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Terminando la llamada, tomé una bonita hoja decorada para escribir lo que el hombre me había indicado.

—¡Señorita Shiori! Mire —volteé a verla y pude observar que el ramo ya estaba terminado. No soy fan de los ramos enormes, pero a decir verdad, este lucía bastante hermoso.

—Espera un momento, falta agregar la nota —me acerqué a ella. Con cuidado coloqué el pequeño papel en medio de todas esas rosas blancas—. ¡Listo! —exclamé satisfecha por el resultado—. Solo esperemos a que Maki vuelva para que vaya a entregarlas.

—Por cierto, señorita Shiori. Olvidé mencionarle que este cliente pagó las flores y dio un 30% extra de dinero —comenzó a explicarme—. Supongo que espera algo de excelente calidad y por eso pagó de más.

—Y lo tendrá —afirmé mientras sacaba mi celular de la parte trasera del pantalón, para poder tomarle una fotografía al ramo—. Estoy segura de que este pedido será del total agradado tanto para el cliente como para la persona que lo recibirá —le sonreí antes de tomar un par de fotos más.

El sonido de la campanita nos hizo mirar hacia la puerta. Maki venía con total alegría y una sonrisa plasmada en su rostro.

—¡Las entregas fueron un éxito, señorita Shiori!—se acercó a mí con la intención de entregarme su teléfono—, aquí están las fotos de evidencia, todos los arreglos fueron recibidos.

—Gracias, Maki —observé las fotos de los ramos y segundos después le devolví el dispositivo—. Por favor, envíame todas las fotografías, se las mandaré a los clientes.

Para encargar un pedido, el cliente tenía que dar un anticipo del 50% y pagar el restante un día antes de la fecha de entrega.

Cuando los clientes querían un arreglo de urgencia (para el mismo día) lógicamente solo tenían que dar el pago completo, además de encargarlo horas antes, ya que así, nos daba tiempo de elaborar el pedido.

Los pagos se podían hacer por medio de transferencia o bien: podían venir a la tienda a pagar con efectivo. Nosotros tomábamos fotos del arreglo y también foto de la entrega, de este modo las personas sabrían que su pedido había sido entregado.

Dichas fotos las mandamos por correo al cliente y también añadimos un pequeño catálogo de los arreglos que nos dedicamos a hacer. Esto mismo es lo que ha hecho que esos nuevos clientes se vuelvan clientes frecuentes.

—Señorita Shiori —habló Maki antes de salir de la tienda—, esta dirección queda a las afueras de la ciudad —miró la nota con cierta confusión.

—Déjame ver —me acerqué a ella y leí la dirección. Era cierto, por estar al pendiente de que la dirección estuviese completa, ni siquiera me percaté que quedaba retirado del local—. Iré yo a entregarlas, todavía quedan 3 pedidos pendientes por llevar, pero son cerca del centro. Espera a que Nobara termine los últimos 2 y ve a entregarlos todos. ¿De acuerdo? —Maki asintió a mis peticiones y fue a donde se hallaba Nobara con el fin de ayudarle.

Salí de la tienda cargando el enorme ramo, yendo rumbo a mi auto. Con algo de dificultad lo subí en los asientos traseros y después encendí el vehículo. Coloqué la dirección en el GPS, el cual marcaba que el domicilio quedaba a 50 min. en auto.

—Con razón dio 30% extra —reí bajo. No solía hacer entregas a distancias considerables.

Conduje hacia mi destino, después de casi una hora (y perderme en 3 calles) logré dar con la bendita dirección: era una casa grande, color blanco, con un pequeño jardín muy bien cuidado.

Estacioné el automóvil cerca de la acera y bajé con cuidado el ramo. Caminé en dirección a la puerta principal; antes de tocar, tomé una fotografía del ramo frente a la puerta. Toqué el timbre 2 veces, esperando pacientemente a que alguien abriera.

Nada.

Volví a tocar y miré hacia las gigantescas ventanas. ¿Y si no había alguien en casa?

Pasaron los minutos y nadie salía, iba a volver a tocar hasta que la puerta por fin se abrió.

—Lo siento, la casa es muy grande y no se escucha el timbre al primer toque —una chica delgada y rubia abrió la puerta de la casa.

—Lamento la molestia, estoy buscando a la señorita Yuki Tsukumo —mencioné de modo amable. La mujer abrió los ojos un tanto sorprendida.

—Soy, soy yo —respondió titubeante, mientras veía el arreglo que traía en mis manos.

—Traigo un pedido para usted —entregué las rosas con sumo cuidado—, solo que, por favor, ¿podría regalarme una firma de recibido?

Ella asintió a mi respuesta y entró a su casa para dejar el ramo en un mueble, luego regresó hacia mí con tranquilidad. Le entregué la hoja y el bolígrafo en cuanto se detuvo delante de mí.

—¿Sabe quién las manda? —me preguntó.

—Sí, de hecho en el ramo viene la nota con el nombre —ella volvió a asentir e instantes más tarde, me entregó la hoja firmada junto al bolígrafo—. ¡Muchas gracias! Espero que el arreglo sea de su total agrado, que tenga un buen día —me despedí antes de dar la vuelta y regresar al vehículo.

Escuché el cerrar de la puerta y avancé a mi automóvil, a la vez que revisaba mi celular: tenía un mensaje de Maki, donde me decía que ya estaba haciendo las otras entregas.

El día de hoy acabaríamos temprano. Fue un día lleno de buenas ventas, la mala racha estaba comenzando a cesar.

Scary Love  |  ChosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora