—Majestad, quisiera recordarle, encarecidamente, que, me debe un baile, pues en el último solo me concedió dos de los tres acordados.—Como no, debería haberlo previsto. Trago lo que me queda en la boca y la observo, brillar como una flor en todos los colores cercanos al rosa y al lila.
—Lady Ievna, espero que la comida haya sido de su gusto.
—Lo ha sido pero realmente, mi único cometido para asistir al baile era cobrarme el baile que me debe.
—¿No preferiría bailar con el príncipe Agnor? Las lenguas dicen que es un bailarín formidable.
—También bailaré con él, por supuesto, pero primero, va mi futuro rey. Sería el momento más emocionante de mi noche y no pienso aceptar un no por respuesta, majestad—No me deja escapar, aun sabiendo que no quiero bailar con ella, aún a pesar de que se está ridiculizando pidiéndomelo así. ¿Y si su madre está ala escucha? Asegurándose de que consigue lo que quiere, que es una unión ventajosa, cueste lo que cueste, aun si humilla a su hija en el proceso—. Oh, disculpe, lady Raith, no he tenido en cuenta que es usted su cita y...
—No se preocupe, lady Ievna, en absoluto. No quisiera interferir en el cobro de una promesa tan importante como esa y me vendría bien reposar un poco el delicioso postre.—Sonríe pero esta no llega a sus ojos que se mantienen fijos en la mesa y en la comida que hay en ella. Me levanto, medio obligado por el protocolo a no rechazar el baile, pero también, muerto de curiosidad. ¿Es que planea salir corriendo? ¿Quiere hablar con Ula de algo que mis oídos no deberían captar? Me giro, antes de desaparecer, con Ievna y la tomo de la mano, besando su dorso. No había vuelto a posar mis labios sobre ella desde que le devolví la vida y sigue sintiéndose igual de raro que entonces.
—Vuelvo en seguida, señorita Raith, no se olvide mi. Espero que mi ausencia le resulte exasperante y dolorosa
—Lo averiguaremos pronto, majestad —me dedica una reverencia muy fina que me da libertad como para poder irme, pero dejo los sentidos atentos, mirando con precaución a mi alrededor. Ievna no es tonta, y aunque lo intenta, le tiendo la mano derecha, obligándola a que la acepte. Me mira curiosa, con una sonrisa en los labios y los ojos algo cerrados, como si estuviera midiendo sus palabras. Bailar con ella atrae miradas, no solo de machos, sino también de hembras. Aquellas que envidian su belleza, su vestido, su figura y lo que creen que es la vida de Ievna. Ellos, sin embargo, desearían estar en mi lugar y que fueran sus manos las que la tocan y no las mías. Pero no me produce placer hacerlo, y ni siquiera me motiva lucirme para fastidiar a los demás, nada de eso.
—¿Estáis nervioso, alteza?
—No demasiado. ¿Usted?
—No todos los días bailo con un rey.
—Me temo que siguen sin haberme coronado, lady Ievna.
—Menudo despropósito, pues sería usted el rey más apuesto de toda nuestra existencia.—Damos una vuelta rápida que hace que su vestido suene entre sus piernas, pesado y lleno de telas que se mezclan entre sí—. Espero no haber importunado su cita.
—¿Quieres que hablemos con sinceridad, Ievna?—le pregunto y sus ojos se agrandan durante unos momentos, pero luego, entreabre los labios y asiente. La pego un poco más a mi, no por gusto, sino para poder susurrar en su oido y que nadie nos robe la conversación para publicarla en la famosa sección de cotilleo—. Tienes claro que has interrumpido la cita, pero tampoco te importa, así que deja el acto de niña inocente, Ievna, que nos conocemos desde que éramos niños.
—Yo...
—No me mientas, sabes que no me gustan las mentiras.
—Menuda imagen tienes de mi.
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El mar de Vetr ✔️
Romance*SPIN OFF de invierno en Leinheim* * POV de Wilder* He leído cientos de libros, todos y cada uno de ellos me han hecho querer algo que nunca será mío, algo que me está prohibido. Quiero poder oler el aire, pisar el césped y sentir el sol en la cara...