CAPITULO DOCE

8 8 0
                                    


-qué es lo que hace? -preguntó una voz detrás de mí

Voltee lo más rápido que pude, notando que a mis espaldas no se encontraba otra persona, si no más que la doctora Sandra - doctora yo - hice una cosa - yo terminaba de quitar los teléfonos, cómo me lo indicó el doctor Roberto

-ya veo Toño -dijo mientras que miraba en un tono bastante serio -parece que Daisy tiene algún tipo de juegos con esos teléfonos no? -mencionó mientras que noté se refería a mí

-sí eso es lo que parece, debo de dejarlo rápidamente tengo algo de trabajo, puedo ayudarle de alguna forma?

-no yo también tengo cosas que pensar

Sin decir ni una sola palabra más caminé rápidamente rumbo a tirar aquellos teléfonos, no había comprendido del todo le escena que se acababa de formar junto a mí, y probablemente no comprendía tampoco la doctora Sandra qué había pasado, si no tal vez hubiera pensado que de alguna manera yo también podía comprender o ver alguna cosas que Daisy.

Esto último no me gustó del todo, ya que lo que menos necesitaba es que en este momento alguien estuviera observándome, y mucho menos en un tono de vigilancia, de alguna forma de alguna parte no pude resistirme a querer tomar el teléfono, como si algo de mí simplemente hubiera reaccionado en quererlo tomar, aunque ya bien sabía que de alguna forma no era lo que en realidad debía ser. El día se votaba de una manera cada vez más lenta, nunca había sentido el trabajo como lo había sentido ese día, fue ahí cuando nuevamente llegué a casa y pasé bastante tiempo en la ducha, no quería pensar y que tendría que volver mañana, solo quería salir y retirarme algo más, como siempre mis ideas poblaban más de lo que debían dentro de mi cabeza y no me dejaban dormir, mi imaginación siempre jugaba en mi contra sobre todo cuando estaba estresado, por qué no deberían de hacerlo ahora cuando ya solo faltan unos pocos días para que pueda irme a otro lugar, pensamientos que me acompañaban todo el día, hasta la mitad del martes, un día bastante desagradable, como era de esperarse tenía que ocurrir algún incidente en mi turno, después de que alguien vomitará no específicamente un huésped, sino alguna persona tal vez algún practicante que se encontraba en el lugar, después de todo según el señor Gerardo era algo que ocurría a menudo, me encontraba limpiando el desastre, aún recuerdo bien el pasillo era bastante largo, repletos de ventanas apuntando hacia el patio, punto donde cada columna tendría un teléfono, hacía mi labor trapeando el lugar, cosa que no tardó mucho cuando un teléfono sonó junto a mí, tratando de ignorarlo avance rápidamente aunque el trapero no fuera mejor, aunque el teléfono no se callaba dejo de hacerlo al poco tiempo, mismo en el que avance hasta notar que a medio pasillo son otro, caminé de otro lado, y esta vez sonaron dos, tomé mis cosas y empecé a caminar rápidamente al final del pasillo cuando antes de llegar el último teléfono sonó, y el que sigue, y el que sigue, obligándome a correr por todo el pasillo no sabía qué estaba pasando y tampoco sabía por qué pasaba esto, de la nada como si nada como si alguien tratará de tomarme. Aunque alguien me observaba entonces se fuera junto al patio.

Terminé caminando y terminé refugiándome en un área donde por lo menos los teléfonos no se encontraban a cada 2 metros, siendo que esta vez por lo menos pude descansar recargándome en la puerta, -en serio crees que estoy jugando contigo -las voces decían -estoy sonriendo -un fuerte estruendo sonaba de dos puertas al abalanzarse dos personas de manera desesperada hacia ellas. Me alejé rápidamente las habitaciones estaban ocupadas -no dejes de tomar el teléfono, alguien te está llamando!! -cuál exclamaban en coordinación pero de manera bastante desafinada las voces.

Después de incorporarme salí corriendo y no se volvió a presentar algún accidente en el día, pero mi suerte no había cambiado en lo más mínimo, el día miércoles caminé nuevamente por los pasillos que aunque no había pasado nada en todo el día todo se estropeó cuando sin darme cuenta me encontré mi todo un pasillo, pasillo que era de Daisy y al final de él un teléfono colgaba, miré hacia atrás pensando en retroceder cuando por primera vez escuché su voz mientras que ella estaba pegada en la puerta.

El dia que el telefono suenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora