CAPITULO TRES

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Habían apenas pasado 3 días desde que había iniciado el turno en el lugar área siquiátrica, hoy el primer día había sido, bueno no había sido lo que esperaba, después de limpiar ese desastre terminé con un mal sabor de boca el día, después el segundo día enfrente un horario más tranquilo y común, de no haber sido porque al acercarme demasiado algunas puertas me llevé algunos sustos después de que desde el otro lado se arrojaron directamente hacia la puerta como si quisieran hacerme algo, por último el día de ayer presenció una escena un tanto diferente, pudo observar a uno de ellos después de que perdiera el control, imagina verlos debió de ver sido una sensación bastante distinta a lo que estaba acostumbrado en realidad, implantó un miedo en mí que sólo yo podría describir en este momento, aunque el día de hoy todo va de una forma diferente hasta que volví a encontrar al doctor Esteban, el cual me volvió a pedir ayuda pero esta vez lo dijo en un tono más serio.

-hola doctor me está buscando -dije una vez que al verme se dirigió hacia mí

-el día de hoy necesito una ayuda un tanto diferente

Sin más me apresuré a ir con él de la manera más sigilosa posible ya que no quería provocar un escándalo como el que había vivido el día martes, ya que entre alguna u otra cosa que habría sucedido me habría dejado bastante claro que no podía desacatar los órdenes establecidas en bastantes áreas.

-llegamos -indicó el doctor Esteban señalando una sala

-se trata nuevamente de alguna limpieza? -pregunté preparándome para limpiar otro desastre causado por alguno de los pacientes

-de hecho en realidad esta vez se trata de algo un poco más complejo, sígame -dijo nuevamente con un tono serio

Esto había provocado las alarmas dentro de mí pensando que podría llegar a ser esta situación para que estuviera tan serio el doctor Esteban, pero te vi de haber querido no saciar esa curiosidad que tenía en el momento cuando me percaté al entrar de las en la sala. Observaba un paciente recostado en el suelo con una camisa de fuerza, parecía dormido aunque en realidad no sabía qué pensar, estaba completamente inmóvil con un aspecto parecido al de algún drogadicto tirado en el vacío, su cabello era largo mojado de lo que tal vez era vomito dejando creando un ambiente mas preocupante.

-de qué se trata esto doctor?

-el paciente llegó aquí para realizarse unos estudios sin embargo se mostró un tanto agresivo, una vez se despertó a pesar de tener la camisa lastimo a mi compañero así que me es un poco peligroso mantenerlo yo solo así que por esta ocasión tendrás que ayudarme a llevarlo hasta su habitación

Una vez visto el doctor volvió a ver al paciente y confirmó que estaba sedado indicándome acercarme para que lo levantemos entre los 2 de manera que poco a poco lo fuimos llevando a la que se supone era su habitación, caminamos lentamente ya que el hombre pesaba mucho, nunca vi estado tan cerca de un paciente y no como en ese día, recargado entre nosotros 2 faltaba poco para que lográramos llegar a su habitación al mismo tiempo que cada segundo se volvio eterno, finalmente entramos a la habitación donde lo dejamos recostado en una cama. Parecían haber pasado gran cosa, y en realidad no lo había sido, salíamos de la habitación mientras yo pensaba quién no había sido tan difícil, fue en ese momento cuando lo escuché, un sonido venía del pasillo como si sonara uno de esos teléfonos que estaban colgados por todos lados, voltee tan solo un instante quitando la vista del paciente, en ese preciso momento despertó abalanzándose contra mí con intenciones de morderme, de no haber sido por el doctor que se percató rápidamente de la situación y cerró la puerta, probablemente tendría una mordida como la que le debió de haber dejado a su compañero.

-porque volteaste la mirada? -preguntó el doctor Esteban

-pero el teléfono sonó -dije algo asustado

-teléfono? -preguntó el doctor Esteban bastante confundido

-se supone que los teléfonos no deberían de funcionar o sí -dije bastante confundido

-por supuesto que no funcionan, yo no escuché nada, sin embargo creo bastante lo que acabas de decir porque es muy común escucharlos por el estrés que genera el lugar, solo no lo vuelvas a hacer

La plática había quedado en ese preciso lugar después de ese preciso momento donde en realidad no había pasado ningún incidente, afortunadamente lograbas salir de ese lugar de nuevo sin tener ningún rasguño, me preguntaba si esto iba a ser una rutina diaria o si esto se volvería simplemente costumbre, a diferencia de los demás trabajos que había tenido esto era un tanto peculiar, volvía a mi rutina de trabajo como siempre cuando antes de citan siquiera seguir con el trabajo fui interceptado por el doctor Pablo.

-oye Antonio tienes un momento necesitamos rápido tu ayuda -dijo el doctor el cual había conocido apenas ayer

-Claro que sucede -respondí de manera rápida

-acompáñame deprisa

Corrimos arduamente alrededor de algunos pasillos antes de llegar a una de las zonas más resguardadas del hospital, siendo que para llegar a ella el doctor tuvo que abrir por lo menos 2 puertas qué estaban aseguradas con un gran candado, después de ello entramos a un pasillo donde pude notar estaba todo un desastre, no podía distinguir entre todo lo que estaba tirado o todo lo que estaba pasando sino hasta que logré observar lo que probablemente sería la situación, se encontraba ya el señor Gerardo ahí, junto con otra doctora la cual ya había visto pero no conocía su nombre, todos nos encontramos por un momento rodeando una habitación, ya que algún paciente había logrado quitarse la camisa de fuerza, entrado en algún tipo de ataque de pánico al mismo tiempo que gritaba-estoy aquí, sácame de aquí!- se encontraba en la habitación destruyendo todo lo que podía.

-Están listos -dijo la doctora antes de dar con un fuerte golpe a la puerta señalando que debíamos de detenerlo

Una escena bastante rápida la cual se reflejó en tan sólo unos segundos el señor Gerardo y yo fuimos los primeros en tratar de contener al paciente, sin ningún problema cada uno logró llegar a uno de sus brazos y tomarlo mientras que la doctora sacó una jeringa con un tranquilizante, no fue entonces cuando un cabezazo me sorprendió de repente y aunque no evitó que lo soltará sí permitió confundirme bastante mientras que en ese preciso momento escuché como si un teléfono sonará de nuevo, 2 veces el mismo día había pasado lo mismo, sin embargo la doctora llegó con su jeringa e inyectó al paciente el cual poco a poco dejó de moverse, dando aclarar que el tranquilizante estaba empezando a surtir efecto, fue entonces cuando el paciente volteó hacia el señor Gerardo y dijo con una voz bastante horrible.

-calle ese teléfono

El dia que el telefono suenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora