III. Una petición

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Una sombra se movía entre los árboles a una rapidez difícil de igualar pero faltaba poco para que el shinobi que le seguía le alcanzara. El sujeto, desesperado, continuaba saltando de rama en rama, pero solo logró ser emboscado por un kagebushin al frente.

— Ríndete. No tienes escapatoria. — Exclamó el shinobi detrás de él.

— No lo entiendes. Puede que ahora puedas pasearte por las calles de la aldea, pero aún sigues siendo un peón. La promesa de un nuevo mundo solo es una forma de olvidar todo lo que pasó durante la guerra. Derrumbaré a la alianza con o sin tu ayuda. — Encaró el hombre.

— No lo entiendes—. Dijo el shinobi acercándose al sujeto. — Yo seré el único que hará que la alianza shinobi perezca.

     El hombre no tuvo tiempo de esquivar el jutsu de fuego antes de que su consciencia se sumiera en completa oscuridad.


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Habían transcurrido cinco días desde que la investigación médica había iniciado y Sakura ya comenzaba a acostumbrarse a su nueva rutina en el hospital. Por las mañanas le tocaba ser auxiliar de Shizune durante el monitoreo de chakra, y por las tardes acudía a entrenar con Tsunade.

      Los resultados habían mostrado que quienes habían tenido contacto con el Tsukuyomi tenían problemas con el flujo de chakra a gran escala, así que ahora tenían que encontrar una forma de regularlo nuevamente, sobre todo porque la mayoría de los afectados eran Shinobis. Y exactamente esto era lo que la medic-nin estaba tratando de descifrar.

— ¿Sigues trabajando, frente de marquesina? Espero que no hayas olvidado nuestro almuerzo. — Dijo la visitante desde la puerta con un tono de reproche.

— Ino-cerda, claro que no. Sólo estaba terminando estos documentos para no tener que regresar al hospital. — Dijo Sakura levantándose y tomando sus cosas.

La rubia se acercó y escudriñó la pantalla que hace unos momentos su amiga analizaba.

— Sí que Tsunade-sama te está cargando la mano, eh.

— Tsunade-sama y Kakashi-sensei quieren tener todo listo antes de que los nuevos exámenes Chunnin comiencen.

— No creí que fueran a ser celebrados aquí. Shikamaru nos había dicho que Sunnagakure sería la anfitriona.

Sakura se acercó a la recepción y dejó parte de los reportes en los que había trabajado durante la mañana, para después salir del hospital seguida de su amiga.

— Tal vez Kakashi-sensei convenció a Gaara. La verdad no he estado al tanto de los asuntos del exterior desde que la investigación médica inició.

Ino dudo un momento en preguntar.

— Oye, frentona... Supe que Kakashi-sensei permitió que Sasuke estuviera en libertad. ¿Ya... lo viste?

      Sakura sabía que su amiga había organizado el desayuno exclusivamente para preguntarle esto. La florería Yamanaka estaba siendo restaurada así que era muy raro que la ojiazul tuviera tiempo de sobra. Después de un suspiro decidió tomar al toro por los cuernos y contestar la pregunta.

— Sólo le vi cuando vino al primer examen de chakra y por todo el asunto no pude ni saludar. — reveló con un deje de tristeza la pelirosa. — Lo único que sé es que desde entonces ha estado entrenando con Naruto y eso porqué el mismo Naruto me lo contó.

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