Capítulo 05.

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    — ¿Jeller, cariño, eres tú?

Siento mi corazón bombear con fuerza, mierda, que no me vea.

    — Sí papá, soy yo. ¿Dónde estás?

    — ¡Arriba!

Respiro aliviada, cierro la puerta, y comienzo el maratón hasta mi habitación. Atravieso el recibidor hasta las escaleras, y una vez ahí corro como si mi vida dependiera de ello. Ya en la segunda planta voy directa a mi habitación y una vez dentro echo el cerrojo a la puerta. Suspiro aliviada y me voy de espaldas a la cama.

Estuvo cerca.

No quiero que papá me vea, mi cara no es precisamente de cansancio por estudio. Más por algo... Movido. Tengo que quitar esto de mi mente.

Me pongo en pie y camino hasta el cuarto de baño, me cepillo los dientes y lavo el rostro. Peino mi cabello para atarlo en una coleta y abro el grifo de la ducha esperando a que toda el agua fría salga.

Necesito urgentemente un baño.

***

    —¿Cariño, estás ahí? —escucho unos golpes detrás de la puerta. Envuelvo una toalla en mi cuerpo y salgo del baño.

Abro la puerta de mi habitación y le sonrío a papá.

    —¿Necesitabas algo? —le bato las pestañas a mi padre como sé le gusta que lo haga. Detesto jugar con papá, pero siendo yo, sinceramente, creo que lo decepcionaría. Sonríe encantado

    —Tengo una cena y quiero que me acompañes —suspiro—. No tienes que venir si no quieres —parece decepcionado—, pensé que podíamos pasar una tarde de domingo cenando juntos, ya sabes, hace mucho no lo hacemos.

Se me estruja el corazón y automáticamente las palabras se me salen de la boca.

    —No, no. Claro que quiero ir. Es solo que tendrás que esperarme, debo arreglarme —se le ilumina el rostro.

    —No te preocupes, aún hay tiempo.

Beso la mejilla de papá y me adentro en la habitación cerrando la puerta.

Genial, estoy muy cansada por... Todo. Ahora tendré que ir a un restaurante caro con papá y ser la señorita educada que se espera que sea. Genial.

***

Tantos años de práctica me han hecho saber vestir como una dama, como ahora que porto un vestido rojo que entona con mis labios del mismo color, y mi cabello ahora rizado que contrasta con mis tacos negros, por eso una vez dentro del restaurante, aún sintiéndome incómoda internamente por no estar a gusto con el ambiente, sé que voy a tono con el refinado restaurante.

Papá habla con un chico sobre la reserva que tiene pero yo solo no puedo dejar de observar el lugar ocupando mi mente en buscar a alguien conocido, eso porque mi padre ha estado muy nervioso desde que salimos de casa, incluso me preguntó que qué tal se veía con el atuendo, cosa que nunca hace. Esto huele muy mal.

Sigo mi escáner, y en las mesas del fondo creo ver a alguien, enfoco mejor mi vista y mis mejillas adquieren un escarlata cuando veo a Ashton, mi estúpido vecino.

    — ... Me acompañan —escucho decir al chico de la recepción. Papá coloca su mano en mi cintura y juntos caminamos hasta... Mierda, nos dirigimos a la mesa de Ashton. Joder.

Not A Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora