Capítulo 9

123 43 8
                                    


Froto mi cabello con una toalla para quitar el exceso de agua tras ducharme, mis nudillos me duelen sobre manera, pero no me importa, la satisfacción que siento tras haber golpeado a mi padre hasta dejarlo inconsciente vale todo el maldito dolor que siento, sonrío por un instante recordando su rostro de sorpresa cuando le quitamos el saco de la cabeza para hacerle saber cuál será su destino de ahora en adelante, una voz en mi cabeza dice que no debería sentir satisfacción por ello, pero una voz más fuerte me dicta que debo hacerlo pagar por todo el daño que nos causó.

Volteo ligeramente hacia mi hermano que se encuentra sentado sobre el piso del baño con las manos sobre su cara ocultando su rostro, a él le ha sido más difícil sobrellevar todo lo que hemos hecho con Marcél.

Pensaba que esto sería más difícil para mí, mientras planeé todo para hacerle pagar a Marcél creía que no tendría el coraje para hacerlo y sentía un temor inmenso creyendo que algo podía salir mal, fue esa la razón que me llevó a consumir, pensé que eso me daría la valentía que me faltaba, ahora me doy cuenta que no necesito de estupefacientes, que aún estando en mis cinco sentidos, encuentro el valor que necesito para enfrentarlo y muy pronto, torturarlo como él gozaba hacerlo con nosotros.

—Él no hizo cosas peores —le hablo a mi hermano.

No tiene porque torturarse pensando en lo que hicimos, nadie debería de sentir compasión por un hombre sin alma como nuestro padre.

—¡Vete al carajo! —me empuja para apartarme de su paso y salir del sanitario.

Suspiro sabiendo que será más difícil de lo que esperaba para Fegan, sólo espero que no entorpezca mis planes.

Me pongo una playera antes de dirigirme hacia la habitación de Fabiola, después de decirle que el sujeto al que trajimos y mantenemos encerrado es mi padre, corrió hacia la casa para encerrarse.

Me imagino lo que ha de estar pensando, pero ella debe comprender que Marcél tiene que pagar por todas sus atrocidades y que la mejor manera para hacer que pague es que sienta en carne propia todo lo que él nos hizo por años.

Pensaba que no estar bajo el dominio de mi padre era suficiente, pero la vida me presentó una oportunidad que bajo ninguna circunstancia dejaré pasar.

Toco un par de ocasiones a su puerta sin obtener respuesta, suspiro recargando mi frente sobre la madera, de todo lo que está ocurriendo lo único que me duele es el estar distanciado de ella, en verdad la amo y no quiero que se aleje de mí.

—Amor —casi susurro deseando que podamos.

Continúa en silencio, tomo la perilla para girarla, por fortuna no tiene puesto el seguro, me adentro a su habitación estando todo completamente a oscuras. Cierro la puerta a mi espalda quedándome por un instante viendo su casi inobservable silueta debido a la oscuridad, se encuentra sobre su cama hecha un ovillo, escucho sus sollozos.

No quiero que con lo que estoy haciendo ella salga dañada, por ello no quería involucrarla, era un pensamiento absurdo, lo sé, porque era imposible que ella no se enterara cuando la cabaña donde tengo a Marcél está a pocos metros de la casa.

Vuelvo a suspirar antes de recostarme a su lado, me aventuro a abrazarla cuando ya me encuentro a su espalda, no se aparta, me acerco más a ella y enseguida dejo un beso sobre su hombro.

Siento su cuerpo girarse para abrazarme, acaricio su cabello dejando repetidos besos sobre sus sienes, la estrujo.

—Asesínalo —susurra desconcertándome por lo que dice—. Imagino lo que pretendes y no quiero —habla llorando y suspiro.

Ahora comprendo, no es que ella esté de acuerdo en que me convierta en el asesino de mi padre, sólo no quiere que termine siendo como él, pero no lo seré, Marcél tiene el alma podrida, yo sólo quiero venganza.

FERGUS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora