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Acostada sobre sábanas blancas, la luz de las persianas se proyecta sobre la piel, se ilumina, el sudor brilla. Ambos jadean, perdidos en el placer, Lihua suelta un gemido mientras lo siente, el pene de Aether penetrando su interior.
Aether abre los ojos, observándola en su totalidad: vulnerable debajo de él, entregada completamente a él. No puede pensar nada más en adoraciones para ella, la ama tanto, tanto… acaricia uno de sus pómulos, los dedos rozando las mejillas rosadas mientras siente el calor bajo las yemas de sus dedos.
Lihua abre los ojos, cansados y paulatinamente, observando los topacios de Aether, la forma en que su boca se estira en una linda sonrisa. Lihua no puede dejar de ver sus labios, deseosa de besarlo.
—Aether… pareces un tonto —Lihua se ríe, aunque las vibraciones de su pecho se alzan y bajan, el placer extendiéndose por todo su cuerpo.
Aether se ríe, algo tonto y suave mientras mueve sus caderas en un empujón, el sonido de un gemido lo hace sonreír aún más.
—Aunque… eres mi tonto, solo mío —Lihua ríe, algo fuerte y que mueve su cuerpo, el momento de pasión se vuelve más suave,
Aether también se ríe mientras pone su cabeza sobre su cuello, riendo ahí mientras suspira de alivio. Ambos se ríen, Lihua pasa uno de sus brazos sobre su espalda, abrazándolo y acercándolo más a ella.
Los momentos de pasión podrán ser eso: pasión y lujuria desenfrenada, aunque también hay momentos dónde una sonrisa puede aliviar las tensiones, hacer los momentos más románticos.
Ninguno cambiaría esto por nada.
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