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• Shiori •

El cliente ganador del tercer ramo tardó más de lo habitual en aparecer y tuve que esperarme a que llegara. Recogió su premio casi 5:40pm. Después de ello, me dispuse a acomodar las cosas para poder cerrar el local.

El sonido de la campanita en la puerta me indicó que alguien estaba entrando a la tienda.

—Lo siento, ya está cerrado —volteé hacia la entrada y vi a un hombre, a un hombre que a pesar de solo haberlo visto una vez era imposible olvidarlo. Su peculiar peinado era algo, que estoy segura, no pasaba desapercibido por nadie.

Vestía pantalones con botas negras, una chaqueta de cuero y una playera blanca.

Tenía una expresión bastante sería, pareció ignorar lo que dije o tal vez no me escuchó, porque caminó en dirección al mostrador, quedando casi frente a mí.

—Ya cerramos ¿Se le ofrece algo? —se me quedó mirando fijamente y eso me incomodó, ya que el sujeto traía una cara de pocos amigos.

—En la mañana me llamaron por lo de ramo —¿En la mañana? Traté de hacer memoria hasta que rápidamente recordé.

—Es usted, el imbécil —respondí con enojo. Así que el idiota que me gritó por teléfono... era el mismo que conocí en el pasillo del supermercado meses atrás.

—¿Contigo fue con quién hablé? — contestó serio, ignorando lo que dije.

—Si viene por el regalo déjeme decirle que... —me interrumpió.

—No vengo por eso, vengo a disculparme por lo que dije hace un rato. No me encontraba bien y no tenía por qué gritarte, ni ofenderte —no sabía distinguir si lo decía en serio o no, porque su pálido rostro no expresaba nada de emociones.

—¿Acaso es una broma de mal gusto?—no podía creerle, ya que no le veía sentido el que gritara en la mañana y ahora viniera como cachorro arrepentido—. Si viene con la intención de burlarse de mí o mi trabajo, por favor ¡Retírese! —señalé hacia la puerta.

De nuevo ese rostro sin expresión, caminó hacia la puerta, pero antes de salir volteó a verme con la intención de pronunciar algo.

—Escucha —suspiró pesado y su semblante pareció cambiar—. Lamento mucho lo de la llamada, no estoy mintiendo. Está bien sí quieres aceptar o no mis disculpas, solo tenía que venir a aclararlo —se dió la vuelta dispuesto a salir de la florería.

—¡Espera! —hablé en voz alta sonando más como un grito. De nuevo volteó a verme—. ¿Puedo preguntar el por qué del enojo? ¿Hicimos algo mal con algún pedido o hubo alguno que no le gustara?

Una mueca junto a una amarga risa salió de sus labios.

—No es eso, todo estuvo muy bien—sonrió sin importancia—. Nada de qué preocuparse... —se quedó pensativo unos segundos y continúo hablando—¿Quisieras ir por un café?

—¿Qué? —su pregunta me tomó con total sorpresa—. No, yo no... —contesté alterada y él prosiguió hablando.

—No, no me malinterpretes —llevó una mano a su nuca, parecía nervioso—. Realmente me siento mal por gritarte, creo que es lo mínimo que puedo hacer para compensar mi error —su mano abandonó su cabellera, llevando ambas manos a los bolsillos delanteros de sus pantalones.

—No es necesario —hablé tranquilamente, intentando no ser descortés—. Con la disculpa es suficiente—sonreí sincera—. Además no puedo ir tan lejos, ya que al rato tengo cosas que hacer, lo lamento.

—No está lejos, conozco una cafetería a un par de calles de aquí —sacó su teléfono—. Será rápido, te lo prometo.

¿Por qué tanta insistencia? Feo no era, pero a simple vista parecía una persona misteriosa ¿Y si era malo? ¿Que tal si era un asesino en serie o algún ladrón? ¿Y si me pasaba algo? Dijo que solo a unas calles de aquí, no puede ser malo si dijo que está cerca, es un lugar cercano por lo que habrá gente y apar...

Scary Love  |  ChosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora