Capítulo O2 [1/2]

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¡Hola chicas! Extrañaba mucho escribir, y bueno, poder recibir sus comentarios. Por cierto, soy Kaleb. Ross aun no tiene celular así que es capitulo lo escribí solo, espero les guste. Es corto y tendrá segunda parte, pero me sentía culpable de no haber publicado así que decidí publicar esto al menos. Gracias por sus comentarios, y mensajes, son geniales. Cualquier pregunta, comentario, o lo que sea; por inbox. ¡Nos veremos pronto!

Se despide; Kaleb. Ross les manda un beso.

...

Me miro en el espejo tratando de encontrarle el atractivo al uniforme que mis compañeras hacían llamar "el mejor del mundo". Sinceramente prefiero el de los hombres. Odio estos trapos por muchas razones, la principal; el color. Fucsia. ¿No podía simplemente ser negro como el de los chicos?

La falda de paletones en color gris con lineas rosadas, la camisa de lino blanca y el sacó formal fucsia hacen de ir al colegio una de las peores cosas. La peor cosa, con diferencia, es fingir ser una niña buena y amar a todos los alumnos.

    — Jeller, cariño ¡Me voy! —escucho que grita mi padre

Suspiro antes de abrir la puerta de mi habitación y bajar los escalones de dos en dos. Llego a la puerta principal donde papá esta con su inmaculado traje gris, su maletín de cuero negro y un folio de sus planos arquitectónicos en sus manos.

    — Que te vaya bien, papá. Te amo —digo, y añado un pestañeo inocente que hace que él sonría. Los ojos le brillan con adoración cuando me mira, y yo me siento peor que nunca al saber que le miento de tal manera.

    — Yo más, mi niña —besa mi frente y me da un casto abrazo antes de salir por la puerta de madera.

Camino a la cocina donde tomo una barrita de cereales y bebo un poco de zumo de naranjas, después de llenar mi estomago subo a mi habitación a lavar mis dientes y a por mi bolso. Vuelvo a bajar y salgo por la puerta principal, camino por el verde pasto hasta llegar a la acera. No pasan muchos segundos antes de que el auto de Bella se posicione al lado de mi acera.

    — Sube.

    — Mi padre dice que es peligroso subirse al auto de desconocidos -digo, rodando los ojos. Abro la puerta del coche y me subo. Ella me da una rápida colleja seguido de un "eres idiota" y arranca el auto. Cierro los ojos disfrutando del zumbido del motor.

    — Así que... ¿Qué dijo tu padre? —me pregunta, girando el volante hacia la derecha.

    — Nada —me encojo de hombros—, tuvimos un desayuno normal.

    — No me gusta mentirle a tu padre, se nota que te tiene mucha confianza.

    — A mi tampoco me gusta, Bella... A mi tampoco.

[***]

Salgo de mi tercera clase y camino hasta mi casillero.

    — ¡Hey, Jeller!

Me volteo encontrándome a un chico de segundo año, le sonrió.

    — ¡Mike! ¿Qué tal?

    — Estoy bien. Gracias por las tutorías de geometría, gracias a ti aprobé el examen —sonrío mostrando mis dientes y asiento con la cabeza. Me resisto a poner los ojos en blanco y él me sonríe.

     — No es nada, Mike. Solo presta atención y te irá bien.

    —Oh, créeme, lo haré. Mis padres están como locos. Se siente bastante bien aprobar de vez en cuando —dice y se encoje de hombros, sonriendo como un niño travieso al que le acaban de revolver el pelo. Le sonrío como despedida y camino al casillero a guardar los cuadernos, saco los apuntes y libros de la cuarta clase y cuando me volteo una chica de primer grado esta frente a mi. Sonrió, otra vez.

    — ¡Diana!

    — ¡Jeller! Gracias por tu ayuda con el grupo de animadoras, gracias a tus recomendaciones me aceptaron. Eres genial.

    — Solo fueron recomendaciones, eres buena animando —y sigo hartándome de gente inútil. Así que alargo los brazos y le coloco las manos en los hombros- lo merecías.

    — Todo fue gracias a ti.

Le sonrió y voy a mi siguiente clase. Mantengo mi sonrisa todo el pasillo, sonriendo a todos los alumnos como la estudiante perfecta que soy y ellos me sonríen de vuelta. Al parecer todos en este colegio me aman. Y yo a ellos.

Antes de poder entrar a mi salón una mano jala de mi hasta el baño de chicas.

    — ¿Qué haces? ¡Kyle! —exclamo, en una mezcla de confusión y alegría por verle.

    — Un poco de diversión, nena —me sonríe pícaro.

    — Me amonestarán.

    — El director te ama, te la dejará pasar —dice, seguro de si mismo.

    — Tienes suerte que sea la primera vez que lo haga.

    — Mucha suerte.

Cierra con seguro y me arrincona contra el lava manos. Dejo mis cuadernos a un lado antes de enganchar mis manos en su cuello.

    — Me encanta esta falda —dice, agarrando el borde de manera bruta, tirando de ella hacia abajo con fuerza.

    — Yo la odio.

    — Ya no lo harás tanto —dice con voz ronca, rozando la yema de sus dedos en mi muslo desnudo.

Ataca mi boca sin previo aviso mientras sus manos quitan la pequeña braga de encaje que llevo. O llevaba. Me sienta sobre el lava manos y acaricia mi sexo con descaro, yo desabrocho la cremallera de su pantalón y dejo que quede en sus muslos, bajo el bóxer que libera a su amiguito. Poso mi mano en su miembro y como es de esperarse, este esta duro, lo froto. Ahogamos gemidos en la boca del otro, y cuando estamos finalmente preparados, el rasga un pequeño empaque que sacó del bolsillo de su pantalón. Se coloca el preservativo y me embiste.

Echo mi cabeza hacia atrás por el placer que el acto me da y el sigue embistiéndome, callando mis jadeos con besos, presionando mi culo con fuerza, hasta que después de unos minutos, estallamos los dos en un remolino lleno de placer.

Su mirada juguetona me dice que este no es el final. Cuando sale de mi y su cabeza se dirige a donde segundos antes estuvo su pene, me advierte que aun nos queda mucho por disfrutar.

Not A Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora