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Tengo que estar loca, claro que lo estoy.

Volví a suspirar por quinta vez, tomé el poco valor que tengo y entre a su oficina.

Luego de averiguar, cosa que no me fue muy difícil porque prácticamente la vida del empresario Jeon está en internet, di con la empresa, bueno ahora entiendo porque es catalogado como él segundo hombre más rico de Corea del Sur. Tuve que pasar por recepción y escabullirme porque se empeñaban en no dejarme pasar.

—Woomin! —Jungkook dejó unas carpetas que tenía sobre las manos en el escritorio. Me miró aún sin poder creerlo, pareció escanearme y luego nuestras miradas volvieron a conectar. —Veo que estás mucho mejor desde la última vez que te mire.

—Se que no debí entrar así. —Hable sin darle importancia a sus palabras. —Pero tengo algo importante que decirte.

—Woomin me asustas, cálmate. —Se levantó de su asiento y vino hacía mi. —Quieres agua? Te pediré agua...

No lo deje terminar. Como la pequeña adolescente que fui hace años, lo besé, fue por inpusoso y porque en verdad yo lo deseaba. La única diferencia es que ahora ya no soy una adolescente.

Al principio fui torpe, además que él tampoco reaccionaba a mi intento de beso. De seguro me vería como torpe.

Al segundo que estaba por apartarme y quizás pedir una disculpa, pasó lo inesperado. Jungkook me tomó de la cintura y me junto aún más a él, sus labios empezaron a buscar los míos en un acto de desesperación y deseó como en los viejos tiempos.

Y eso no se quedó así. Me tomó de las piernas para levantarme y sentarme sobre su gran y lindo escritorio. Algunas cosas fueron a parar al piso, mientras el siguió besando mis labios, luego bajo a mi cuello. Una de sus manos se mantenía en mi cintura y la otra la mantenía sobre una de mis piernas, la apretaba, subiéndola y bajándola en caricias.

Quizás es más de lo que esperaba, quizás era mucho para mi y quizás me arrepentiría de esto, no ahora pero si en un futuro.

—Woomin. —Me miró, nuestros labios solo se habían separado un poco. —Esto no es correcto. —Aún seguía sin alejarse, me miraba. Podía notar la culpabilidad pero también el deseó que el brillo de sus ojos me trasmitía.

Su respiración estaba irregular al igual que la mía. Puse mi mano en su mejilla y la acaricié.

—Jungkook yo...— Y en ese momento él teléfono que estaba en una esquina del escritorio empezó a sonar. La pantalla mostró el lindo rostro de su linda pero egocéntrica novia.

Se separó de mi, aún sin contestar a esa llamada. Yo me baje del escritorio y arregle mi ropa.

Esto me lo confirmaba por completo, como Jungkook me lo pidió en esas notas. No me alejaría de él.

—No voy a dejarte Jeon Jungkook! —Le avise y sin más salí de su oficina.

Todo en ese día fue clave, mis acciones tendrían consecuencias graves. Lastimaría a personas que no lo merecían y todo por creer que Jungkook y yo podríamos estar juntos.

¡Que tonta!

MIENTRAS DORMÍAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora