de no ponerle título a las relaciones, mi hijo JP es de esos jóvenes de hoy en día a quienes no les gusta etiquetar. No se preocupen, su secreto está a salvo conmigo hasta que formalicen. Y de verdad, me alegra por fin conocerla, doctora Carpio.

ENTRE LA PASIÓN©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora