Siete.

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Despedirme de los doctores y las personas que se encargan de mantener el hospital limpio y lindo, fue lo peor. Llore tal cual niña y lo peor de todo es que los veré una vez cada mes. Aún así, ellos me dieron cosas bonitas, entre ellas un ramo de rosas, dulces, unos que otros peluches y mi doctora favorita me dio un llavero con un pequeño oso hecho de madera y que lo amé.

Me despedí de mi tío, quien por cierto estaba en su turno. Me dijo que le llamara cualquier cosa, porque además de vivir sola, tengo que ir yo sola a mi departamento.

—A esta dirección por favor. —Le di el papel con la dirección al taxista.

—Estaremos ahí en una media hora. —Me informó. —Vive en un lugar muy lindo señorita.

—Gracias. —Me límite a responde porque ni siquiera yo conocía ese lugar.

Agradecí que el taxista fuera muy amigable, me fui riendo en todo el caminó con sus anécdotas.

Me dejó en mi destino y yo le agradecí con una reverencia, además del pago y una propina extra que deje para él.

Un complejo de departamentos, todo se veía muy fino y caro.

—Hola, vengo por mi departamento.

—Si, su nombre.

—Li Ji-Woomin. —Hacer esto me ponía nerviosa, son cosas de adultos.

Luego de unos segundos de buscar mi nombre lo encontró.

—Ya lo tengo, fue cancelado por el doctor Li. — Me sonrió en lo que entregó una llave y saco una tarjeta color plateada.

—Y esto para que me servirá? —Pregunté con pena.

—Con esa tarjeta usted puede disfrutar de los servicios de ser VIP, verá somos un complejo de departamentos exclusivos que cuenta con restaurantes, piscinas y campos de golf entre otras cosas, cuándo usted quiera alguno de estos servicios presenta la tarjeta y se hace el cincuenta por ciento de descuento. —Me explicó con calma.

Además de ser departamentos privados y con mucha seguridad, contaba con un hermoso parque y áreas verdes. Se nota lo costoso que es.

Al llegar al piso indicado abrí. Y lo primero que ese lugar gritaba es dinero. No quiero imaginar cuanto le costo a mi tío. An entrar estaba la sala, sofás de cuero negro y una mesa de centro con un enorme televisor, el comedor es de lo más lindo, color blanco y cristales hermosos que hacen juego con la cocina, dos habitaciones con baño propio cada uno y la principal es blanca con color ccrema y celeste.

A pesar de tener lo necesario hacían falta algunas cosas.

Pase acomodando unas cosas que mi tío me había entregado, entre ellos la foto de mis padres. Necesitaba un teléfono y también comida después de todo.

Entonces decidí salir a un restaurante de comida rápida en zona, después pasar tantas horas desempacando me merezco una buena comida.

—Podría darme una sopa de albóndigas y una ración de arroz por favor. —Le pedí a la joven, quien me dijo que enseguida salía mi orden.

Me senté en una mesa vacía y empecé a comer. Tenía que hacer muchas cosas, entre ellas sacar mis documentos y comprar un teléfono, también tengo planeado pintar mi cabello o algo por el estilo.

—Woomin, Li Ji-Woomin eres tú?

Y esa maldita voz fastidiosa que nunca olvidaría.

—Su-Minyi —Sonreí falsamente. La bruja me miró con sorpresa, como si no lo pudiera creer.

—Eres una maldita bruja con suerte. —Soltó tal expresión, muy ella como siempre. —Mírate te ves... Terrible.

—Y tú te ves muy. —La escanie y la bruja se veía demasiado bien, incluso mas que antes. —Olvídalo.

Le reste importancia y seguí comiendo.

—No tenía planeado verte hoy, es más no tenía planeado verte nunca. —Y sin esperar invitación se sentó en mi mesa. —Después del accidente y que supiéramos que quedaste en coma todos preguntaban por ti, luego de meces se empezó a escuchar el rumor que tú habías despertado y que tú tío te mando lejos porque quedaste deformé.

Empezó a comer de su ensalada y siguió hablando.

—Ya sabes quiénes eran las chismosas de la clase, no es necesario que te las recuerde. Pero bueno el punto es que la mayoría quiso pensar que eso era verdad. Ya nadie volvió a preguntar por ti, tu asiento fue ocupado por alguien más y nadie volvió a mencionar tu nombre.

No se porque, pero vi que eso le afectaba. ¿En verdad le afectó?

—Ni siquiera Jungkook, recuerdo que se ausentó un trimestre completo. Cuando volvió él venía como si nada. Sonreía y hacía todo, como si no le afectara. —Sonrió pero más que todo fue para contener sus lágrimas. —Me acerque y le pregunté sobre ti y lo único que me respondió es que... Es mejor olvidar y seguir adelante. Maldito bastardo!. —Dijo entre dientes.

En verdad Jungkook me olvidó tan fácilmente?

—Minyi, yo no me fui...

—No digas nada, lo sé. Le pregunté a Nam sobre ti y él me contó. No podía verte en ese estado, yo quería a la Woomin que cada vez que me viera dijera algo hiriente o me dijiera lo bruja que era.

Sentí la necesidad de saber que fue de la vida de la bruja frente a mi.

—Lo se, se que te hice falta. —Me sentí orgullosa. —Se que estabas enamorada de mí o si no ¿por que tanto odio?

Y se hecho a reír.

—No tengo malos gustos Woomin, no podría enamorarme de alguien sin gracia como tú. Nuestro odio era mutuo, no teníamos motivos, yo te molestaba solo por placer y listo.

—Sabes que sigues siendo una maldita bruja?

—Lo se. —Sonrió con nostalgia. Y luego de platicar por horas llego el momento de despedirse.

—Entonces creo que ya es tarde. —Mire el reloj que estaba pegado en la pared, casi son las seis de la noche.

—Oye Woomin! No quieres saber que fue de esta bruja? Te invito a mi casa.

Y con eso volvía una vieja y quizás única amiga que en verdad tuve.

MIENTRAS DORMÍAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora