Despertares

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Apocles y Diana fueron al palacio real donde iban a decirles a sus madres lo que había pasado con la nueva fuerza del niño, al encontrarlas ambas notaron la mirada entusiasmada de ambos infantes.

Hipólita: ¿Y porqué esas caras?

Diana: *emocionada* ¡Madre, Apocles tiene una fuerza increíble!

Antíope: ¿En serio?

Apocles: ¡Si mamá, debes verla, ven!

Los cuatro salieron del palacio hacia el campo de entrenamiento de las Amazonas y al llegar, Apocles tomó uno de los pilares y con solo un esfuerzo lo levantó como si nada, todas las mujeres cercanas se sorprendieron ante esto, sobre todo las hermanas reales, Diana estaba aplaudiendo por la hazaña de su primo, a lo que este baja el pilar y se acerca a su madre.

Apocles: Increíble ¿No?

Antíope: *sale del asombro* Ah si por supuesto hijo, naciste bendecido por los dioses después de todo.

Diana: ¿Qué Dios le otorgó esa fuerza?

Hipólita: Posiblemente...Ares, el Dios de la Guerra.

Apocles: ¿En serio? *mira su brazo* Debe querer un discípulo para medir mis fuerzas contra él.

Antíope: *suspira* Yo también lo creo.

Diana: Entonces, si Ares le dio la Fuerza a Apocles ¿Quién me dio la mía?

Hipólita: Deméter, por supuesto, la Diosa de la Tierra.

Apocles: Oigan, si Ares me dio su fuerza ¿Creen que también los demás me hayan dado dones a Diana y a mi?

Antíope: Es muy probable, solo el tiempo dirá cuando dejaran que los manifiestes con sabiduría.

Ambos niños estaban emocionados, no sabían que otras habilidades podrían desarrollar, ya tenían la fuerza de Ares y Deméter, quien sabe que otros dones les habrán dado los dioses Olímpicos al momento de presentarlos a toda Themyscira cuando eran bebés.

3 años después...

Apocles, ya con 15 años, estaba en una pequeña barca junto a Myrto y otra amazona, la primera no quería tener que ir a pescar junto a este "semidiós", pero al final tuvo que aceptar a regañadientes, desde su llegada, ella ha sido la primera en verlo con malos ojos, sobre todo por el pasado de las Amazonas, puesto que ella ha sido una de las que más han sufrido, y el promedio no era precisamente bajo entre las mujeres de la isla. Apocles no la puede culpar por el pasado, pero siempre se esfuerza en caerle bien.

Pero siempre se muestra cortante y pocas veces actúa como si existiera, pero eso no ha hecho que el joven se rinda, su determinación era tan fuerte como sus manos, que por cierto también ha aumentado con el paso del tiempo, este día, el trio intentará pescar una buena red de peces para esta noche, ya que se iba a celebrar el día en que las Amazonas llegaron a Themyscira, dando ofrendas a los dioses por su ayuda en las guerras, por lo cual, Apocles quería cazar la mayor cantidad posible.

Solo que Myrto no lo dejaba trabajar como a él le gustaría, ya que lo hacía tropezar y le jugaba bromas, él sabía que lo hacía a propósito, pero aún así ni le recriminó ni le levantó la voz en respuesta. La barca se acercó a los límites de la barrera que cubría a la isla, según Myrto porque ahí se aparecían más peces que en la costa, cosa que la amazona acompañante sospechara de sus intenciones, y se confirmó al ver como intentaba tirar a Apocles de la borda al agua, solo que antes de que sucediera, un gran tiburón atacó la embarcación.

Lo que hizo que se sacudiera con gran brusquedad provocando que Apocles cayera al agua, el cual vio como el tiburón se le acercaba, hasta que este fue atravesado por el tridente de Myrto en la espalda provocando que el cetáceo se moviera de tal manera que terminó por volcar la embarcación cayendo los tres al agua, no sin antes que el mástil dejara inconscientes a la otra amazona y a Myrto por una embestida del tiburón, quien intentó comérsela, pero Apocles lo sostuvo de la cola y con su fuerza lo lanza a un lado.

Kal-El, Hijo de ThemysciraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora