No es de extrañar que mi padre haya convocado una reunión urgente, añadiendo a Agnor, Savea y a mi madre. Por suerte no ha solicitado que estén los demás miembros de la corte, pero estando en el mismo sitio que Savea ya me resulta suficiente castigo. Mi padre preside, pero lo informal que viste me dice que no era algo planeado con antelación, así que debe ser gordo. Que Agnor también esté citado, no sé si acaba de ser bueno, porque bien podría significar que ha dejado a una chica en cinta o que ha hecho algo peor. ¿Cómo? No lo sé, pero siendo mi hermano me lo espero. Miro receloso mientras Savea lee el código de honor, llevándose una mano al pecho mientras jura lealtad a la corona de mi apellido, la que portó mi abuelo, mi padre y la que en teoría, reposará en mi cabeza. Dudo muchísimo que estuviera tan contento de jurarme lealtad a mi si supiera que lo que más desea es mío. Sonrío un poco y lo miro. Nunca la besará, nunca sabrá que Raith muerde los labios cuando besa o que usa mucho las manos. Tampoco conocerá cómo sabe su piel, ni lamerá su cicatriz. Nada de eso. Esos mismos pensamientos y lo que despiertan en mi me borran la mueca de la cara, porque son posesivos sobre ella, sobre una humana. ¿Qué mierda me pasa?
—Os preguntaréis para qué os he convocado aquí esta mañana—empieza mi padre. Savea se sienta mientras mantiene la cabeza agachada en muestra de sumisión, algo que no engaña a nadie. Por lo menos no a mi—. Ha llegado a mi atención que la humana vaga por palacio sin escoltas. ¿Es cierto?—pregunta y es Agnor quien responde.
—Sí, padre, es cierto.
—Supone un peligro. De hecho, ya me parece una osadía que esté en palacio. Su sitio no es este. Debería estar presa.
—Técnicamente, lo está—intervengo yo con la verdad. Raith preferiría ser libre, probablemente en cualquier sitio donde pudiera ser humana y no tener que pensar en lo diferentes que somos.
—Debe ser la prisionera mejor cuidada de la historia, entonces—protesta mi padre clavándome sus ojos serios.
—Puedo escoltarla a los calabozos padre.—Agnor se levanta, con la espalda recta y los hombros en alto. No es que me sorprenda, porque siempre intenta ganar el favor de nuestro padre, pero, ¿hiriendo a Raith en el camino? Qué raro. No pensé que Agnor tuviera el ego tan dolido.
—No merece la pena mandarla al calabozo, deberíamos ejecutarla. Podría ser una espía de Bellamy.—Savea también tiene su propia opinión, claro, pero es lo que dice luego lo que me hace sospechar—. Yo mismo puedo hacer los honores, majestad, junto con Lacidaus.—Los ojos de mi padre vagan hacia mi y yo le miro con una sonrisita fija en la cara, esperando a que diga algo. Sé que a él no le importa lo que pase con Raith, pero habiendo asistido con ella al Calantide en público, hace que sea peliagudo eliminarla sin más. Mandaría un mensaje confuso.
—¿Lo es? ¿Es una espía?—pregunta mi madre consternada, así que mi padre responde.
—Savea y Lacidaus se encargarán de ella.—Con esas palabras me levanto, no porque quiera, sino porque mi cuerpo responde.
—Queridos miembros de la corte... Ah, también Agnor y Savea, sí... Me temo que no estoy de acuerdo con el rumbo que está tomando la reunión. Me niego en redondo a que Lacidaus y Savea determinen el futuro de Raith.—Savea reacciona, abriendo la boca para hablar, pero antes de que lo haga, levanto el dedo índice—. Escoge bien tus palabras, Savea, que se note que eres el senescal actual.—Aprovecho para recordarle su cargo y lo poco que podría quedarle del mismo, y él lo entiende porque me mira con odio en los ojos. Su cara se tuerce durante un momento y luego recupera esa sonrisa falsa servicial que no me engaña.
—Solo quiero solventar un problema de la corona.
—Yo no veo tal problema.—Me encojo de hombros y miro a mi padre, que observa con curiosidad. Sabe que no permitiré que Savea le ponga la mano encima, tampoco Agnor.
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El mar de Vetr ✔️
Romance*SPIN OFF de invierno en Leinheim* * POV de Wilder* He leído cientos de libros, todos y cada uno de ellos me han hecho querer algo que nunca será mío, algo que me está prohibido. Quiero poder oler el aire, pisar el césped y sentir el sol en la cara...