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Han estado así durante horas, la polla de Aether chocando contra su coño: rosado por el abuso, dolorido y abierto lleno de semen y de su propio líquido. Lihua ya no puede pensar claramente, ya no puede ni siquiera moverse.
Lo único que podía hacer era gemir mientras levantaba sus caderas, si claro, dolía como el infierno. Era como si Aether le estuviera follando con su hoja desafilada. Las manos han destruido completamente su cuerpo.
Fue alguna vez un lienzo tierno y blanco, Aether se había asegurado de marcar su cuello, dejar moretones en sus caderas, salivar sobre sus senos. Incluso la sangre que se deslizaba por su garganta era algo tan excitante.
Se había corrido una infinidad de veces, Aether follando su punto dulce antes de correrse, semen blanco saliendo a borbotones y deslizándose por las grietas antes de caer sobre el colchón.
Sufre espasmos mientras hipa, las caderas se quedan quietas antes de salir… Solo para darse unas cuantas caricias y posicionar su pene de nuevo sobre el ansioso coño.
La punta entra mientras hipa, los ojos ruedan hacia arriba para llorar, es demasiado, Aether ya la arruinó, pero si sigue así, romperá su mente en un frenesí para poder solo pensar en su gruesa polla. Su cordura se romperá.
Pero dios, ¿No es eso excitante? Ser degrada como un agujero, es lo mejor, más cuando al final de su muy, muy intensa sension, viene el cariño abrumador de su amante.
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