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• Shiori • 

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Shiori • 

Otro día más, cansada de la vida y de la gente.

No lo digo porque sea algo que aborrezca, sino porque desde que dejé mis estudios y comencé a trabajar, me di cuenta de que la vida adulta realmente apesta. No es como te lo imaginabas cuando eras adolescente, ese golpe de realidad llega en el momento que tienes que afrontar problema tras problema. 

Esta semana llegaron las facturas de los servicios a pagar: luz, agua y renta del local, sin contar que el fin de semana tocaba la paga semanal de mis pocos trabajadores.

Sinceramente, lo que me preocupaba eran las bajas ventas de la florería. Cuando decidí abrir una florería fue porque mamá era una verdadera amante de ellas. 

Yo tengo 0 conocimientos de las flores, pero mientras estuve en la Universidad comencé a hacerme de un fondo de ahorro. 

Todo cambió años después, mamá enfermó a causa del cáncer y tuve que dejar la escuela. Papá no podía costear el tratamiento y mi universidad al mismo tiempo, a pesar de los intentos, mi madre no pudo vencer la enfermedad y falleció tiempo después.

Mi padre se deprimió bastante, incluso creí que podría suicidarse. Fui demasiado insistente en que buscara apoyo en expertos del tema, esos meses fueron un verdadero duelo para él, pero pudo salir adelante.

Lo malo fue que, en su nuevo y brillante futuro, yo no me encontraba. 

Decidió marcharse de casa, regresando a vivir a su ciudad natal, lugar donde, meses después, encontró el trabajo de sus sueños en una importante empresa. No me abandonó, el motivo de su partida fue porque yo era el vivo retrato de mi madre, algo muy doloroso para él.

Me pidió que no lo odiara por la decisión que tomó, pero que no olvidara lo mucho que me amaba. Jamás dudé de él, ya que yo estuve presente día a día, mes con mes, en todo esto. Sabía que mi padre me amaba muchísimo, pero no puedo mentir: lo extrañaba bastante. 

Mi padre trabaja en una de las mejores compañías de Tokio, a pesar de la distancia. Él me envía dinero cada 15 días con la intención de que pueda solventar los gastos de mi casa. En estos momentos lo agradezco muchísimo, de lo contrario estaría hasta el cuello de gastos. 

Las personas se sorprenden cuando me conocen y ven que a mi corta edad de 25 años tengo un negocio, casa y auto propio, cuando la realidad es que el auto y la casa me las dejó mi padre cuando se marchó de la ciudad. La florería la pude abrir gracias al fondo de ahorro y el trabajo que conseguí un par de meses en una cafetería. 

No todo es color de rosas como las personas imaginan. 

Las flores 

Las flores son bonitas, como mi madre. Este negocio lo creé en memoria de mi madre; aun si tuviera una racha de malas ventas, jamás dejaría de esforzarme en esto. 

—¡Señorita Shiori! Acaban de llamar para encargar un pedido de rosas para hoy —me informó Nobara después de colgar y colocar el teléfono en el mostrador. 

—¿Un ramo? —respondí, yendo al estante donde teníamos un par de ramos hechos. 

—Tal parece que esos no serán suficientes —respondió detrás de mí—. Iré por más rosas para terminar de arreglarlas, el cliente pidió un enorme ramo, así que podemos juntar las rosas de los 3 ramos del estante y completar el resto —sonrió para luego darse la vuelta e ir al fondo del local por más flores.

Mientras ella se ocupaba de terminar el ramo, me acerqué al mostrador con la intención de tomar la libreta donde anotamos los pedidos y poder leer las indicaciones del cliente.

—¡Nobara! Anotaste la calle, pero no el número de la casa o alguna referencia —grité fuerte para que así pudiera escucharme, ya que estaba alejada de mí. 

—Lo siento mucho, el cliente habló con prisas y creí que sí había anotado todo —se disculpó apenada—. Deje que le llame.

—¡No, no! —interrumpí al momento—. Termina el ramo, ya casi debemos ir a entregarlo —ordené de modo amable, entendía lo pesado que era elaborar algo a última hora—, yo le llamo al cliente.

Volví a revisar la libreta, tecleando el número de celular en el teléfono fijo, para así llamar a la persona que encargó las flores.

Un timbre.

Dos timbres.

Tres timbres.

Estaba a punto de colgar, cuando recibí respuesta del otro lado de la línea.

—¿Hola? —respondió una voz masculina.

—Buen día, le hablo de la florería "Sunny", hace un par de horas encargó unas flores. Lamento regresar la llamada, solo es para pedir la dirección del destinatario, acabo de notar que mi personal no anotó la dirección completa.

—¡Oh! —se escuchó un suspiro de sorpresa—. Sí, se la dicto —tomé el bolígrafo y escuché atentamente para anotar la dirección. Después de que me la dictó, se la repetí para confirmar la información.

—¿Está todo correcto? ¿Algo más que desee agregar? ¿Alguna nota? —pregunté gentilmente. Probablemente, Nobara no le ofreció agregar recados por las prisas. 

—Sí, una nota sería perfecta —mencionó animado.

—¡Muy bien! Dígame ¿Cuál sería el mensaje? —pregunté, volviendo a tomar el bolígrafo con el fin de seguir apuntando.

Él respondió:

"Es imposible dejar de pensar en ti, cada vez que te miro a los ojos me doy cuenta de lo importante que eres para mí, espero que tengas un hermoso día. 

Con cariño: Choso"

Con cariño: Choso"

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Scary Love  |  ChosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora