Capítulo 17: Juegos y jueguitos

177 15 2
                                    


— Venga... ________... Responde a mi pregunta... — Valentino se acerco todavía más. Nuestras narices se juntaron y él aprovechó para darme caricias con su nariz contra la mía, mientras a la vez me acariciaba los labios con su mano.

Teníamos los ojos cerrados. Notaba su corazón a toda potencia, y el mio no estaba muy diferente.

Justamente en ese momento pasó por delante de la piscina un trabajador del hotel que hizo que volviese a la realidad.

—¡Déjame ir! —le pedí a Valentino. Pero era en vano, parecía que no me escuchaba.

—Primero responde —ordenó.

Si seguíamos así saldríamos hechos una pasa de estar tanto rato en la piscina, pero eso no me importaba en absoluto, yo no le iba ha decir nada.

—No tengo nada que decirte—hablé—Porque no ha pasado nada.

—¿Cómo que no ha pasado nada?— cuestionó—No me has dicho ni una palabra en todo el día.

—¿Y eso que tiene que ver?¿Acaso me pagas para que te hable todo el día? — expresé llena de seguridad.

Debía admitirlo, se veía guapo así, estaba serio. Tenía su pelo mojado, una gota caía por su rizo para deslizarse por su frente y volver al agua. La luz celeste de la piscina resaltaba aún más el tono de sus ojos.

—Lo haría si fuera necesario —murmuró pero lo escuché.

Apagué las enormes ganas de soltar una inmensa sonrisa y lo miré.

—¿Qué has dicho? —pregunté pero yo lo había escuchado a la perfección.

Metí los labios dentro de mi boca para no sonreír de la ternura.

—Sólo dímelo —volvió a ponerse firme.

—¡Ya basta,Valentino! —me cansé.

—Yo también estoy cansado—dijo y lo miré mal—Dime y te dejo ir.

—Nada, no debería interesarte — me quejé.

—Dime o...

—¿O qué? — hablé desafiante.

Poco a poco, centímetro a centímetro fue acortando nuestra distancia, a tal punto que sentía su respiración contra la mía, sentía mi corazón latir a más no poder. 

Otra vez me estaba haciendo lo mismo. Podía jurar que estaba completamente sonrojada.

Metió sus manos debajo del agua para colocarlas una, en mi cintura, y otra, en mi espalda; para separarme de la pared de la piscina y acercarme a él. Mi pobre corazón retumbaba en mi interior y mi respiración se volvía más agitada cada vez. Mis brazos rozaron su pecho y se quedaron sobre el.

Ya podía imaginar cómo se sentían sus labios.

Un teléfono sonó haciendo que mis ojos se abrieran de repente. Me miró frustrado. No quería que se alejara de mí. Pero no hice nada para impedirlo. Buscó su teléfono que estaba en el borde y contestó.

—¿Linda? — dijo con el móvil en su oído. —Estoy en el hotel —respondió saliendo del agua para sentarse en el borde de la piscina. —Estaba un poco ocupado —me miró. 

 Nadé hasta su lado y puse mis brazos en el borde para usarlos como almohada y apoyar mi cabeza sobre ellos. 

—Linda, no voy a decir eso —suspiró. Lo miré atenta— Ya basta. Está bien. Sí, te echo de menos, desearía que estuvieras aquí. Y... — me miró pero yo lo estaba odiando. —No puedo —gruñó — sabes que lo haces, sabes que excitas. Me muero por verte —fruncí mi ceño y tomé impulso para salir de la piscina.

Más rápido que el viento - Fernando Alonso & Valentino Rossi X TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora