10.La sinceridad que me revuelve

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El quinto día, sin saber nada de ella, me llegan rumores. Rumores de que sí está viva pero recluida en sus aposentos, dibujando sin parar, lo cual me hace sentir algo esponjoso en el estómago. Mi contacto entre los empleados me manda una misiva, pidiendo que nos reunamos en el jardín trasero, así que en el intercambio de guardias, me acerco al lugar. Mis botas crujen contra las piedras del patio, pero salvo eso, el silencio es absoluto. Por suerte, no hay nadie cerca, así que Koia sale de entre las sombras, de una de las puertas que conecta la cocina con el exterior. Esta puerta se usa sobre todo cuando hay fiestas o eventos, para meter carros llenos de comida e ingredientes, por lo que no todo el mundo la conoce. Koia se cruza de brazos y finalmente mete ambas manos en su delantal blanco.

—Me pidió que le informara de todo lo que me pareciera extraño—comienza a decir y yo asiento. Tener a una de las doncellas de mi madre como espía me pareció perfecto, porque pocas caras son tan invisibles como las del servicio—. Raith ha estado esta mañana en cocina, de hecho, también estuvo anoche en ella.

—¿En cocina? ¿Para qué?

—Para ayudar. Quiere trabajar—responde de manera seca. Koia nunca ha sido particularmente extrovertida, y precisamente por eso es perfecta para esto. La miro a sus ojos, tan diferentes entre ellos que son realmente únicos—. Limpiaba y cocinaba en el barco, además de curar a los heridos. Se encargaba de coser y amputar miembros si fuera necesario.—Eso amplía mi visión de las cosas y a la vez, solo sirve para echar más leña en un fuego que no necesitaba ser avivado. No me gusta juzgar, pero lo hago, al igual que todos y Raith, no tiene pinta de poder amputar una extremidad. Venga ya, es imposible—. Estuvo un rato en cocina e incluso ayudó a deshuesar un pollo.—Pone una mueca de aprobación y luego suelta la primera risita que le he oido en todo el tiempo que he tratado con ella—. Preguntó si el hecho de que comiéramos pescado se consideraba canibalismo.—Se ríe de nuevo y no puedo evitarlo, yo también lo hago. Eso sí me suena a una pregunta que haría un humano. Me apoyo en la pared de piedra del palacio y Koia mira a nuestro alrededor, moviendo los ojos de un lado a otro.

—¿Algo más?

—Ha estado cocinando esta mañana pero nada más importante.—Asiento a su información y le estrecho la mano, indicándole que recibirá su recompensa a final de mes. No ha sido demasiado útil, pero por lo menos nos hemos reído, y eso es suficiente.

Sigo dándole vueltas más de una hora después, cuando estoy cambiándome de ropa en mis aposentos. ¿Por qué sentiría esa necesidad de cocinar? ¿Es que no le aterra la idea de trabajar? Qué mujer más rara. El sonido de un picoteo extraño en mi puerta me lanza hacia esta, aburrido, porque probablemente sea Ula, molestándome con alguna queja sobre mi charla con nuestro padre. No es mi culpa y tampoco puedo hacer mucho, así que me preparo para decirle algo. Para mi sorpresa, Raith se planta de pie en el umbral de mi puerta, portando una bandeja llena de bollos de dulce de leche. No puedo evitar sonreír al verla, porque tiene una pinta ligeramente salvaje, con los pantalones de cuero y mi collar colgando en su cuello, sin nada que lo tape.

—Si que ha decaído el servicio... Últimamente, contratan a cualquiera—digo suavemente mientras me aparto el pelo de la cara. Quiero poder verla bien, a ella y a su cicatriz, grotesca y profunda. Me hago a un lado, invitando a que pase para dejar la bandeja de plata, que huele deliciosamente bien—. ¿Vienes a asesinarme?

—Podría.

—A no ser que los bollos estén envenenados... lo dudo. Tampoco portas ninguna escalera como para poder subirte y apuñalarme, así que... Te quedan pocas opciones.—Sigue quieta en el sitio, por lo que le miro las piernas, delgadas y encerradas en el cuero.

—Alguien me dijo que es tu postre favorito, por lo que he decidido hacértelo—dice adentrándose, mirando a todas partes. Suelo ser muy receloso de mi privacidad, pero después de haber entrado en sus aposentos, siento que lo justo es que ella también vea los mios con detalle. Proceso demasiado tarde sus palabras, por lo que cierro la puerta y pregunto.

El mar de Vetr ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora