XVI. Desprendimiento

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La quietud de la noche se vio interrumpida por el hombre que brincaba por los tejanos a toda velocidad. Sasuke se encontraba apurado con restos de adrenalina todavía en su cuerpo; debía apurarse y llegar a donde Kakashi e Ibiki cuanto antes.
En medio de su carrera había vacilado varias veces en rehacer sus pasos y volver al departamento con la pelirosa, pero el encuentro con ella había había sido un fiasco, tanto que se había visto obligado a huir del lugar sin mirar atrás.

"¡No seas un cobarde y dime algo!"

Sus palabras, al igual que el frío sereno de la noche, seguían golpeándole. Tal vez ella tenía razón y era un cobarde solamente, oculto bajo el pretexto de no envolverla en sus asuntos. Sabía que era justo que la pelirosa le exigiera razones, pero por el momento no podía darse el lujo de ser honesto con ella; ahora la prioridad era terminar con todo antes de que se acabara el tiempo.
A pesar de tener esa convicción, no dejaba de encontrar la situación amarga. El escenario con Sakura no había sido distinto a aquella vez que dejó la aldea a los 12 años, lo único que habían cambiado eran las condiciones y sus edades.
Esa semejanza hizo que se odiara. Nuevamente se había convertido en la causa de su llanto y volvía a ocultarle lo que sucedía, pero era su deber. Debía ser él quien le pusiera un fin a todo, y ese pergamino era la única prueba que podía usar para detener a los verdaderos culpables; después vería la forma de arreglar las cosas con ella, si es que había una forma de enmendar nuevamente lo que había deshecho.
Sus inquietantes pensamientos le privaron de ver la rama que sobresalía frente a él y estuvo a punto de caer si no hubiera sido por el puntual agarre en otra de las ramas inferiores del árbol.
Sasuke maldijo, debía calmarse y dejar de lado sus emociones si quería apurarse en entregar el pergamino antes de que los demás Kages dieran alguna orden en contra de él ahora que parecía ser el nuevo objetivo de toda la encrucijada.
Se negaba a ser un peón en esa pelea nuevamente. Desde el momento en que Kakashi lo sacó de esa celda, se había propuesto continuar y ser él quien pudiera elegir su destino así que eso haría; no le importaba los asuntos de la Alianza o de Konoha, él le pondría fin a esa misión únicamente porque no quería verse privado de la autonomía que merecía.
Toda la vida lo habían forzado a estar en medio de batallas ajenas, así que era momento de ponerle fin a ese espectáculo titiritero del que era parte.
Volvió a activar su sharingan y saltó al siguiente tejado.
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Sakura hubiera deseado no despertar cuando su alarma sonó. No recordaba cómo había vuelto a casa después de haber discutido con Sasuke, pero los rastros de la noche anterior se veian reflejados en sus ojos hinchados. Después de levantarse, a duras penas se duchó y se cambió para atender al llamado de Kakashi.
No sabía siquiera cómo sentirse, sólo sabía que ese día no quería pensar en nada. Por eso no se sorprendió cuando el Sexto les dio la noticia de que Sasuke volvería a ser considerado oficialmente un traidor ante la Alianza, ni cuando se les dijo que por decisión de ésta volvería a ser encarcelado. De alguna forma ella esperaba esa reacción por parte de los demás Kages.
— ¿Estás bien?
Sakura quitó la vista de los papeles que sostenía para voltear a ver a su amiga que se encontraba del otro lado del archivero.
— Sí, ¿por qué preguntas?
La expresión de la ojiazul era de preocupación y condescendencia.
— ... No sé. No esperaba que vinieras al hospital después del anuncio del Sexto.
Claro. Olvidaba que el clan de su amiga era el encargado de salvarguardar la barrera de Konoha, ere inevitable que se enterara de la noticia.
— Que venga o no, no va a cambiar las cosas. — Dijo serenamente mientras seguía archivando los documentos.
— Oye... ya te dije que no es necesario que ocultes cómo te sientes conmigo. Soy tu amiga.
La kunoichi detuvo lo que estaba haciendo para volver a voltear hacia la Yamanaka.
— No estoy ocultando nada. En realidad, ni siquiera siento algo.
— Es que estás actuando como si no te importara, como si... Espera un momento, Sakura... no creerás que Sasuke en verdad es culpable, ¿cierto? — Ante su silencio, la Yamanaka se acercó a su amiga y la tomó del brazo obligándola a verle. — ¿estás dudando de él? ¿tu?
— Ya te dije que lo que yo piense o sienta no va a cambiar nada. Sasuke será interrogado y juzgado como Kakashi-sensei lo considere y eso... no me incumbe.
La medic-nin hizo entonces a un lado el agarre de su amiga para tomar la caja de papeles del escritorio y continuar con su labor.
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Después de su turno en el hospital la pelirosa llegó a su casa. En cuanto entró, se tiró en el sillón de la sala y dejó escapar un suspiro cansado, porfin estaba a solas. Todo el día había estado rodeada de personas y eso hacía que fuera más difícil fingir calma.
Miró la casa vacía y frunció el cejo.

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