Motive 《AdrienA. FélixG. LukaC. y tú》

4. Lanzamiento.

Pov ____________:

—Estás muy contenta —oí la voz de Ander, deje de ver mi computadora para mirarlo.

No me percaté de que...sonreía.

Mi mente no paraba de recordarme lo que viví ayer...y antier...cosa que no debería.

—Oh, es que...es Viernes —vacilé, escuchando su risa—. ¿No te emociona a ti salir de descanso?

—No, porque mañana es el lanzamiento del audiolibro, por tanto, no es descanso.

Mi sonrisa se esfumó.

—Lo había olvidado —cubrí mi frente.

Mis padres no me lo recordaron, quizá planeaban avisarme a la mera hora para llevarme a la fuerza.

—Señorita Lively.

Deje de pensar para fijar mi atención en la entrada de la oficina, donde había un repartidor con un enorme ramo de rosas: azules, amarillas y rojas. Más rojas que de las demás.

Las chicas me miraron, soltando chillidos que hicieron reír a los demás. Levanté el brazo y el chico asintió, entró a la oficina a trompicones.

Rápidamente despejé un espacio en mi escritorio y el chico dejo el ramo con un resoplido. Lo mire con vergüenza y sonrió de lado.

—La paga fue buena, no te preocupes.

Contuve una risa, firmé su guía de recibido y abandono la oficina. Tome la nota que estaba entre las rosas azules.

"Deseamos que te encuentres de maravilla, no fuimos muy amables contigo, así que, para compensarlo, queremos invitarte a una cita. Pasaremos por ti mañana a las 8pm.

Con cariño, tus chicos. F.L.A."

—FLA —contuve una risilla.

—¿Quién es FLA? —salté del susto, girando mi rostro para ver a Ander—, ¿un nuevo pretendiente?

Me ruboricé.

—N-no lo llamaría...

—_____________ —dejamos de vernos cuando oí la voz de Félix—, no puedes estar recibiendo esa clase de detalles en el trabajo —fruncí mi ceño—. A mi oficina. 

Salió sin más, dejando un ambiente incómodo ante su regaño. Todos me miraban y me sentí pequeña.

—Agh, que nefasto —gruñí, guardando la tarjeta en el bolsillo de mi pantalón—. Ya vuelvo.

Tome mi agenda y un bolígrafo para salir de la oficina con rapidez, recorrí el pasillo con calma, arremedando a Félix Graham. Mi jefe.

Maldito rubio arrogante.

—Hola —saludé a su secretaria, me dedicó una sonrisa y señaló la oficina. Asentí e ingresé, cerrando la puerta a mi espalda—. ¿Qué necesita, señor?

Levanté la cabeza, encontrando sus ojos azules en mí.

—¿Te gustaron las flores?

—¿Cómo te atreves a preguntarlo después de regañarme? —me cruce de brazos, indignada.

Félix río.

—Debo mantener un perfil de dueño estricto, Lively.

in pirfil. Rodé los ojos.

—No podré...asistir al lanzamiento —lo miré fijamente como él a mí.

—¿No? —murmuró con voz ronca.