Capitulo 14: Celos

154 12 0
                                    


Esa semana que estuve en mi casa, me dediqué a prepararme para hacer bien los exámenes para la Universidad. Estudiar Ingeniería mecánica era mi sueño y a mis padres les encantaba la idea.

Hice los exámenes el miércoles, me dijeron que me pasarían las notas el fin de semana que coincidía con el gran premio de Argentina.

Mi madre me había preparado la maleta para este fin de semana y una vez más, estaba frente al avión que nos llevaba a cada carrera.

Cuando vi que Elisa y Jorge estaban demasiado acaramelados. Me encogí de hombros y fui a sentarme con Uccio. No quería que me vincularan más con Valentino. No podía permitirme relacionarme con alguien con novia y que pensasen que yo estaba metida de por medio.

—¿Por qué te sientas conmigo?— preguntó.

—¿Te molesta? —dije.

— Para nada —negó.

Cuando Valentino apareció en la puerta del avión lo primero que hizo fue mirarme y luego a Uccio. No tenía ninguna expresión, o si tenía alguna no podía descifrarla. Estaba serio. De pronto vi como unas manos finas abrazaron su cintura por detrás y lo empujaron hacia adentro.

Una chica bonita se sentó con él en un lugar bastante alejado.
Uccio se estaba comiendo una barrita de cereales. Me miraba, podía sentirlo.
Yo escuchaba sus risas, ella le tocaba el rostro y él le hacía lo mismo. Jugaban con sus manos, podía ver como ella cogía uno de sus rizos rubios y se volvía a lanzar hacía él.

No podía soportar esa situación, no sabía porque pero me dolía verlos así. Espera... ¿¡No estaría sintiendo celos, no!? No, eso no era posible.

— ¿Estás bien? —preguntó Uccio agitando su mano frente a mí.

—Sí, es que estoy nerviosa por mis exámenes — mentí. Ni siquiera pensaba en esas cosas.

El viaje a Argentina fue lento, en especial porque ellos se lo pasaron riendo, hablando y haciendo tontadas. Uccio jugaba muy mal a las cartas, pero era lo único que me distraía de ellos. Llegamos a la capital del país en siete horas.

Cuando bajamos, en el aeropuerto había mucha gente, con banderas amarillas, rojas y negras.

Valentino era muy reconocido al parecer, logramos pasar gracias a la ayuda de un guardia de seguridad.

Había dos coches negros, yo fui con Elisa y Jorge. Uccio con Valentino y la chica.

Pronto un autobús enorme, azul con el logo de Yamaha nos recogió a todos juntos - a los mecánicos también- y volvimos a irnos a un nuevo viaje.

Tardamos otras siete horas en llegar. Cuando bajamos una ola de aire caliente nos recibió.

— Bienvenida a Argentina —dijo Elisa colocándose las gafas de sol.

Y otra vez se nos complicó el paso para llegar hasta el hotel. La gente quería ver a Valentino. Nos instalamos y me fui con Elisa al circuito, que estaba cerca, demasiado práctico.

Todos estaban en el box instalando las cosas.

— Hija, ¿Puedes ir a buscarme mi libreta en el motorhome? — preguntó mi padre y asentí.

— Iré con Jorge, nos vemos luego en la salida — informó Elisa y asentí.

— Está bien — le dije a mi padre.

Hacía mucho calor en Termas de Rio Hondo. Había fotógrafos y policías por todas partes.

Caminé hasta el motorhome azul y cuando entré me encontré a Valentino quitándose el pantalón que llevaba puesto. Cuando Valentino me vio lo primero que hizo fue tomar a manotazos su chaqueta y para cubrirse al instante.

Más rápido que el viento - Fernando Alonso & Valentino Rossi X TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora