Valentine's Day.

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La festividad no estaba entre sus favoritas, los colores rosa chillón y la insistencia del rojo lo mareaban, los corazones mal hechos con olor a fommy le daban náuseas. Y ni hablar de la empalagosa presencia del chocolate.

Insultaba mentalmente a cupido o a cualquier personaje tonto por el que se invento tal fecha.

La estaba pasando mal, su día inicio de fue a la mierda en cuanto entró a la sede de la mafia y lo primero que lo resivio fueron decoraciones rosadas, cerpentinas y lazos dorados, y, la figura gigante de cupido cayendo sobre su cabeza.

Elisse —quien había sido la causante de tanto adorno— se limitó a reírse fuerteme de como había terminado con la nariz sangrando, claro, eso no lo salvo de su berrinche por haber roto la figura con su cabeza.

Su ocupación del día se mantuvo en hacer informes y el mantenimiento de los barcos en el puerto.

Se mantuvo soportando solo a Kaiji toda la jornada, aunque tal parecía que el mismo loco de los limones estaba tan ocupado en aquella festividad que se mantuvo ocupado tratando de descifrar como envolver regalos en un papel blanco con limones alrededor.

Gin paso la mayor parte del día con Tachihara y Higuchi en quien sabe que otro lugar. A Chūya no lo encontró por ninguna parte, gracias a que se cruzó con Kōyō en los pasillos se entero que el pelirrojo estaba en un festival que la escuela de Masaki había organizado.

Solo agradecía qué Mori redujo el horario laboral de todos los miembros de la mafia hasta el medio día.

Se arrepintió inmediatamente al poner un solo pie en la acera qué conectaba el puerto con la ciudad. Estaba haciendo demasiado calor, el sol irradiaba calor intensamente, logrando así que sus mejillas se tornaran rojizas.

Su piel al ser tan pálida era más expuesta a quemarse, y la verdad no era muy de su agrado bañarse para liberarse del bochorno y sudor.

Veía a parejas en montones, todas con algún pequeño detalle, había de todo desde una carta mal doblada hasta un arreglo de globos gigante.

Por alguna razón esperaba presenciar como algún pobre diablo era rechazado, y, porqué no una chica llorando en las bancas del parque llorar por ver a su crush con otra persona.

Su teléfono vibró dentro de su abrigo, lo saco y se recargo en la pared de un establecimiento.

Chūya.

Necesito que vengas, es urgente.

12:45✔︎✔︎

Su ceño se frunció, ya sabía por donde iba el asunto.

No soy una estúpida niñera para que me llames cada que necesites que cuide de tu mocoso.

12:47✔︎✔︎

Tú decidiste tenerlo, hazte responsable.

12:48✔︎✔︎

¿A quién le importaba quedarse sin pastel de higos por San Valentín y qué probablemente ese fuera el único regalo que fuera a resivir?

Tenía que darse su lugar como subordinado y no como nana de la mafia.

Sí, claro que le gustaba la atención que Masaki le tenía; eso de ser el modelo a seguir de un mocoso que no tiene ni idea de en qué trabajan sus parientes era gratificante, sin embargo, también tenía límites.

Masaki y el tío Ryu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora