Capítulo 15

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Creer que mi hermano estaba en prisión y encontrarlo aquí siendo parte de la élite de Metrópoli me causa cierta molestia, yo he luchado por años para tener una mejor vida y él sin esfuerzo alguno se encuentra rodeado de extravagancias, viviendo una vida llena de comodidades.

Lo veo caminar hacia mí acompañado de Sara, ella se lo ha llevado por algunos minutos usando el pretexto de hablar sobre algo en privado, es obvio que hablaron sobre mí, lo cual me importa un carajo.

Me alejo de un par de chicos que ahora son mis nuevos clientes, al final no es tan difícil distinguir a los adictos, quizá sea porque también soy uno de ellos. No me arrepiento de eso, los pasones me regalan esos minutos de paz que he necesitado toda la maldita vida.

—¿Nos disculpas? —habla Félix, se dirige a Sara antes de abrazarme por el hombro para conducirme lejos del bullicio.

Nos adentramos a la espaciosa casa, parece que mi hermano y Sara se conocen desde hace tiempo puesto que camina por el lugar como si fuese de su propiedad.

Aunque me detengo a pensar, nunca le he preguntado su edad a Sara, pero es más que obvio que es mayor que Félix, mi hermano aún no alcanza la mayoría de edad y ella ya estudia la universidad, llegado el momento indagaré la forma en que se conocieron.

—Te buscamos por meses —me hace saber cuando ya nos encontramos dentro de lo que parece el estudio.

Se sienta en uno de los sofás y yo hago lo mismo quedándome frente a él. No digo nada, quiero saber todo lo que ha ocurrido con él, cómo es que ahora pertenece a esta clase social.

—Meses después que ustedes desaparecieron, mi familia dió con nosotros...

—¿Tu familia? —cuestiono al interrumpirlo.

—Sí, mi familia y la nuestra. Marcél era hijo de un general, toda nuestra familia estuvo buscándonos, al igual que la familia de mi madre.

—¿Y ellos tienen todo este dinero que casi se respira en el ambiente? —indago un tanto burlón.

—No, los Lonnett no tienen la fortuna que la familia de mi madre, casi no los veo, preferí quedarme con los Prats, ese es el apellido de ellos y el mío, no quiero llevar el apellido del hombre que nos hizo tanto daño —habla con pesar.

Escucho atento a su narrativa sobre todo lo que ocurrió cuando dieron con ellos y la forma en que sucedió. Ahora sé también que Madsen se encuentra con sus padres y Fryda en algún sitio lejos de Nevadas, con la familia de mi hermano.

—Cuando Madsen salió del hospital nos dimos a la tarea de buscarte, sabíamos que seguían en Nevadas porque justo la noche anterior a la que dieran con nosotros Fabi volvió, no nos dijo lo que había ocurrido entre ustedes, pero ella no apareció después de ello.

En este momento lo que menos deseo es explicarle a Félix que fue el idiota de Fegan quien le dió dinero a Fabi para que se fuera de la ciudad, necesito saber todo lo ocurrido.

—Le hacíamos creer a nuestras familias que estamos acudiendo a terapias, mientras dedicábamos aquellas horas a buscarlos.

—¿Por qué no les dijeron sobre nosotros? —indago.

—¿Qué se supone que diríamos? —cuestiona—. Teníamos la sospecha que ustedes estaban detrás de la desaparición de Marcél, y al final nuestras sospechas fueron ciertas...

—¿Dieron con ese animal? —pregunto colérico colocándome de pie.

—Después de meses, sí, pero ustedes no estaban.

—¡¿Eran ustedes?! —pregunto molesto—. ¡Las malditas camionetas negras fuera de la cabaña, ¿eran suyas?! —me enfado aún más.

De no ser porque ellos llegaron antes que nosotros aquel día, quizá no estuviera metido en este mundo de porquería, quizá hubiese tenido más suerte y ahora gozaría de la vida que él tiene o por lo menos una en que no tuviera que lidiar con Radamel.

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