Los subordinados de traje negro y lentes se encogían en su lugar al ver a Akutagawa pasar por los pasillos.
De por si, el ver al azabache caminar con su rostro serio causaba temor; el verle pasar con su habilidad activada cargando una mochila y pequeña cuna portátil con un bebé dentro era extraño —por no decir espeluznante—.
Ryūnosuke iba con un ceño aún más fruncido, ignoraba las miradas atentas a su persona.
Se concentró más en llegar al ascensor y poder irse de ese lugar...
Claro que eso no era posible teniendo a Higuchi como subordinada.
—Akutagawa-sempai~. —Gruñó enfadado al oír a sus espaldas la chillona voz de la rubia.
Apretó en repetidas ocasiones el botón del elevador.
Su ira incremento cuando tuvo a la menor a un lado suyo.
—¡Buenos días, Akutagawa-sempai! Revisé su agenda del día de hoy y parece que Chūya-san libero todas sus actividades. —La femenina igonaraba el hecho de que su superior tuviera a Rashōmōn activado.
—Sí, ya me di cuenta. —Para ese punto el pobre botón estaba a punto de romperse por la fuerza ejercida.
—Puedo invitarle su té favorito en la cafetería a la que suele frecuentar.
Su tono de voz denotaba admiración y esperanza.
«Que empalagosa.»
Pensó el oji-gris al verle de reojo y notar el tenue sonrojo en sus mejillas.
—Ya tengo compañía para esta mañana, Higuchi. —La alegría de la menor se esfumó en un momento, sentía como su corazón se apretujaba.
—¿C-cómo? —Tartamudeo dolida.
Antes de que Ryūnosuke pudiera responder un estornudo se escucho del lado contrario.
En ese momento la rubia notó la cuna que cargaba su mayor.
Sus ojos se abrieron con terror, se congeló en su lugar con miles de pensamientos inundandole.
¡¿Quién era ese bebé?!
¡¿Por qué su sempai lo cargaba?!
¡¿La compañía a la que se refería era la madre del niño?!
Su mente comenzaba a imaginarse mil escenarios diferentes, sus palmas buscaban refugio apretando su ropa.
Por su parte, Akutagawa se acercó a la cuna, tomó al bebé por debajo de los codos y lo puso frente a él.
Masaki tallaba su puñito en su ojo, el pequeño pataleaba ansioso.
El oji-gris, sacó un pañuelo rosa pastel y con el le limpió su nariz.
El niño rió emocionado mientras aplaudía.
Ryūnosuke suspiró. Como si sus súplicas fuesen escuchadas las puertas de metal se abrieron; rápidamente ingreso al elevador, se acomodó en una esquina un poco más relajado, con Masaki acercado a su pecho.
Al oír el timbre del elevador, Higuchi reaccionó y entró sin pensarlo. Aquella acción dio origen a un pequeño tic en el ojo del mayor.
Con un fuerte golpe presionó el botón que daba al primer piso.
Al tiempo que las puertas se cerraron un incómodo silencio de hizo presencia. Masaki miraba atento a ambos adultos, sus brazitos, naturalmente aferrados a lo poco que alcanzaba del pecho de Akutagawa.
Jaló levemente su camisa blanca, el azabache le prestó atención, Masaki señaló a una dirección indefinida junto a un balbuceo.
—Ella es Higuchi, es mi subordinada.
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Masaki y el tío Ryu
FanfictionAkutagawa Ryūnosuke, mejor conocido como el perro de la mafia. Usuario de una habilidad con gran poder, siempre ha hecho un gran rendimiento en su trabajo, más ahora se le ha encomendado la misión qué para él es la más complicada. Cuidar de un bebé...