4. El trozo de mi que nadie conoce

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Por la mañana, cuando entra mucha luz y yo ya estoy bañado y con una taza de té en las manos, oigo el ajetreo, incluso por encima de todos los sonidos de fuera. Escucho la voz de Ula, Agnor, mi madre y la humana juntas, por lo que dejando la taza en la mesa, me apresuro a salir. El camino es corto y cuando me doy cuenta, estamos en los aposentos de Agnor, escuchándole debatirse entre que mujer debería escoger.

—¿A quién se supone que debo escoger? ¿A alguna de tus amigas? Porque todas se mueren por mi.—Entiendo que se lo dice a Ula.

—Sí, tienen mal gusto, pero imagino que eso es a todo lo que puedes aspirar—le responde ella y hay un pequeño silencio.

—No he accedido a esto para que me humillen —Como no, Agnor se queja al sentirse acorralado y aprovecho el hueco para entrar por la puerta.

—Técnicamente, no has accedido, has sido obligado, así que baila, hermanito.—Me mira y sus ojos se ponen blancos, dándole la vuelta. La humana no parece estar pasándolo bien, de hecho, parece estar a punto de sufrir un colapso, por lo que cuando habla, es una sorpresa.

—Yo esperaba la lección con gran ilusión —le sonríe tiernamente mientras me siento en el sofá, junto a mi madre, que me recibe poniéndome una mano en el hombro.

—Imagino que te has enterado de lo que sucedió anoche—murmura mi madre hacia mi aunque Ula y probablemente Agnor lo escuchan también. Asiento una sola vez y ella sonríe más ancho, porque aunque quizás no fuera idea suya, disfruta viendo cómo me disciplinan.

—Sería para mi un honor, Agnor.—Voz suave que sale con una sonrisa tímida, una que no llega a sus ojos grises y hace que me incline hacia delante un momento para verla. No es... ¿Es genuina? Me resulta imposible de diferenciar porque a lo mejor los humanos son más diferentes de lo que pensaba y es para ellos mentir tan sencillo como respirar.

—Empezaremos con algo básico y sin música, para garantizar que sepas mover los pies.—Veo un músculo en la cara de ella torcerse y la sonrisa morir por lo que sé, que en el fondo, ese comentario le ha molestado. ¿Por qué? ¿Qué ha sido lo que ha logrado romper la máscara de hielo durante un instante? Se mueven, cogidos de las manos y por desgracia, no sé leer nada más en el comportamiento de ella. En mi hermano puedo ver nervios, que no sé si son derivados de tenerla cerca, de tener público o de estar tocando a una humana la cual desprecia. Mi madre se divierte porque hace el mismo gesto de siempre, que es mover los dedos como si hubiera alguna canción tocando, aún a pesar de que no la hay. Eso es otra cosa, ¿cómo pretende enseñarla sin música? ¿Es que Agnor cree que los humanos no disfrutan de la música? Porque tengo entendido, según mis libros que lo hacen, que incluso tienen un cargo en la corte dedicado a un hombre que cante proezas al pueblo y los divierta con su voz. Bufón lo llaman—. Tienes que estar presente en la danza. Es como una conversación, de dos sentidos.—le dice medio enfadado y ella agacha la cabeza.

—Lo lamento—dice sin más. Suena música entonces, y aunque eso debería relajarla, no lo hace. Sus hombros se ponen duros y sus brazos parecen ramitas de un árbol, frágiles pero rígidas. Agnor pasa una mano por la cintura de ella y otra enlazada en la mano, para guiarla.

—La chica tiene un cuerpo precioso—musita mi madre haciendo que Ula asienta. No me fijo demasiado, principalmente porque me da igual, así que cuando se mueven como un suave oleaje, lo ignoro.

—Bien, vas bien, aunque estás algo tensa...—dice Agnor haciendo que yo agache la cabeza. No sé si alguien más lo siente, pero la tensión que hay en el lugar no es solo la suficiente como para que la chica se ponga nerviosa, sino como para ponerme incómodo. ¿No creen que quizás con tanto público es aún peor? Porque no solo baila con un macho desconocido para ella, sino que es una raza diferente y un príncipe, siendo observada por la reina y bueno, sus enemigos. La sorpresa es que la suto no eche a correr con humanas piernas—. ¿Quieres que bailemos algo más movido?—le pregunta él y ella asiente, haciendo que uno de los sirvientes que se esconde entre las columnas de manera servicial cambie la música. Suena suave igual, pero mucho más rápida y alegre. No necesito presenciar esto porque es ridículo y tampoco creo que cambie nada.

El mar de Vetr ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora