XXII. Después de la tormenta

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La luz del amanecer se colaba por la ventana al mismo tiempo que bañaba por completo las paredes blancas del taller; las aves cantaban a través del cielo que en ese momento se mostraba despejado y el aire estaba impregnado del rocío de la  mañana; la tormenta parecía haber pasado, dejando una claridad en su lugar.
Lo primero que vio fue un flequillo negro tapándole la vista, pronto comprendió que se trataba de Sasuke y los recuerdos de la noche anterior sacudieron su mente como una ola; después de haber discutido, el Uchiha le había pedido perdón sin cesar hasta que ambos se rindieron a la disculpa y se habían quedado dormidos. Sin lugar a dudas, había sido una escena muy contradictoria para ambos: fue la primera vez que los dos habían puesto las cartas sobre la mesa y habían dejado el orgullo de lado; por fin habían logrado comprender al otro y no sólo eso, hasta cierto punto se habían permitido sanar un poco también; ahora que habían dicho todo lo que sentían, el mar tempetuoso en el que se habían hundido había vuelto a la calma y podía navegarse; la nueva quietud que inundaba el corazón de la pelirosa era reconfortante, ahora mismo podía ver el horizonte.
Con este mismo sentimiento observó con lentitud a su acompañante, quien yacía frente a ella todavía dormido. Las pestañas, largas y negras, adornaban sus párpados cerrados; y su perfil delicado reflejaba una calma infinita; se veía tan relajado, completamente diferente de los días anteriores. Una sonrisa débil se dibujó en los labios de Sakura, era atractivo lo pensativo que Sasuke podía llegar a ser, era incluso una de las cosas que más adoraba de él: su ensimismamiento; sin embargo, le agradaban los momentos, como este, en los que el ceño fruncido no adornaba su rostro... cuando se veía así de sereno era como verlo al natural, sin pretensiones, sólo él en paz. Ser espectadora de esos pocos momentos era una bendición.
Todavía le parecía increíble la sinceridad con la que habían acompañado la conversación de hacia penas unas horas, sobre todo porque Sasuke no había temido en confesar lo vulnerable que se vio a consecuencia de Konoha y, aún con ello, lo difícil que había sido decidir abandonar la aldea, después de todo había sido el lugar al que había llamado hogar por mucho tiempo.
Ahora podía entenderse mejor a Sasuke, quien seguía cargando con mucho: no es que hubiera preferido repeler a todos; por el contrario, había sido su forma de fingir que estaba solo y justificar su objetivo, el único que le había quedado y al cual se aferró para no hundirse. Y al que todavía se asía.
Pese a que le doliera quedar a un lado, Sakura no podía hacer más para menguar el peso que seguía asido sobre esos hombros, ella mejor que nadie entendía que sanar era un proceso individual así que sólo quedaba esperar con paciencia a que él lo hiciera por cuenta propia, y ella estaría ahí apoyándole desde lejos, como siempre.
Trató de levantarse un poco y se dio cuenta de que la capa de él los cubría a ambos, seguramente Sasuke se había encargado de ello mientras ella dormía pues de algún u otro modo se las habían arreglado para caber ambos en el asiento sin ningún percance.
Con mucho cuidado de no despertar al pelinegro se levantó y se acercó al pequeño escritorio, la silla delante del mueble crujió cuando se sentó en ella. Observó a su alrededor, con la luz del día el espacio se veía más grande de lo que le había parecido la noche anterior, ¿o era que ahora sus paredes no la ahogaban?
Estiró sus brazos para arreglar un poco su cabello; a pesar de haber dormido unas cuantas horas, se sentía como si hubiera dormido demasiado; definitivamente había olvidado cuándo fue la última vez que su sueño había sido así de pleno desde que había comenzado con la misión y las guardias en el hospital al mismo tiempo, ¿en qué momento se le ocurrió creer que podría con ambas tareas sin perder la cabeza? Sin lugar a dudas se había enfrentado con mucho en los últimos meses; las cosas habían cambiado demasiado empezando con que habían terminado con la 4ta Gran Guerra y ahora nuevamente estaban en otra. Era increíble cómo las cosas podían mejorar o empeorar por minúsculas decisiones; por ejemplo en ese momento, todo había dado un giro súbito que la mareaba ¿qué estaría pasando del otro lado de la batalla? ¿Konoha se encontraba a salvo? ¿la Alianza y los insurgentes ya se habrían dado cuenta de que Sasuke no estaba allí y todo había sido una treta? La Alianza era egoísta y orgullosa, aun si el plan de Sasuke funcionara y atraparan a los revolucionarios, los Kages no aceptarían haber sido usados así; no podía saberse si el plan terminaría afectándoles negativamente y la posición del pelinegro terminaba por complicarse todavía más.
Sakura resopló, su cabeza seguía un poco adormilada para pensar de forma coherente sobre la situación de la Hoja en ese momento.

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⏰ Última actualización: Aug 30 ⏰

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