Prólogo.

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    — ¿Qué haces hija? —le sonrío a mi padre en cuanto le veo adentrarse en mi habitación.

    — Estudio, papá —me encojo de hombros, señalando todos los libros que están ocupando un noventa por ciento de mi cama.

    — Amor, no deberías quedarte hasta tan tarde. Son las once y ya es hora de dormir —me dice, guiñándome un ojo. Conoce la respuesta que voy a darle, y yo sé que le encanta.

    — Se necesita esfuerzo para ser alguien grande, y no me importa perder unas cuantas horas de sueño por el instituto —cierra los ojos, asintiendo a medida que voy pronunciando cada palabra. Siento mi móvil vibrar en mis pantalones de color lila, me estremezco.

    — Tengo a la mejor hija que alguien pudo desear —sonrío.

    —  Yo al mejor padre y ejemplo —me sonríe y se acerca a mi cama.  Besa mi frente y sale de mi habitación. Suspiro y cierro el libro. Camino despacio y en silencio hasta la puerta, mi padre entra en su habitación, cierra la puerta, y apaga las luces. Vuelvo a mi habitación y le pongo el cerrojo. Me quito la ropa de niña fresa y me coloco mi atuendo nocturno, un jean ajustado, camisa gris y mi chaqueta. Observo el celular.

Te estoy esperando.

Dice el mensaje de Kyle, mi novio.

Me asomo al balcón y bajo con audacia, una vez en el suelo, salgo por el lugar que abrí hace tiempo. Cuando consigo salir camino por la acera hasta la parte trasera de la cuadra, ahí veo a mi chico en su motocicleta, sonrío coqueta mientras me acerco a él.

    — Hoy te ves... —no le dejo terminar. Junto mis labios con los suyos en un beso lleno de pasión, coloco mis manos en su abdomen marcado y él las coloca en mi trasero, introduzco mi lengua en su boca explorando y cuando necesito aire me separo.

    — ¿Que decías? —sonrío inocentemente, sus labios están rojos e hinchados, seguro estoy igual. Él me sonríe y palmea mi trasero. Junto nuestros labios nuevamente. Es algo que necesito. Fingir me cansa, y las ganas de desbordan siempre que estoy con él. Nadie sabe de nosotros. O, bueno... casi nadie.

En el instituto todo se resume a miradas intensas, y besos en el baño o el armario del conserje. Fuera de aquella cárcel todo son besos, chupetones que tengo que tapar, sexo, risas y momentos por coleccionar.

Muerdo su labio inferior y me separo de él. Él levanta una ceja, y, en un pleno acto de madurez, le saco la lengua, arrancándole una sonrisa de su sexy rostro. Me da el casco, y me encaramo en la moto después de que él lo haga. Me abrazo a él, y apoyo la mejilla en su espalda; conozco muy bien nuestro destino, es tan frecuente encontrarnos allí, como lo es que yo gane.

Y como bien dijo alguien, lo prohibido atrae; por eso es que siempre que podemos, vamos a aquellas carreras ilegales que quitan el sueño a los aburridos de la ciudad.

No me importa tener una doble vida, tengo mis razones, sé porque lo hago, y nadie puede juzgarme.

Y si me juzgas, reza por que no me entere, por que si lo hago, conocerás a la Jeller que poca gente conoce.

Not A Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora